Nos golpearon los policías, pero no podrán pararnos
Estos son los testimonios de las jóvenes que fueron detenidas por agentes de la SSP antes de que iniciara la protesta del 25N en Mérida. Denuncian violencia física y psicológica.
Las mujeres habían planeado realizar un actividad en la marcha: quemar una manta con el nombre de un pederasta que huyó de Yucatán.
Por Claudia Arriaga
Fotografía principal de Karma Barquet.
Mérida, Yucatán, 4 de diciembre de 2019.- Faby fue detenida cuando se dirigía a la marcha por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujered por policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Su “delito”, negarse a una revisión arbitraria.
Tenía cinco semanas de embarazo al momento del arresto y las lesiones que le causaron los elementos policiacos no son visibles. “Fueron cuidadosos en no golpearnos más cuando se percataron que varias de nosotras teníamos contactos en materia de derechos humanos o que, por ejemplo, yo estaba embarazada, ahí se limitaron solo a violencia psicológica”, declaró en entrevista para Haz Ruido.
Ella y cinco jóvenes más fueron detenidas dentro de un negocio de impresiones llamado Quick Digital, ubicado frente al parque de Santa Ana en el Centro Histórico de Mérida el pasado 25 de noviembre, a tan solo unos metros del Remate de Paseo Montejo. Ese era el punto de reunión de donde partiría el contingente para marchar por los derechos de las mujeres.
Fue alrededor de las 5:30 de la tarde que ocurrieron las detenciones. “Nos quedamos de ver en el parque de Santa Ana y esperamos 10 minutos en lo que llegaban las demás compañeras. Caminamos sobre la calle 58 A y decidimos regresar a imprimir stickers porqué recordamos que en el camino no iba a dar tiempo, así que pensamos ir al Quick Digital que era lo más cercano; de pronto, los policías nos rodearon y comenzaron a jalarnos sin explicación, cometiendo violencia física, verbal y sexual desde la detención hasta la celda”, narró Samo, otra de las detenidas.
El miedo y la impotencia se apoderaron de ellas, ese fue el caso de Elizabeth. “Sentí mucho miedo, mucha impotencia por como abusan de su poder. Ojalá las mismas ganas pusieran para detener violadores, abusadores, pedófilos”, exclamó.
Su cuerpo tiene rastros de la violencia con la que fue detenida. “Tengo marcas en las manos, el dedo se me cortó. También tengo un moretón en un seno”, agregó.
Amaranta, otra de las víctimas, durante dos días no pudo caminar por un golpe en el músculo de la pierna derecha. “Si, tenía un brazo con moretones pues ese día tenía las marcas de los dedos de la policía, tenía hinchada la mano por las esposas, pues estaban realmente apretadas”, señaló.
También lamentó que nadie haya hecho nada para evitar las detenciones. “Las únicas personas que levantaron la voz fueron dos señoras al interior del establecimiento, pero fuera de ahí, a lo mucho, la gente grabó. Nadie hizo nada”, criticó.
Existe otro grupo de mujeres afectadas que elementos de la corporación policíaca intentaron detener. Julia de tan solo 15 años fue a sumarse al reclamo social de cientos de mujeres y aseguró que nada la detendrá. “No nos pararán, seguiremos firmes y mientras más nos tiren, más fuertes nos levantaremos. No nos callaran. Mérida no es blanca, es una ciudad machista y misógina”, exclamó.
Para otra de las jóvenes surgen más preguntas que respuestas. “¿Tanta rabia les da escuchar la verdad que incluso nos quitaron carteles sobre la verdad de la policía aquí? ¿Por qué tanta violencia hacia nosotras que solo queremos manifestarnos y exigir derechos? ¿Tanto les duele que una mujer se haga escuchar?”, dijo L.S.
A Laura la intentaron detener previo a la protesta y recuerda escuchar que un policía decía que era una orden llevarlas. “Darte cuenta que te están persiguiendo sin haber hecho nada da un chingo de coraje, solo estábamos caminando y luego te da rabia ver cómo se llevan a tus compañeras, a pesar que muchas cedieron a ser cateadas”, indicó.
Carla, al igual que sus otras compañeras de lucha, está cansada de los abusos. “Yo soy yucateca y estoy harta de toda la violencia que vivo, que viven mis hermanas y las demás mujeres. Las amigas con las que iba están igual de hartas que yo, ellas también son yucatecas ¿y adivina qué? Una de ellas era menor de edad, y la agarraron entre dos policías”, relató.
Se trataba de André de 17 años, quien denunció que fue agredida por los agentes de la SSP. “Si, me dolió la cabeza por los jalones, me dolió la garganta hasta para pasar alimentos por el ahorcamiento de una oficial y tuve moretones en los brazos y piernas”, declaró.
A su corta edad, ella no detendrá su lucha. “Totalmente repudiable su actitud. Seguiré marchando, jamás cederemos ante ellos y ellas. Aun cuando una caiga, las demás estaremos ahí”, apuntó.
La misma noche de las detenciones, la Policía Estatal envío un comunicado a unos pocos medios de comunicación, en el que especificó que “detuvieron en el rumbo de Santa Ana a seis mujeres por la portación de palos, objetos punzocortantes y latas de pintura en aerosol”.
En relación a esta acusación, las jóvenes respondieron que la actividad que realizarían en la protesta del 25N era la quema de una manta con el nombre de un pederasta que violó a una niña de nueve años de edad en Yucatán.
“Nuestro objetivo en la marcha era realizar un performance programado en las actividades artísticas de la Asamblea Feminista. Lo que en un inicio sería una protesta pacífica terminó en violencia. Llevábamos consigo palos de escoba para pegarlos a las pancartas , tijeras escolares para recortar nuestras pegatinas y aerosoles para pintar sobre mantas blancas, la gasolina que se llevaba era para la quema simbólica de una manta con el nombre del pederasta Daniel Campos Quintero, un mesero que trabajó en Mi Viejo Molino norte y que pasó desapercibido por su criminalidad ante la sociedad yucateca y la justicia”, explicaron.
“El caso se trata de la investigación asentada en la carpeta 307/2018 en la Fiscalía General del Estado de Yucatán. Daniel Campos Quintero violó a una niña de nueve años, a mediados de septiembre del 2019, pero cuando se giró la orden de aprehensión el inculpado ya se encontraba en Canadá. Las autoridades se tardaron mucho en arrestarlo y el violador aprovechó para huir de Mérida, quedando el caso impune como tantos otros”, precisaron.
“Con la quema simbólica quisimos reprobar la omisión de la justicia ante los casos de abuso sexual infantil, la tragedia mas silenciosa que a falta de acciones jurídicas deja indefensas a las victimas, las cuales desde 2012 suman casi 600 casos de violación y casi mil 500 de abuso sexual. La Fiscalía de Delitos Sexuales de Mérida entorpece las investigaciones y se vuelve cómplice de un sistema que vulnera los derechos de las niñas y niños y que beneficia a los agresores. Es una tristeza que con todo y las pruebas médicas y psicológicas no ocurrió la pronta detención de un violador que cometió un delito tan grave y sí hubo arresto para las compañeras que no cometieron ningún delito, con ello nos damos cuenta de cómo la justicia no procura a las víctimas”, enfatizaron. F
Las entrevistas se realizaron vía correo electrónico y whatsapp. Por temor a represalias, los nombres de las jóvenes han sido cambiados.