Juan es ambulante, ya no le alcanza para las medicinas de su hijo
Debido a la contingencia por el Covid-19, sus ingresos disminuyeron 70 por ciento. Sólo logra juntar para los pasajes y la comida del día.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 19 de marzo de 2020.- Desde hace casi 40 años, Juan Ortiz Avelino se dedica al ambulantaje, ofreciendo a los transeúntes del Centro Histórico de Mérida micas y folders de plástico. Sin embargo, la contingencia por el coronavirus Covid-19 ha complicado su situación económica, pues ya no hay clientes en la calle.
Hace mucho tiempo que decidió dejar su empleo formal para salir a vender en la vía pública sus productos, con el propósito de ganar más que un sueldo mínimo, debido a que su hijo Víctor padece una enfermedad que lo mantiene postrado en la hamaca. Prefiere “partirse el lomo” todos los días en las aceras que perder su tiempo en trámites, por eso está en la informalidad.
“Tengo un hijo de 30 años que nació con microcefalia, a raíz de eso no habla, no ve y, bueno, nunca he solicitado un subsidio del gobierno, ni me lo han ofrecido. De repente pienso que ahora sí estaría bien porque ya estamos ahorcados”, señaló.
Relató que a los ocho meses de nacido, Víctor convulsionó por primera vez. En aquel entonces, Juan trabajaba en una tienda de muebles llamada El Dorado, por lo que tenía seguridad social, lo que le permitió viajar al Hospital Pediátrico de Legaria en la Ciudad de México, solo para enterarse de que la vida de su hijo estaba en riesgo.
“Lógicamente me pagaban un sueldo bajo y no alcanzaba, así que me dediqué mejor a vender en la calle. Mi esposa es ama de casa porque decidimos entre los dos que ella lo cuidaría y yo trabajaría para ambos”, puntualizó.
Dijo que ahora que han bajado las ventas por la crisis sanitaria, el panorama es mucho más difícil, pues no le alcanza el dinero para comprar los medicamente de su hijo y éstos sólo duran ocho días. Cuestan 415 pesos.
Los ingresos del señor Ortiz han disminuido en más de un 70 por ciento, lo que gana es exclusivo para la comida que lleva a casa y los pasajes. “Vivo en Umán y tengo que tomar un camión y mototaxi, lo poco que llego a vender, 180 pesos, es para la pura comida”, reveló.
Confesó que, actualmente, el joven se mantiene postrado en una hamaca, ya que la cama le produce llagas en la piel de la espalda.
Por el momento, “ha ido saliendo” el dinero para comprar los medicamentos, pero su temor es que la pandemia se extienda por más tiempo y sea imposible costear los gastos del hogar y la salud de Víctor.