Kukulcán descendió en la ciudad maya de Chichén
Cerca de 14 mil personas de todo el mundo atestiguaron el fenómeno arqueoastronómico.
Por Redacción
Tinum, Yucatán, 21 de marzo de 2019.- El dios maya Kukulcán descendió puntual por la escalinata norte de la pirámide conocida como el Castillo, ante miles de personas de todo el mundo que se dieron cita en la zona arqueológica de Chichén Itzá para presenciar el equinoccio de primavera.
El primer triángulo de luz y sombra se empezó a observar a las 15:45 horas, tomando la forma de la cola de la Serpiente Emplumada; hasta, que poco a poco, se descubrió todo su cuerpo a las 17, lo que generó aplausos y festejos de las y los turistas.
Ese fenómeno arqueoastronómico es considerado el más importante de la civilización maya, pues es una evidencia de sus avances científicos. El descenso de Kukulcán, deidad asociada con la fertilidad, representa el inicio del tiempo de la cosecha para esta cultura ancestral y ha sido motivo de numerosas investigaciones.
De acuerdo con el último corte del Patronato Cultur, cerca de 14 mil personas atestiguaron este espectáculo, quienes aprovecharon para tomarse fotografías o realizar transmisiones en vivo desde sus redes sociales.
“Tuvimos conocimiento de sólo 15 incidentes menores, como golpes de calor y deshidratación; también se reportó el extravío de un objeto pero al final se encontró”, comentó el director de esa dependencia, Mauricio Díaz Montalvo.
Las condiciones climatológicas permitieron que Kukulcán pudiera observarse en todo su esplendor, aunque muchos visitantes sufrieron por las altas temperaturas que superaron los 35 grados centígrados.
A diferencia de años anteriores, no se registraron molestias de consideración por parte del comercio ambulante, el cual suele hostigar al turismo por toda la explanada de la zona.
Además del fenómeno de luz y sombra, las y los paseantes aprovecharon para conocer otros monumentos de este sitio maya, como el Observatorio, el Juego de Pelota, el Templo de los Guerreros y las Mil Columnas, además del Cenote Sagrado, en donde se realizaban sacrificios humanos.
La jornada se llevó a cabo sin contratiempos: algunas personas se acostaron en la hierba a tomar el sol, otras escuchaban las historias de los guías y también hubo quienes realizaron “ritos para cargarse de energía”, mientras que custodios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) vigilaban que nadie se subiera a los edificios prehispánicos.