En plena pandemia, luchan por el feminicidio de su hermana
Pese a la contingencia sanitaria, tienen que salir a la calle para ganarse el sustento de sus nietos y los hijos de su hermana Silvia Elena, quien fue brutalmente asesinada en diciembre pasado en el sur de Mérida.
A la búsqueda de justicia de Elide y Leydi, se le suma la falta de recursos económicos y ahora la pandemia de Covid-19 complicó de nuevo sus vidas.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 6 de abril de 2020.- En diciembre pasado, las hermanas Ojeda Ortega enfrentaron uno de los momentos más amargos y tristes de su vida y tuvieron que despedirse de una de sus familiares más queridas. Silvia Elena tenía 43 años cuando fue encontrada sin vida en una brecha en la colonia Emiliano Zapata Sur en Mérida.
En aquel momento, el crimen no fue imputado como feminicidio por decisión del juez Especializado en Justicia para Adolescentes, argumentando que el acusado es menor de edad. El homicida, de iniciales J.J.C.L., tenía 17 años cuando cometió el delito.
A mediados de marzo, con ayuda de la sociedad civil, la familia solicitó la reconfiguración del delito para que sea tipificado como un crimen cometido por razones de género. Pero el trámite se detuvo debido a un amparo federal interpuesto por el acusado.
Sin embargo, aunque el pleno del Consejo de la Judicatura Federal informó, mediante un comunicado, que durante la contingencia las audiencias se realizarán por videoconferencias, no especificó si los amparos seguirán resolviéndose dentro de los tiempos que establece la ley.
Aunado a esas “trabas”, a la búsqueda de justicia de estas mujeres se le suma la falta de recursos económicos y ahora la pandemia de Covid-19 complicó de nuevo sus vidas.
“Claro que estamos preocupadas por la pandemia, pero tenemos que salir a la calle, aunque [el gobierno] nos diga que no. No tenemos un empleo fijo y hay que mantener a mis nietos y a los hijos de mi hermana, si no chambeamos no hay para comida”, detalló Elide Ojeda Ortega.
Elide y su hermana Leydi no tienen un trabajo formal y por eso se dedican a la recolección de pet y cartón para sobrevivir. Esta labor se ha complicado con las últimas medidas de contingencia para prevenir el contagio del nuevo coronavirus.
Debido a la emergencia sanitaria, las autoridades ordenaron el cierre de todo tipo de negocios, a excepción de aquellos giros que son considerados como esenciales. Lamentablemente, la recicladora donde vendían lo que juntaban bajó sus cortinas, dejándolas completamente sin la posibilidad de generar ingresos.
Además, la salud de su madre Idelfonsa Ortega Cauich, de 71 años, se ha visto deteriorada, no solo por la depresión que ha traído consigo el feminicidio de su hija Silvia, también porque no han conseguido surtir todos sus medicamentos.
Pero la esperanza muere al último y confían en que la justicia llegará pronto. “Estamos tristes y sin saber qué está pasando, espero en Dios se nos haga justicia, tanto a ricos y pobres. No es justo que a las personas ricas por tener dinero se les haga justicia y a nosotras no. Esperamos se resuelva pronto para que mi mamá esté tranquila”, comentó Leydi.
Ellas han demostrado que su ánimo e ímpetu no serán doblegados, ni por la llanta ponchada del triciclo que usan para pepenar, la cual será reparada hasta que pase la pandemia, pues el llantero también cerró.