Sigue la angustia por la falta de medicamentos contra el cáncer en Yucatán
Ante la escasez de medicinas oncológicas, AMANC consigue donaciones para comprarlas y apoyar a 200 niñas y niños en tratamiento activo. Está erogando entre 30 mil y 150 mil pesos al mes en medicamentos, pues el Estado no está cumpliendo con su obligación de garantizar el derecho a la salud a las y los pacientes.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 24 de junio de 2021.- El desabasto de medicamentos oncológicos sigue golpeando fuerte a cientos de familias de Yucatán, quienes esperan que esta vez las autoridades sí cumplan la promesa de que llegarán a los hospitales públicos esta semana, para que sus hijas e hijos puedan continuar con sus quimioterapias. Están desesperadas, pues ante la escasez de medicinas las farmacéuticas elevan los precios y los tratamientos se vuelven incosteables.
Para la presidenta de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer Yucatán (AMANC), Marissa Goff Rodríguez, esta situación es angustiante, ya que el desabasto no es nuevo, se ha prolongado mucho tiempo e incluso estuvo muy fuerte antes de que inicie la pandemia de Covid-19.
Su asociación apoya a 200 niñas y niños que están en tratamiento activo, es decir, que requieren quimioterapias para vencer la enfermedad. Al no contar con medicamentos, el procedimiento es incosteable, de ahí la urgencia de surtir a todos los nosocomios.
Debido a la difícil situación económica de las familias, AMANC consigue donaciones para comprar los medicamentos oncológicos que el Gobierno federal no está abasteciendo. El problema es que por momentos se elevan los precios, precisamente porque las farmacéuticas aprovechan la situación de escasez.
“La Vidaza que sirve para trasplantes puede costar hasta 10 mil 500 pesos; la Citarabina que costaba 300 ahora te la venden a mil pesos; y hay casos increíbles como la Ifosfamida, que hace tres meses lo vendían a 2 mil 500 y hoy lo compré a mil pesos. Los precios varían a partir de los laboratorios y la situación del desabasto, pero sí subieron muchísimo, sobre todo antes de la pandemia”, explicó.
AMANC ofrece apoyo gratuito e integral a niñas, niños y adolescentes con cáncer durante sus tratamientos, pero no se dedicaba a la adquisición de medicamentos oncológicos. Dotar de medicinas a los pacientes es una obligación del Estado para garantizarles su derecho a la salud, que no se está cumpliendo a cabalidad.
Marissa Goff reveló que hay meses en los que erogan entre 30 mil hasta 150 mil pesos en medicamentos, muchos de los cuales son importados. Tan sólo hasta mediados de junio habían gastado aproximadamente 25 mil pesos.
“Tengo los números de 15 laboratorios en mi celular y uno por uno les llamo para ver quién me da el mejor precio. Un medicamento que coticé a 9 mil pesos en uno, costaba 7 mil en otro, hasta que finalmente lo conseguí en 2 mil 200. Hay que estar checando en cada laboratorio”, abundó.
Para tener una idea de lo grave de la situación, explicó que la Ifosfamida, que actualmente está a mil pesos, se usa en tratamientos de niños que necesitan hasta 20 ámpulas. Resulta incosteable si se toma en cuenta que AMANC acompaña a 200 pacientes que están en tratamiento activo.
Por tal razón, dijo que espera que el presidente Andrés Manuel López Obrador cumpla con su palabra de que esta misma semana se distribuirán los medicamentos en los hospitales de todo el país, ya que las niñas y los niños necesitan recibir sus quimioterapias en las fechas establecidas para evitar recaídas o que se complique su salud.
“Es una angustia llegar al hospital cuando les toca al quimio y los médicos les digan que no hay medicinas. Hay que entender que estos tratamientos no pueden esperar dos semanas o tres meses. Dice el Gobierno que ya los está consiguiendo, ojalá sea verdad”, enfatizó.
Indicó que en el Hospital Agustín O´Horán, el cual es estatal, la situación no es tan complicada, pero en la Unidad Médica de Alta Especialidad del Seguro Social (IMSS) continúa el desabasto y las familias ya no saben qué hacer.
Marissa Goff recordó que el cáncer es una enfermedad devastadora y cansada para las familias. Les cambia su entorno y vida, y la desesperación crece cuando les dicen que no hay medicamentos para combatirla, cuando no llegan a los hospitales en la fecha que les prometieron.