Hasta seis meses más de espera para solucionar el Paso Deprimido
Sobre los costos que se invertirán en las reparaciones, Barrera Concha alegó que dependen de cuál será la solución a elegir, pero enfatizó que podría alcanzar millones de pesos.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 15 de diciembre del 2020.– Durante el primer semestre del 2021 se conocerá la propuesta para decidir el futuro del Paso Deprimido. En rueda de prensa, el alcalde de Mérida Renán Barrera Concha anunció que serán el Colegio de Ingenieros Civiles de Yucatán y la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural en Yucatán (SMIE) los encargados de trabajar en el tema.
“El compromiso de esta administración es que el primer semestre del próximo año tengamos esta solución independientemente cual vaya a ser. No podemos esperar más, es un tema en el cual en la medida que la reactivación económica se vaya dando, que las vacunas de la pandemia vayan llegando, en la medida que la gente vaya retomando su vida normal, que también se reaperturen las clases. Previendo este escenario, necesitamos tener la solución antes de julio del próximo año”, explicó el edil.
Sobre los costos que se invertirán en las reparaciones, Barrera Concha alegó que dependen de cuál será la solución a elegir, pero enfatizó que podría alcanzar millones de pesos.
Además, reiteró que los daños de la vialidad surgieron al año siguiente de que su primera administración recibió la obra. “Lo que queremos es una solución definitiva, no sólo parchar, sino que la intervención que se vaya a hacer tenga la suficiencia que se puede mantener en buen estado”, abundó el alcalde.
Sobre el tema, el director de Obras Públicas del Ayuntamiento, David Enrique Loría Magdub, recordó que en el 2013 el paso desnivel estuvo cerrado al tránsito durante dos semanas para realizar desazolve y reparar las rejillas, y en esa ocasión el costo por estos trabajos fue de 700 mil pesos.
En el 2014, de nueva cuenta se cerró en tres ocasiones y se instalaron bombas por la Dirección de Servicios Públicos Municipales (SPM). El gasto para mantenerlo fue de 900 mil pesos. En el 2015, se llevaron a cabo otros trabajos de mantenimiento a las cuatro bombas, cuyo gasto ascendió a 200 mil.
Pero con las lluvias de los recientes fenómenos hidrometeorológicos se acrecentaron los daños. La vialidad presentó daños en su estructura: “Tiene grietas del 50 por ciento en toda la superficie que no tiene acero”, dijo Loría.
Durante este año, el primer cierre a la circulación fue del 1 al 12 de junio, pues las inundaciones de las tormentas Amanda y Cristóbal provocaron que el nivel de agua subió hasta 1.87 metros. Y la segunda ocasión fue del 6 de octubre y hasta la fecha sigue cerrado, tras los impactos por los ciclones Delta y Gamma.
“El volumen de agua fue tan grande y por primera vez se rebasó la altura que se había mantenido del manto freático, incluso de las paredes brota agua. Se hicieron intentos a través de las pipas para desalojar el agua, se dañaron las bombas y la instalación eléctrica y las bombas iniciales estaban desgastadas” comentó el director.