Estudio genético también arrojó resistencia de mayas a las epidemias
Al estudiar los restos óseos encontrados en Chichén Itzá no sólo se confirmó la relación con pobladores actuales de Tixcacalcupul, sino que se identificó que existen huellas en sus genomas en materia inmunológica.
Por Redacción
Mérida, Yucatán, 24 de junio de 2024.-Como parte de los estudios genéticos realizados a los restos óseos de 64 infantes hallados en Chichén Itzá, no sólo se confirmó su relación con los habitantes mayas actuales de Tixcacalcupul, sino que se identificó que cuentan con huellas en materia inmunológica que permiten ver una posible adaptación a procesos de epidemias que hubo en el periodo de La Conquista.
Como hemos informado en Haz Ruido, recientemente se dieron a conocer los resultados del proyecto interinstitucional “Genomas antiguos mayas revelan secretos de los sacrificios rituales en Chichén Itzá”, los cuales indicaron que niños y gemelos eran sacrificados en esa antigua ciudad.
En esta investigación participaron especialistas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), quienes luego de una labor de socialización con pobladores de Tixcacalcupul, se tuvo la colaboración voluntaria de 68 personas para que se realizarán estudios genómicos, con el fin de realizar una comparativa entre estas osamentas y los mayas actuales.
El profesor investigador de la Facultad de Química de la UADY, Julio César Lara Riegos, detalló que se realizó un análisis genético en 64 de las osamentas encontradas, lo que nos permitió determinar que los menores procedían de poblaciones mayas y al menos una cuarta parte estaban estrechamente relacionados con otro menor.
Además, se determinó también que ellos habían consumido dietas similares, por lo que hay una posibilidad de que fueran criados contextos similares.
Con este análisis comparativo dijo, se identificó que existen huellas o rastros en el genoma de los pobladores actuales, sobre todo en materia inmunológica, que permite ver una posible adaptación a procesos de epidemias que hubo en el periodo de La Conquista y que permite tener un tipo de resistencia a microorganismos como la salmonela.
“Yo me dedico a hacer investigación bioquímica en nuestra población en riesgo cardiovascular, por ello me interesaba mucho hacer este estudio comparativo. Gracias a ello, detectamos que a lo largo de los años los habitantes mayas han tenido cambios en el metabolismo de lípidos con el fin de adaptarse al medio específico donde viven, además, confirmamos que existe la continuidad de los antiguos pobladores de Chichén Itzá en el genoma de los habitantes actuales.”, detalló.
Lara Riegos destacó todos estos descubrimientos y agradeció la colaboración de los habitantes de dicha población que siempre se mostraron dispuestos a colaborar, con el fin de conocer un poco más de su historia; luego de obtener los resultados, precisó, se realizaron actividades de socialización para que ellos conocieran también las conclusiones.
Cabe recordar que con las pruebas genómicas se pudo determinar que en un chultún (cisterna maya) ubicado en la parte norte de El Castillo fueron enterrados al menos 100 menores de entre los 4 y 7 años.