Suemi, yucateca víctima de feminicidio en medio de la pandemia
Era una mujer con sueños y luchadora, veía cómo buscar los alimentos para sus hijas e hijo; trabajaba en un molino y a veces salía a leñar o era asistente de albañilería.
Tenía todo listo para celebrarle los XV años a una de sus hijas, pero no llegó el gran día; lamentablemente, su pareja la privó de la vida a golpes, la dejó tirada en suelo, no podía moverse y tardaron en brindarle ayuda.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 1 de abril de 2020.- El próximo 8 de abril celebraría los XV años de su hija, la fiesta ya estaba planeada, la misa separada y con ayuda de su familia había conseguido lo necesario para el gran día de fiesta. No sabía que de poco serviría todo ese esfuerzo, pues se convirtió en otra víctima de feminicidio en Yucatán.
Ella no llegaría a la fecha y no por culpa de la pandemia del Covid-19, sino porque la privaron de la vida con violencia feminicida. Se llamaba Suemi del Socorro Yam Canché, tenía 38 años de edad y era madre de tres niñas y un niño, además de hija, hermana y amiga.
Pero su historia no inició el día que su pareja José Enrique Y. C. la golpeó hasta matarla, en medio de una discusión hace unos días, pues desde tiempo atrás ya la violentaba física y psicológicamente.
“La recuerdo como una muchacha trabajadora, era un poco terca y muy difícil para acatar órdenes. Pero la recuerdo luchadora con sueños. Fue siempre luchona, creo esa es la palabra, porque si el esposo no trabajaba ella veía cómo buscar los alimentos”, detalló su hermano, Juan Antonio Yam Canché.
No solo se dedicaba al hogar, trabajaba en un molino y a veces salía a leñar o era asistente de albañilería. Se esforzaba por llevar la comida a casa para sus hijas e hijo.
No le gustaba hablar de su vida privada, su hermana Genny Asunción Yam Canché intentó animarla a buscar ayuda por la violencia que sufría, sin embargo, se alejaba cuando se tocaba el tema.
“Cuando yo le preguntaba, ella lo negaba, una vez estaba raspado su pie y uno de sus hijos me dijo que le pegaron; ella lo negó, me dijo que se cayó. Te negaba lo que pasaba o si vivía violencia”, explicó.
La ruta de violencia que vivió durante 16 años con su pareja fue en ascenso y la relación con su familia se quebrantó en el camino. No fue por gusto, él y sus parientes, que vivían cerca de su casa, la vigilaban buscando ejercer control sobre sus acciones y decisiones.
“La quería tener cerca de él para que agache la cabeza y se tenga que someter a sus normas. Cuando platicábamos con ella para preguntarle qué ocurría, salían todos los familiares de su pareja para vigilarla”, relató su cuñada Landy Martín Rodríguez.
La casa de Suemi está en San José Tecoh II, es un cuarto y media pieza, no cuenta con vidrios en las ventanas y la puerta era una estructura metálica con un cobertor que obstaculizaba la vista hacia el interior. Tampoco tiene servicios básicos como energía eléctrica y agua potable, de hecho, todos los días acarreaba cubetas desde la vivienda de su suegra.
Sus hijas e hijo, de 6, 8, 12 y 14 años, preferían quedarse en casa de su abuela paterna, ya que había televisión y otros niños con quienes jugar.
Un feminicidio anunciado
Hace como tres años, a consecuencia de una golpiza por parte de José Enrique, Suemi sufrió un aborto, tenía cuatro meses de embarazo. También le quitaron la matriz, no había más qué hacer.
“La mandó al hospital, nos enteramos porque esa vez sí nos contó. Todavía había un poquito más de comunicación y le dijimos que si la estaba maltratando que lo diga. No se pudo hacer más porque le pegó y abortó”, contaron sus familiares.
Landy señaló que fue un momento difícil, pero trataron de consolarla, diciéndole que perdió un bebé que no tenía la culpa de toda la violencia y que ya no va a poder tener más hijos que sufran.
Su hermano Juan lamentó que tampoco en esa ocasión accedió a denunciar a su agresor, pero quizás el expediente siga en el Hospital O´Horán, en donde la atendieron.
Además, recordaron que durante su último año de vida, José Enrique ya no “disimulaba” el maltrato, la golpeaba en la calle y muchas personas fueron testigas de la violencia ejercida.
Las últimas horas de Suemi
Era lunes cuando su hijo de 12 años la encontró tirada en el piso, no podía moverse y en un intento por ayudarla avisó a su abuela. Se trataba de la familia del agresor.
Pero lamentablemente toda la noche permaneció inmóvil tendida en el suelo pidiendo ayuda a gritos, ya que a consecuencia de los golpes no podía caminar. Solo hasta que la vieron en esas condiciones uno de sus cuñados la auxilió y la llevó en Uber al hospital.
“Pasó domingo en la noche, lunes la descubrieron algunas vecinas que la escucharon, pero no hicieron nada”, relató su hermano Juan.
Fue internada el 23 de marzo en el hospital público Agustín O´Horán y falleció el martes 24, su cuerpo no resistió tanto dolor. La Fiscalía General del Estado de Yucatán determinó que murió por traumatismo raquimedular.
Pero la violencia no terminó con su muerte, a pesar de que su velorio fue en la casa de su suegra, sus hijas e hijo no pudieron despedirse de su madre. “A los niños los guardaron ese día, se los llevaron a otra casa para que no vean todo”, agregó su cuñada Landy.
A la familia de Suemi le preocupa sus sobrinas y sobrino y la única solicitud que hacen a las autoridades es que les proporcionen apoyo psicológico para que puedan superar este capítulo de su vida, en el que perdieron a su mamá, víctima de la violencia feminicida.
Desafortunadamente, ni la pandemia del Covid-19 impidió que le arrebatarán la vida, por el contrario, en estos momentos de aislamiento aumentó la violencia en su contra.
José Enrique fue detenido y permanecerá en prisión preventiva. El juicio de lo que sería el cuarto feminicidio del año se llevará a cabo en medio de la contingencia sanitaria que golpea a Yucatán.