La justicia yucateca que discriminó a mujer transgénero
Grecia Sosa sigue luchando para que se castigue al hombre que la agredió física y sexualmente.
Por Redacción
Mérida, Yucatán, 3 de enero de 2019.- Hace poco más de cuatro años, la yucateca Grecia Sosa fue víctima de fuertes ataques físicos y sexuales por parte de un hombre que no ha sido castigado; hasta el momento, no sólo no se ha hecho justicia, sino que ha recibido tratos discriminatorios por parte de las autoridades debido a su condición de mujer transgénero.
La agredida ha enfrentado una larga odisea legal y un sinfín de obstáculos, como el hecho de que una jueza de control del Primer Distrito dictó el no ejercicio de la acción penal por los delitos que se cometieron en su contra. Es decir, prácticamente se impidió la reparación del daño.
Fue entonces que promovió un juicio de amparo por violaciones a su derecho de acceso a la justicia, consiguiendo que el pasado 5 de septiembre que se active, por primera vez en la entidad, un Protocolo de Actuación para la no discriminación por su identidad de género.
Con esta resolución, un juez federal ordenó a la Fiscalía General del Estado (FGE) y al Poder Judicial investigar y juzgar con base en esta normativa que garantiza el libre acceso a la justicia, sin tratos discriminatorios.
Este caso pone en evidencia, una vez más, que las mujeres transgénero continúan sufriendo violencia física e institucional en el territorio. Desde aquellas lesiones que le causó el argentino Héctor Omar T.N. en 2014, la vida de Grecia no volvió a ser la misma.
Necesitó someterse a cirugías de reconstrucción interna y externa debido a que su rostro estaba desfigurado parcialmente. Esas intervenciones, así como las terapias psicológicas y psiquiátricas a las que acude, le han costado mucho dinero, por lo que prácticamente se encuentra en bancarrota.
La noche del ataque
Nunca se imaginó que aceptar cenar con aquel hombre sería su calvario. Llegó a su casa en el fraccionamiento Las Américas, en donde la golpeó salvajemente cuando se negó a sostener relaciones sexuales con él.
“Mi agresor me decía que se sentía identificado conmigo, yo lo consideraba como una amiga y acudí a su casa sin pensar que me iba a atacar o violar; me encerró en su domicilio y en el momento que intentó tocarme, yo le dije no, al escuchar esta respuesta enloqueció, cambió de la persona que era”, relató.
Todo pasó muy rápido, Grecia asegura que no pudo defenderse de la agresión. Pensó lo peor, que la iban a asesinar: “había un cuchillo carnicero en la mesa y yo sólo pensaba me va a matar… el miedo te paraliza, cuando me atacó quedé en shock”, abundó.
Además de la triple fractura en su cara, por la cual se ha tenido que realizar operaciones cosméticas, confesó que fue víctima de abuso sexual.
Lamentablemente, ella decidió denunciar hasta 2015, ya que el temor y las amenazas del criminal y de su esposa, la dominicana Clara E.M., le habían hecho creer que guardar silencio durante un año era su mejor opción. Sin embargo, un intento de suicidio la hizo recapacitar y buscar justicia.
“Quise suicidarme, pero me detuve, pensé en el dolor que le causaría a mi madre, fue algo que pasó por mi cabeza en ese momento cuando pensaba en terminar con mi vida. Mi padre acababa de fallecer cuando me atacaron y me sentía débil, porque tenía tristeza de no poder despedirme de él”, indicó.
“Yo estaba a punto de tomar pastillas para morir, pero algo me hizo reaccionar y pensé ¡tengo que denunciar, tiene que ser castigada esta persona por todo lo que me ha hecho pasar!”, reveló.
El martirio legal
El primer lugar al que acudió fue la Comisión de los Derechos Humanos local (Codhey), pero sólo sirvió para que la turnaran al entonces Instituto para la Equidad de Género (IEGY). En esa instancia, aseguró, por primera ocasión la discriminaron por su condición de mujer transgénero, ya que en un principio no la querían atender y la mal asesoraron.
