El trágico pasado de los monos víctimas de tráfico ilegal en Yucatán
Muchas de las crías de primates fueron arrebatadas de sus madres, quienes fueron asesinadas a balazos por cazadores furtivos.
Tal es el caso de Darwin, un mono aullador que fue rescatado en la frontera y que llegó al zoológico Animaya muy débil y con una fuerte infección intestinal.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 13 de junio de 2022.- Cuando Darwin llegó al parque zoológico Animaya en agosto del 2020 estaba totalmente débil, con una fuerte infección intestinal y la leche se le salía por la nariz y los oídos. Policías estatales lo rescataron junto con otros monos víctimas de tráfico animal en la frontera de Yucatán.
Darwin tenía aproximadamente seis meses de edad cuando fue asegurado y su estado de salud era muy delicado. Se trata de un mono aullador que en ese entonces pesaba apenas 300 gramos y presentaba lesiones en todo el cuerpo.
“Lo trajeron con un grupo de siete monos, entre aulladores y arañas, que la Policía encontró en la frontera. Nos lo entregaron y les dimos tratamiento médico porque estaban enfermos, tenían diarrea. Estábamos en el apogeo de la pandemia”, contó la bióloga Claudia Ham Vega, responsable técnica de la Unidad de Manejo y Aprovechamiento de la Vida Silvestre (UMA) de Animaya.
Darwin era el más chiquito de los primates y el que más enfermo estaba, pues tenía dolores y una fuerte infección estomacal. Cuando los especialistas del zoológico le daban leche para beber, se le salía hasta por los oídos.
Probablemente algunos de los otros monos aulladores rescatados formaban parte de su tropa o familia, y todo apunta que fueron arrebatados de sus madres por cazadores furtivos de Yucatán.
Claudia Ham declaró que el tráfico ilegal de fauna silvestre es uno de los flagelos más grandes de la actualidad, no sólo por el hecho de que los ejemplares son arrebatados de sus hábitats, sino por el impacto que genera en la naturaleza y la manera tan cruel en el que son capturados.
“Las crías de monos viven pegadas a la madre desde que nacen y hasta los dos años y medio, cuando ocurre el destete. La única manera de arrebatar las crías es matando a las madres, les disparan hasta que caigan muertas. Es probable que eso sucedió con Darwin”, recalcó.
Abundó que los reflejos de los primates bebés son impresionantes, pues están sujetos fuertemente del pelo de sus madres porque saben que de eso depende su vida. Tienen que afianzarse bien para no caer cuando ellas se desplazan por las copas de los árboles.
Además, los vínculos afectivos de los monos con los demás miembros de la tropa están muy arraigados, por lo que cuando la madre es asesinada por los cazadores, ellos se unen para defender a las crías. Por tal razón, seguramente más individuos murieron cuando Darwin fue robado.
La bióloga indicó que es importante que la sociedad yucateca sepa todo lo que implica el tráfico de primates y otros animales, por lo que hizo un llamado a no adquirirlos ni comprarlos. Dijo que detrás de satisfacer el deseo superfluo de poseer uno de esos ejemplares hay mucho dolor.
“El hecho de separarlos de sus madres es someterlo a un estrés terrible y les provoca fuerte traumas, por eso muchos de ellos se deprimen, dejan de comer y nos los traen con daños en su fisiología digestiva”, continuó Claudia.
La especialista declaró que la situación en Yucatán es alarmante. Cada semana llegan animales víctimas de tráfico ilegal al Animaya, como monos, coatíes, loros y por supuesto, también jaguares y otros felinos.
Personal de la Policía, de Bomberos, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) y la propia ciudadanía, constantemente hacen entregas de animales tanto en dicho parque como en el zoológico El Centenario, para que puedan curarlos, ofrecerles comida y refugio.
Darwin y sus compañeros rescatados hace dos años se encuentran mucho mejor. Han crecido muchísimo y prácticamente viven pegados a los veterinarios y biólogos que laboran en Animaya, quienes les salvaron las vidas.
“Debido a que los criamos con mamilas nos convertimos en sus mamás sustitutas. Les ponemos paños para que se cuelguen, los alimentamos diariamente, los mantenemos limpios como bebés, los aseamos y llevamos el control de sus vitaminas”, explicó Claudia Ham.
Ahora es momento de romper ese vínculo para que empiecen a comportarse como primates adultos. Ya es tiempo de que utilicen la cola para desplazarse, que coman hojas y que se integren con los otros monos de diferentes aseguramientos para formar su propia tropa.
Pero también es momento de frenar el tráfico ilegal de animales en Yucatán, para que ningún otro mono vuelva a sufrir la tragedia que enfrentó Darwin a los pocos meses de haber nacido. (Fotos de Lorenzo Hernández)