Premio Nacional de Juventud hace llamado a no enjaular aves
“Si tienes un pájaro en una jaula lo vas escuchar cantar todos los días, pero no canta por felicidad, sino porque no puede salir a volar, es una cárcel para ellos”, sostuvo Pablo Quiñones Arjona, galardonado por su labor a favor de la protección del medioambiente.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 22 de octubre de 2019.- El yucateco Pablo Quiñones Arjona, quien ayer recibió el Premio Nacional de la Juventud en Protección al Medioambiente, hizo un llamado a la ciudadanía a no enjaular aves en sus casas, pues esta actividad provoca que decrezca su población, principalmente de ejemplares migratorios.
“Si tienes un pájaro en una jaula lo vas escuchar cantar todos los días, pero no canta por felicidad, sino porque no puede salir a volar, es una cárcel para ellos”, recalcó el galardonado cuando se le preguntó su opinión sobre el tráfico ilegal de estos seres vivos en la entidad.
El joven, quien obtuvo el mencionado premio con su proyecto Pájablos Pawanska, dijo que el cautiverio de dichos especímenes es una añeja práctica en Yucatán, tanto en las comunidades rurales como en la ciudad.
“Pero no es correcto negarles la libertad, puedes disfrutar mejor las aves viéndolas volando, viajando, alimentándose. Es preferible que sigan su vida al aire libre”, sostuvo el adolescente de 15 años de edad.
Señaló que esta actividad provoca que decrezca la población de aves migratorias que llegan a la Península de Yucatán huyendo del fuerte invierno de los países del norte de América. En ese sentido, puso el ejemplo de los pequeños pájaros conocidos como “mariposos”, que cruzan todo el Golfo de México para sobrevivir del frío.
“Al llegar a Yucatán, los machos suelen ser capturados, se quedan en nuestra región, entonces cuando sus parejas regresan a Estados Unidos o a Canadá, en donde tienen sus territorios de crianza, ya no pueden reproducirse”, abundó.
Pese a esta situación, Pablo sostuvo que estos ejemplares son muy listos y han aprendido a sobrevivir a tremendas catástrofes naturales, por lo que difícilmente el hombre podrá provocar que se extingan.
Tal es el caso de los loros de cachetes amarillos, que pueden observarse y escuchar en Paseo de Montejo o en la colonia García Ginerés, y que llegaron a Mérida tras el impacto del huracán Isidoro en el año 2002.
“No son de aquí, vienen del sur de la Península, con el huracán escapó una población de 17 individuos y se vinieron a establecer a nuestra ciudad y van prosperando, los vemos pasar volando”, detalló.
Pablo es voluntario e integrante de la asociación civil Hunab, que se dedica a la educación ambiental de niñas, niños y jóvenes. Ayer recibió de manos del presidente Andrés Manuel López Obrador el Premio Nacional de la Juventud en Protección al Medioambiente en la categoría A, para personas de 12 a 17 años.
Con su iniciativa, elabora productos para hacer consciencia sobre la importancia del cuidado de las aves en la Península, además de que imparte pláticas y conferencias. Además, organiza pajareadas, salidas de campo para la observación y fotografía de pájaros.
La presidenta y fundadora de Hunab, Maritza Morales Casanova, recordó que es la tercera ocasión que miembros de esta organización civil obtienen el Premio Nacional de la Juventud por sus labores a favor del cuidado del entorno. Ella lo recibió en 1998 y la joven Araí Chan Canul, en 2013 por su contribución en la educación ambiental.
Ante estos resultados, Morales Casanova hizo un llamado a las autoridades y a la iniciativa privada a hacer alianzas con los grupos que han demostrado el éxito en sus actividades y proyectos a favor de la protección de la naturaleza, sin la necesidad de tantos recursos económicos.
“Solemos escuchar noticias alarmantes sobre el cambio climático y cómo se pierde la fauna y flora, pero no nos podemos quedar con ese argumento, nuestros voluntarios han demostrado a su corta edad que pueden sacar adelante proyectos para la conservación del medioambiente”, sostuvo.