De ahí la acompañaron a interponer una denuncia en la FGE por el delito de agresión física y, posteriormente, fue turnada a la Agencia Sexual 1, en donde se integró al mismo expediente la de abuso sexual.
Durante tres años, las encargadas de esa área, Mónica Gabriela Canto Sánchez y Bárbara Elena Andrade Villalobos, no lograron constituir adecuadamente la carpeta de investigación y turnar su caso ante un juez de control. El 23 de enero de 2018, fue notificada a las 23:30 horas que la Fiscalía decretó el no ejercicio de la acción penal.
Para ese entonces, la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (Ceeav) le asignó para su defensa a María Isabel López Garrido, Lucelly Poot Arceo y Leticia Montes de Oca, quienes poco pudieron hacer en los Juzgados de Control.
En marzo de ese mismo año, se celebró una audiencia en la que la jueza Blanca Bonilla González avaló lo decretado por la FGE, por lo que el proceso judicial para castigar a Héctor Omar no procedió.
El primer paso a la justicia
Con ayuda de diversas organizaciones como el Grupo Indignación, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, It Gets Better México y la Asociación Estatal de Padres de Familia de Yucatán, promovió un amparo ante el Juzgado Primero de Distrito.
Para revertir las decisiones de la Fiscalía y de Bonilla González, presentó audios y videos de la audiencia ante la mencionada jueza, con la intención de demostrar irregularidades en el proceso debido a la discriminación.
El pasado 5 de septiembre se le concedió el amparo, con lo cual su expediente fue turnado ante otro Juez de Control y se ordenó la protección de la justicia federal con la activación del Protocolo de Actuación en casos que involucren la orientación sexual o la identidad de género. Asimismo, se determinó que los derechos de Grecia fueron violentados por la Codhey, la Fiscalía y la Ceeav.
El 27 de noviembre se llevó a cabo de nuevo la audiencia para reabrir el caso, ahora teniendo como encargado a Luis Armando de Jesús Mendoza Casanova. Él, finalmente, revocó el ejercicio de la acción no penal para, ahora sí, iniciar las investigaciones que determinarán la culpabilidad o no de Héctor Omar T.N.
Actualmente, Grecia y su abogado defensor, Luis Arellano, se encuentran en la lucha para vincular a proceso a su victimario por el delito de abuso sexual y agresiones, en espera de la próxima audiencia.
Aprender a vivir
La revictimización y la transfobia institucional fueron las principales muestras de discriminación que Grecia vivió durante más de tres años en su búsqueda de justicia. Nunca olvidará las palabras de la psicóloga de la Agencia Sexual 1 cuando le practicaron exámenes para determinar la agresión que sufrió: “seguro que usaste minifalda”.
Tampoco, las interminables diligencias que tuvo que efectuar sin ningún resultado. “Presentaba pruebas y no sucedía nada, preguntaba qué ocurría y me decían que mi caso puede esperar, que no era prioritario”, relató.
Grecia continúa en tratamiento para superar el ataque y las secuelas, es algo con lo que aprende a vivir todos los días. Reconoce que tiene miedo de caminar, de estar sola y que siempre intenta sentarse pegada a una pared para no sentirse tan vulnerable, debe superar que una persona en la que confiaba la traicionó.
“Me gustaba mi rostro, el agresor me atacó donde sabía que podía dañarme, me embistió en la cara y en los senos, donde tengo implantes mamarios. Me cambió físicamente, no soy la persona de antes, frente al espejo rechazo mi nueva identidad, no puedo verme frente a un cristal”, declaró cabizbaja.
Hasta hoy día se sigue haciendo las mismas preguntas, no sabe las razones del ataque, si se trató de una obsesión por parte del delincuente por querer ser como ella, o quizás la impotencia de sentirse rechazado.
Pese al dolor, confía en que si hay más mujeres transgénero pasando por una situación similar a la suya, levanten la voz y exijan justicia a las autoridades, que no detengan su camino hasta que se castigue a los responsables.