Familia de Tixpéhual en la incertidumbre: El Tren Maya la dejaría sin hogar
“Les dijimos a Fonatur que queremos lo justo. Nosotros no nos vamos de aquí si no nos pagan lo que debe ser o nos dan una casa como esta”, señaló Melba.
Por Lilia Balam y Herbeth Escalante
Tixpéhual, Yucatán, 15 de octubre de 2021.- Hace diez años, José Puch Canché recibió como herencia de su madre un terreno en la calle 20 del municipio yucateco de Tixpéhual. Él y Melba Uc Canché, su esposa, pusieron manos a la obra y comenzaron a construir ahí su casa. Culminaron sus esfuerzos tres años después y se mudaron con su hijo e hija. Hoy están en la incertidumbre, el Tren Maya está a punto de dejarlos sin hogar.
Estaban a gusto en su casa, aunque se encontraban a escasos 20 metros de las rieles y un viejo tren de carga pasaba por allí a menudo, ocasionando fuerte ruido y vibraciones. Pero se acostumbraron, con la esperanza de que algún día el ferrocarril dejara de hacer su recorrido.
A principios del 2020 vieron a trabajadores quitando las durmientes. “Recuerdo que pensé ‘qué bueno, ya se lo van a llevar’. Jamás imaginé que quienes tendríamos que irnos seríamos nosotros”, relató Melba, quien labora en una maquiladora de esa localidad ubicada en el centro de la antigua zona henequenera de Yucatán.
Resultó que las labores que realizaban dichos hombres eran para el Tren Maya. En marzo de ese mismo año, personal del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) tocó a su puerta y avisó a la familia que tendría que dejar el lugar, bajo el argumento de que alrededor de siete metros cuadrados de una de las habitaciones de la casa pertenecían a la Federación. En ese momento, los empleados de la dependencia no ofrecieron reubicarlos ni pagarles por las tierras.
Melba y José se alarmaron y extrañaron, pues contaban con las escrituras que demostraban que el terreno era propiedad privada. Las exhibieron y entonces el equipo de Fonatur cambió su discurso: afirmó que se les indemnizaría, ya fuera reubicándoles o comprándoles el sitio. Incluso José firmó una hoja para iniciar ese proceso. Sin embargo, hasta ahora la dependencia no les ha ofrecido un trato acorde a sus necesidades o al valor de la casa.
Primero, les ofrecieron una vivienda en Mérida, pero la familia rechazó esa opción. Consideró que no contaba con los recursos suficientes para subsistir en la capital yucateca, ni quería abandonar el estilo de vida al que ya está acostumbrada.
“Toda nuestra vida hemos vivido en un lugar tranquilo. Yo nunca he vivido en Mérida, solo tengo parientes ahí, pero supongo que es mucho más caro. Además mis hijos aquí estudian, aquí hemos hecho toda nuestra vida, no nos gustaría cambiar de lo tranquilo a otra cosa”, sostuvo Melba
El pasado mes de agosto, el personal de Fonatur regresó con otra propuesta: si la familia conseguía un terreno, le construirían una casa de 70 metros cuadrados. Pero la propiedad de la calle 20 es más grande, pues mide 90 metros cuadrados de extensión. Además, Melba y José no tienen otras tierras. Al expresar su inconformidad, la dependencia se negó a darles un terreno porque “tienen ciertos límites”.
“Si sabían que no podían darnos otro terreno desde el principio, ¿por qué no nos lo dijeron? Les hubiéramos dicho desde el principio que no. Incluso algunas personas han venido a hacer mediciones tres veces pero nunca llegan a nada, ¿para qué vienen a hacer tanto show? Les dijimos que no vamos a recibir menos por más […]. Si nos van a correr de aquí, que nos den todo. Dijeron que se llevarían nuestra propuesta y luego regresarían con una respuesta, pero hasta ahora nada”, sentenció.
El equipo de la dependencia reapareció a finales de septiembre para corroborar datos y preparar una última oferta. De acuerdo con Melba, una de las funcionarias les confirmó que les deben pagar todo el terreno, no solo el pedazo que aparentemente es propiedad de la Federación, pues tirarán la casa y construirán una barda de contención. Eso sí, no brindó una cifra. De hecho, no se ha hablado de dinero hasta ahora.
“Les dijimos que queremos lo justo. No sé si ellos creen que no sabemos nada, pero cualquiera sabe que lo justo es lo justo. Nosotros no nos vamos de aquí si no nos pagan lo que debe ser o nos dan una casa como esta”, señaló la mujer.
Aparentemente, las negociaciones se seguirán alargando, pero a la familia eso no le importa, pues aún no quiere dejar su hogar.
“Al principio fue doloroso pensar que nos iríamos. Pero si nos van a pagar lo justo, no hay problema. No podemos ponernos en el plan de ‘yo no quiero y aquí me voy a quedar’, porque no tiene caso, ya nos dijeron claramente que aquí va a pasar el Tren Maya aunque nosotros no tengamos ganas de quitarnos. No estamos peleando. Dijeron que pronto traerían una propuesta, ojalá nos convenga y si no, pues no nos iremos de aquí hasta que nos den lo justo”, dijo Melba.
Más de 3 mil hogares
En el “Programa de adquisiciones para las reubicaciones de asentamientos humanos en el derecho de vía del Proyecto Tren Maya”, Fonatur informó que identificaron en el sureste del país 2 mil 294 predios con una o más viviendas en cada uno, con un aproximado de 3 mil 286 hogares sobre el derecho de vía.
En el proyecto ejecutivo de dicho Programa, la dependencia sostuvo que la presencia de esas viviendas conlleva un riesgo importante tanto para las familias asentadas como para la operación segura y eficiente del Tren, pues al ser de alta velocidad “se impide la convivencia tradicional social-ferroviaria”.
Por tal razón, solicitó a la Secretaría de Hacienda 3 mil 579.32 millones de pesos para la construcción y adquisición de viviendas, y la supervisión de esas obras, con la intención de reubicar a las familias que, según, se encuentran en propiedad federal.
Fonatur advirtió que la “consecuencia de continuar con la situación actual” es que las personas tendrían riesgos a su integridad física y a su patrimonio, por lo que eventualmente tendrían que ser desalojados. En este sentido, recalcó que es indispensable contar con opciones de vivienda para su reubicación.
Al poco tiempo de que se dio a conocer este Programa, la dependencia anunció, a finales de agosto, modificaciones a la ruta del Tren Maya, por lo que ya no afectará a los vecinos de Tres Barrios, Campeche, entidad en donde había identificado 463 predios que pretendía desalojar. Varios de los habitantes se ampararon en contra de la obra, por lo que para “no atrasarse” y cumplir con su meta, Fonatur tomó esta decisión.
También optó por ya no construir la estación central en Mérida, en la zona de La Plancha del Centro Histórico, al parecer por la presión social de la ciudadanía, por lo que el ferrocarril ya no ingresará a la capital yucateca y no tendrá que desalojar familias que viven en franjas aledañas.
Si bien con estos cambios a la ruta se evitó afectaciones a estas importantes urbes de la Península, todavía hay casos de familias de escasos recursos que viven en comunidades rurales de Yucatán que se están enfrentando al embate del desalojo forzado disfrazado de consenso. Pareciera que nadie los escucha. (Fotos de Lilia Balam)
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