Sin baño ni agua: niñas y niños de Poxilá no tienen espacio digno para regresar a clases
La Segey prometió un aula móvil para las y los estudiantes de educación inicial indígena de esa comisaría, pero aún no ha llegado. Además, el predio en donde se encuentran no está regularizado y por eso no avanza el proyecto. Temen contagiarse de Covid-19 porque no hay condiciones para las clases presenciales.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 23 de agosto de 2021.- A una semana del regreso a las clases presenciales, en la comisaría de Poxilá, en Umán, un grupo de 33 niñas y niños de educación inicial indígena no cuentan con instalaciones dignas para reintegrarse a la escuela. Antes de la pandemia de Covid-19, usaban de salón de clases un espacio prestado, el cual no tenía baño ni agua.
La maestra encargada del grupo, Leydi Guadalupe Interian Samos, señaló que hace un mes la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (Segey) prometió que enviaría un aula móvil. Para ella no es una solución, pues también necesitan un baño y agua. Además, tampoco regularizaron el predio que les donaron para instalarla.
“En la Segey hace un mes dijeron que fueron a ver el terreno, que midieron donde va a estar el sumidero, pero que todavía tiene que pasar al área de Planeación a ver si lo aprueba, es decir que no es seguro. Antes ya había dicho que tendríamos el espacio y apuré a las mamás y papás a limpiar el predio, ahora resulta que aún no se autorizó”, lamentó.
“Me pidieron que busque que una mamá preste su casa, ¿qué mamá va a prestar una casa para que entren otras personas si todos nos estamos cuidando de no contagiarnos?”, relató.
Leydi no tiene la certeza de cuánto mide el aula móvil, le dijeron que es una dimensión aproximada de 3 por 10 metros y que tendría aire acondicionado. Le urge saber esta información para organizar el número de grupos de alumnos que podría recibir de manera presencial. También necesita tener la garantía de que contará con un regulador de oxígeno, ya que al ser un espacio cerrado el aire debe limpiarse constantemente.
En la búsqueda de una solución, la maestra acudió a la Dirección de Educación Indígena para preguntar cuándo enviarán el aula móvil y ahí averiguó que el Instituto para el Desarrollo y Certificación de la Infraestructura Física Educativa y Eléctrica de Yucatán (Idefey) no ha aprobado el proyecto, porque no está regularizado el terreno donde se instalaría.
En Dirección Indígena también le pidieron ir al Registro Agrario Nacional para ver si ella podía hacer el trámite. “Me preguntaron que quién me acreditaba para hacer el trámite, que no tengo porque hacerlo yo, que le corresponde a la Secretaría”, explicó.
A Leydi le llama la atención que en febrero de 2020, antes de pandemia, fue una persona de la Segey a visitarla y le aseguró que ya estaba todo listo para construir aulas. Le dejó un teléfono, pero nunca le contestó la llamada. La Secretaría le aseguró que no tiene registros de esa visita.
¿Cómo funcionaba la educación inicial indígena de Poxilá?
Leydi trabaja con niñas y niños desde los cero y hasta los tres años y 11 meses de edad, los menores pueden ir a las clases de educación indígena inicial hasta los cuatro años que pasan a preescolar. A los más pequeños, de dos años, sus madres los acompañaban en el horario escolar, ya que ayudan a educarlos en el control de esfínteres.
A lo largo de 17 años, las niñas y los niños han utilizado distintas sedes para tomar clases, todas han sido prestadas por los dueños de la hacienda. En la última no tenían baño y agua.
“Ya esperamos demasiado tiempo, los niños no pueden regresar al anterior lugar. Si no se enferman de Covid-19, será de otra cosa por las condiciones en que está. No tiene baño y agua, una abuelita me tiraba la manguera y llenábamos una cubeta, compramos bacinicas y las mamás se la pasaban lavando”, expresó la maestra.
“Yo tengo cuatro años trabajando en Poxilá y mi antecesora estuvo 13, cada año prometen que se construirá el aula y hasta ahora nada”, lamentó en entrevista para Haz Ruido.
Cabe mencionar que el gobernador Mauricio Vila está al tanto de la situación, de hecho, visitó el espacio en el que las niñas y niños tomaban clases el 15 de noviembre de 2018.