Los brutales casos de feminicidio infantil en Yucatán
En estos crímenes se conjuntan el odio a las mujeres, la violencia familiar, la precarización económica, la explotación sexual, así como las escasas oportunidades de desarrollo en las que crece la niñez.
Por Redacción.
Mérida, Yucatán, 1 de mayo de 2019.- El feminicidio es la máxima expresión de la violencia de género, el asesinato de mujeres únicamente por el hecho de ser mujeres. Se trata del símbolo más terrible de una cultura misógina que las deshumaniza y las vulnera, especialmente a las más desprotegidas: las niñas.
Según la periodista Hazel Zamora Mendieta, los feminicidios infantiles ocurren de las maneras más brutales. En ellos, sostiene, se conjuntan el odio a las mujeres, la violencia familiar, la precarización económica, la explotación laboral y sexual, así como las escasas oportunidades de desarrollo en las que crece la niñez mexicana.
En 2018 los asesinatos de niñas y adolescentes por razones de género se incrementaron en un 32.3 por ciento con respecto al año anterior, de acuerdo con Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Fue precisamente en 2018 cuando en Yucatán sucedió el primer caso de feminicidio infantil. La tarde del 20 de agosto, Ana Cristina de seis años no regresó a su casa en Tahdziú, uno de los municipios más pobres del país, con menos de cinco mil habitantes y donde la mayoría es mayahablante.
Su vecino, un joven de 19 años, aprovechó que caminaba sola a su casa para atacarla sexualmente, asfixiarla y deshacerse de su cuerpo tirándolo a un pozo. La familia de la niña no la buscó, pensaron que se había quedado a pasar la noche en casa de una tía.
Paradójicamente, este feminicidio se dio tan sólo unos días después de que la Secretaría de Gobernación negara la activación de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en Yucatán por considerar que la administración estatal, entonces encabezada por Rolando Zapata Bello, había hecho lo suficiente para prevenir, atender, sancionar y erradicar dicho flagelo.
Sin embargo, no fue el de Ana Cristina el primer feminicidio infantil en la entidad. En la presente década, otras dos niñas fueron violadas y asesinadas, aunque los suyos no fueron juzgados como tales ya que ese delito se tipificó hasta 2014 en el territorio.
La madrugada del 13 de mayo de 2012, Frida Sofía dormía tras una fiesta en la ciudad de Izamal. Dos sujetos que habían estado consumiendo sustancias aprovecharon una reja abierta para entrar a la vivienda en la que la niña descansaba.
La menor de cinco años de edad despertó, razón por la cual uno de los hombres la llevó a un sitio apartado dentro del mismo predio donde la violó y asesinó golpeándola brutalmente en la cabeza con una piedra. El cuerpo de Frida Sofía fue hallado hasta la mañana siguiente por su familia.
En 2013, la mamá de María Evelia de siete años la dejó encargada en la Nueva San José Tecoh. Dicha colonia se encuentra enclavada en el sur de Mérida, una de las zonas más pobres de la capital yucateca y donde se registra el mayor número de casos de violencia de género, según datos del ayuntamiento.
Con engaños, ese 1 de marzo, un vecino sacó a la niña de su casa y la llevó a una vivienda donde él y un menor de 16 años abusaron sexualmente de ella, para después golpearla, asfixiarla y enterrarla parcialmente. Estaban presentes una mujer y un hombre, así como otro adolescente de 14 años, quienes encubrieron el hecho.
Los violadores y asesinos de Frida Sofía y María Evelia no fueron acusados por feminicidio, en cambio, purgan sentencias por violación equiparada y homicidio calificado, por los cuales pasarán de 35 a 40 años en prisión; mientras que el menor involucrado en el segundo caso recibió una sanción de 10 años de internamiento en el Centro Especializado de Aplicación de Medidas para Adolescentes.
En cuanto a Ana Cristina, su victimario enfrentaría una pena de 30 a 40 años y no de hasta 50 porque no tenía relación alguna con la niña. Esto debido a que el Congreso del Estado estableció dos tipos de feminicida: el que está relacionado con su víctima de alguna forma y el que no.
Consideraciones sobre el feminicidio infantil
Invisibilización: De acuerdo con Zamora Mendieta, no existen estadísticas confiables de feminicidios infantiles en México ya que la mayoría se registra bajo figuras como “homicidio por negligencias de cuidado” o “infanticidios”, invisibilizando que se trata de violencia de género. Únicamente se cuenta con las descripciones de las formas en que son asesinadas las mujeres de cero a 14 años.
Según una recopilación de la agencia Comunicación e Información de la Mujer A.C. (Cimac), en un 30 por ciento de los asesinatos de niñas no se especificó la causa de su deceso; en los que sí, la mayoría, un 44 por cierto, fue ultimada con saña: disparo de arma de fuego, ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación.
Vulnerabilidad: La relación de poder entre las personas adultas y la niñez tiende a agudizarse cuando se trata de niñas, son vulnerables por su indefensión tanto física como psicológica y el aislamiento que representa la violencia en el hogar. Debido a la lógica patriarcal con la que se organizan las familias en México, a las niñas se les golpea más que a los niños, de acuerdo con la Redim.
Acosadas: Aunque frecuentemente el feminicidio infantil ocurre en el hogar, las niñas tampoco están seguras en las calles. Las estadísticas del Inegi muestran que los casos de asesinatos de mujeres de cero a 14 por parte de personas sin vínculo con ellas, han ido en aumento desde 2012.
A ello se suma el ataque sexual, preponderante en casi todos los casos y que llega a situaciones extremas, como en los feminicidios de Frida Sofía, María Evelia y Ana Cristina.
Reconocimiento: Aunque como sociedad es muy difícil y doloroso reconocer que se ha fallado al proteger a las más vulnerables e inocentes, nombrar la existencia de casos extremos de violencia de género contra las niñas permite diseñar estrategias para combatir este flagelo.
Cuando ocurre un feminicidio infantil, la indignación de la comunidad debe traducirse en un reclamo al estado por políticas públicas específicas para prevenir y atender estos crímenes. (Foto Reporteros Hoy)