La agroecología, una forma de vida y el derecho a comer bien
En la comunidad de Sanahcat se están impulsando procesos desde la agroecología de manera inclusiva, ya que las mujeres y niñez juegan un papel importante para alimentación sana.
Por Yich Lu’um AC.
-Way tu súutukil talam k’iino’obe’, ku k’abéejtal paak’ik k janal, k’abéet jaantik k paak’al.
Chéen ba’ale yaan k’áatchi’itik, bix k paak’al, bix k janal-.
Úuch k’iino’obe’ noolo’ob yéetel chiicho’ob tu kano’ob le meyaja’ ka’ tu máanso’ob ti’ le túumben ch’i’ibalo’ob, chéen ba’ale’ tu sa’atal le úuchben noj tuukula’.
Sanahcat, Yucatán, 9 de diciembre de 2021.-En estos días difíciles se hace necesario sembrar nuestra comida, se hace necesario comer lo que sembramos. Sólo hay que preguntarse, ¿cómo sembrar? ¿Cómo comer?
Desde tiempos pasados los abuelos y abuelas sabían “vivir bien” y pasaron esos conocimientos del vivir bien a las nuevas generaciones. En la actualidad ese modo de vida está en peligro de desaparecer, ya que la juventud está migrando a la ciudad y cada vez menos se está trabajando la tierra.
En la comunidad de Sanahcat, Yucatán, se están impulsando procesos desde la agroecología de manera inclusiva, ya que las mujeres y niñez juegan un papel importante hoy en día. U Yich Lu’um AC, una organización comunitaria lleva estos procesos desde hace 8 años a partir de su constitución.
De los procesos agroecológicos que se llevan a cabo está el sistema silvopastoril en el que se crían animales para consumo familiar principalmente como, el ganado ovino y bovino, el cerdo pelón mexicano con un manejo en su crianza lo más sano posible.
La milpa como sistema de producción integral, es otro conocimiento ancestral que se intenta retomar y practicar. En la milpa se siembra el maíz criollo, k’an nal, sak nal, las variedades de calabazas, mejen k’úum, xka’, ts’óol; ibes, xpelón y el melón criollo.
En el huerto se cultiva una diversidad de hortalizas, remolacha, cilantro, rábano, acelga, cebollas criollas, cebollina, colinabo, lechugas. En época de lluvia se siembran yuca, Jamaica, cha’ak o almidón, ajonjolí, jícama, camote, sandía, pepino y chile habanero, chile cubano, chile de árbol, piñas, etc. En la mayoría de los cultivos se conserva la semilla para continuar con la siembra en el siguiente ciclo.
Otro espacio agroecológico es el área de frutales, en él se han sembrado una diversidad de plantas para su aprovechamiento, reproducción y conservación, tales como los cítricos, las ciruelas, zapote, guanábana, cocos, mangos, tamarindo, saramullo, tauch o zapote negro, nance, guayaba; y también achiote, ciricote y el árbol de la yaca, entre otros. Aunque en este espacio habrá frutales “introducidos”, se presta mayor importancia a los árboles frutales locales, como el tauch (Diospyros nigra),k’aniste’ (Pouteria campechiana) o el choch (Lucuma glomerata), entre otros, por adaptación al ambiente, por tener diversos beneficios y porque provienen de la memoria biocultural del pueblo maya.
Otro componente igual de importante en la agroecología es el solar como espacio integrador, ya que complementa el sustento familiar. En el solar podemos encontrar plantas medicinales, árboles frutales, especias, animales de traspatio y también plantas ornamentales muchas de las veces melíferas.
Todo lo anterior como alternativas a la alimentación sana, a la conservación de tradiciones, conocimientos ancestrales y a la contribución del sistema agrobiodiverso.
Para los cultivos se usan materia orgánica desde las elementales, como la hoja seca de monte y estiércol, hasta las compostas de distintos tipos que contiene mayor cantidad de nutrientes.
Para el control de plagas se usan repelentes orgánicos hechos a base de plantas con distintas propiedades fitoquímicas.
La agroecología como tal es vacía sino es compartida y difundida. Por ello es que se impulsa en la comunidad con la niñez desde el eje de aprendizajes comunitarios a través de herramientas pedagógicas.
También se impulsa la crianza del cerdo pelón mexicano con un grupo de mujeres de la comunidad.
Se ha iniciado un intercambio de saberes y semillas criollas con los señores mayores que todavía hacen milpa en la comunidad.
La agroecología es una forma de vida, es una apuesta al derecho primordial de comer bien y vivir saludable, que la alimentación sana no sea un privilegio de unos cuantos, de allí radica el sentido de la agroecología, sino adoptamos cambios radicales en la forma de vivir actual, el futuro nos lo cobrará aún más caro de lo que nos lo está cobrando ahora.
El reto es que las generaciones reflexionen críticamente sobre la historia ocurrida y retomen los saberes que permitirá la dichosa sustentabilidad y autonomía alimentaria.