Estefanía sufrió abuso sexual en sus prácticas y la UADY la ignoró
Fue agredida sexualmente en el Centro de Rehabilitación Arca de Noé y los directivos de la Faculta de Medicina no la defendieron ni se hicieron responsables.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 29 de marzo del 2021.- Estefanía Balam Campos era estudiante de la licenciatura de Nutrición de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) cuando fue víctima de abuso sexual en el Centro de Rehabilitación Arca de Noé A.C., en donde realizaba sus prácticas profesionales. La joven pidió ayuda a la docente encargada de las Prácticas, María del Rosario Barradas Castillo, pero fue ignorada.
En sus redes sociales, Estefanía relató su historia. En febrero del 2019, su jefa directa en el mencionado sitio, Adda. P.V y su pareja David. E.G. la encerraron en una habitación y con coerción la obligaron a hacer cosas que no quería. Abusaron sexualmente de ella.
La respuesta de la docente fue mover a Estefanía de las prácticas y terminó en una oficina revisando materiales educativos de la Facultad de Medicina.
“La responsable de Prácticas lo único que me dijo es que como mamá me aconsejaba que denunciara. Me mando con la psicóloga de la escuela y fui dos veces porque dijo que no fue abuso sexual ¿Como chingados no va a ser abuso sexual?”, fue el reclamo de la joven durante una junta que tuvo en el 2020 – un año después de la agresión- con el director de la Facultad de Medicina, Carlos José Castro Sansores.
Además, explicó que cuando le informó a su docente, María Barradas, de lo ocurrido, esta le confesó que no verifican a dónde envían a las y los estudiantes en las prácticas profesionales.
“Dijo que no revisan el lugar donde nos envían, que solo mandaron solicitud y pensaron que sería bueno para los estudiantes ¿Cómo chingados no van a revisarlo? Es una institución que se supone tiene prestigio. Aquí no hay prestigio, porque no defienden al alumno, no les importa porque no hicieron nada”, sentenció.
Es importante señalar que la junta con el director de la Facultad de Medicina, Carlos José Castro Sansores y la coordinadora de la licenciatura de Nutrición, Alina Dioné Marín Cárdenas, se llevó a cabo después de que las estudiantes de la escuela denunciaron con un tendedero los casos de acoso sexual.
Aunque con anterioridad, en el 2019, Estefanía solicitó a la encargada de Prácticas, María Barrada, una reunión con estos directivos, pero nunca cumplió con esta parte. Tras el encuentro, la Facultad de Medicina realizó una encuesta para evaluar el trabajo de la docente, pero el grupo no estuvo conforme, ya que este mecanismo no les permitía exponer todas sus inconformidades.
Quejas de estudiantes por riesgos en las prácticas
Algunas de las situaciones que se podría considerar que ponen en riesgo a las estudiantes, es que, las instrucciones al inicio de las prácticas profesionales se dirigen a obedecer en todo a la institución en donde las realizan. Por ejemplo, la docente María les insistió en que el horario y calendario del que dependen ya no es el universitario.
«Ustedes desde el momento que se insertan en una institución digamos que son trabajadores, lo que significa que se tienen que apegar a los horarios y calendario y fechas de la institución. El año pasado me armaron un mitote espantoso por eso, se les dijo al principio. Si la Institución dice que vayas, vas. Me ponen en medio y finalmente también me meten en problemas”, se escucha decir en un audio a la encargada del departamento.
Por tal razón, el 13 de mayo las y los estudiantes hicieron un escrito para solicitar una junta presencial y abordar mejor la situación. Nunca tuvieron respuesta. El 30 de junio insistieron de nuevo y enviaron otra carta a la dirección de la Facultad. Y el 1 de julio les respondieron el correo para solicitarles la evidencia del primer escrito; también la coordinadora Alina Marín llamó al jefe de grupo para confirmar la reunión, pero nunca se acordó una fecha.
Finalmente, el 31 de agosto le comunicaron a la coordinadora Alina que buscarían el diálogo sin intermediarios con el director, pues ya había pasado mucho tiempo. En respuesta, les envió un mensaje de WhatsApp, que presuntamente era de él:
“Ustedes en su calidad de egresados (exalumnos) han concluido esta parte de la formación y ya no son alumnos de la facultad, por lo que comprenderán que con quienes tengo que darle seguimiento a esta problemática es con alumnos vigentes”, se lee en el texto.
La ignoraron un año
La UADY no solo ignoró durante un año a Estefanía después de pedir ayuda, el director de la Facultad de Medicina, Carlos José Castro Sansores, quien escuchó de voz de la joven lo ocurrido y el reclamo de otras alumnas, simplemente se negó a dar soluciones a la violencia de género que viven las estudiantes.
Cabe precisar que Estefanía aclaró que intentó acudir a las autoridades para darle cauce legal al delito de la que fue víctima, sin embargo, los abogados le dijeron que era poco probable llevar ante la justicia a sus abusadores sexuales. Por eso decidió hacer público lo que ocurrió, debido a que teme que la UADY obstaculice su proceso de titulación.
De hecho, en la junta del 2020 con el director, ella expresó sus temores. “Tuve miedo, estuve esperando un año para contar esto, tenía miedo que me truncaran la posibilidad de salir de aquí, pero ya no tengo miedo. Lo que sea que me van a hacer, háganlo”, expresó Estefanía.
Estefanía es respaldada por sus compañeras: UADY Sin Acoso
Al respecto, la colectiva UADY Sin Acoso se pronunció y detalló que Estefanía denunció en tiempo y forma la agresión, por lo que aún después de su egreso sigue siendo responsabilidad de la Universidad.
Además, le recordó a la directiva de la UADY que minimizar la denuncia, señalando que no es abuso sexual y esperar que pase tiempo para no resolverlo, es violencia institucional, pero lo que más preocupa es que la Facultad de Medicina continúa enviando estudiantes para realizar sus prácticas profesionales al Centro de Rehabilitación Arca de Noé A.C.
Y otro detalle aún más importante es que, encerrar a una persona en una habitación para hacerle actos sexuales no consensuados es abuso sexual y lo contempla el Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción de la Violencia de Género, Discriminación, Hostigamiento, Acoso y Abuso Sexuales de la UADY y el Código Penal de Yucatán.