El sistema educativo violenta a Luis por tener TDAH
Desde el kínder hasta la secundaria ha sido acosado y excluido por los maestros y las autoridades. Le toca regresar a las aulas, pero a diferencia de sus compañeros, en la pandemia no le permitieron acceder a clases en línea.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 25 de agosto del 2021.- Luis tiene 14 años de edad yel próximo 30 de agosto, al igual que 107 mil 505 adolescentes, regresará a clases presenciales. Iniciará el tercer grado en la escuela Secundaria General #10 “José Andrés Antuña Sánchez”, sólo que, a diferencia del resto de sus compañeros de salón, nunca tuvo acceso a las clases en línea del grupo: Fue excluido por tener trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH),
Las maestras y los maestros lo hicieron a un lado. De esto queda constancia en la queja 121/2020 interpuesta en mayo del año pasado en la Comisión de Derechos Humanos de Yucatán (Codhey).
En pandemia, cuando la Secretaría de Educación Pública (SEP) estableció que las niñas, niños y adolescentes tendrían clases virtuales o por televisión, Anabel, la mamá del menor, no fue agregada al grupo de WhatsApp por la tutora del grupo, la maestra Lucely Chan, y tampoco la contactó por otra vía para avisarle sobre qué plataforma usarían para las sesiones educativas.
“Al mes, la mamá averiguó que ya habían iniciado las clases del grupo. En la escuela querían demostrar que era una irresponsable. Luis tenía un compañero que contactó y le preguntó si había clases y cuando le pidió la tarea, le dijo que era mucho, pues es todo un mes”, declaró Myrna Cortés, representante legal del menor y de su madre.
“También le preguntó a su compañero si lo podía agregar al grupo de WhatsApp y le respondió que no podía porque la tutora Lucely Chan no quería. Su mamá empezó a buscar contactar y nada, así que hizo un video que subió a redes para contactar a la escuela”, relató la abogada en entrevista para Haz Ruido.
Después de difundirse el video y de la queja interpuesta en la Codhey en contra de la secundaria y laSecretaría de Educación del Gobierno del Estado (Segey), la directiva respondió que ya había intentado contactar a Anabel. Pero en realidad, lo que único que hicieron fue timbrar a su celular y adjuntarlo como evidencia para contestar la queja.
La madre y la abogada, para dejar constancia del maltrato psicoemocional por el que pasaba el menor al sentirse rechazado en medio de la pandemia del Covid-19, enviaron correos al área jurídica de la Segey, al director la escuela secundaria, Eduardo Mendoza Osorio, así como al supervisor de la zona y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y otras instituciones para enterarlos de la situación.
“La estrategia de la escuela fue decir que no existen grupos de WhatsApp de las tareas. Primero le dijeron a la mamá que las tareas y los links de clases se subirían por la plataforma de internet de Classroom. Y sí, la maestra subía la tarea, pero no se le asignaba el acceso a Luis y sin esto, él no podía hacer nada. Luego hicieron un grupo en donde agregaron a la mamá, pero es “a modo”, porque todos la ignoraban, nadie le contestaba los mensajes”, explicó la abogada.
A Luis le negaron la educación desde marzo del 2020 y dos meses después, cuando su madre logró contactar con la tutora del grupo, fue recibido con una mala actitud. No le daban acceso de inmediato a la plataforma de Zoom para tomar las clases y a veces lo dejaban 15 minutos esperando en línea
En una ocasión, en el grupo de WhatsApp Luis hizo una pregunta porque tenía dudas y nadie le hizo caso. El adolescente se sintió excluido y envío un audio donde le reprochó a todos que eran malos con él. La tutora Lucely Chan no dio seguimiento al incidente, ni intentó ver cómo se sentía el menor.
¿Qué es el TDAH?
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) hace que las niñas y los niños que lo desarrollan sean más distraídos, hiperactivos e impulsivos. También hace que sea más difícil desenvolver las habilidades que controlan la atención, el comportamiento, así como las emociones y la actividad. Uno de los resultados es que los menores que lo tienen son considerados como “difíciles de manejar”.
Luis sabe que tiene TDHA y cada día intenta dar lo mejor de sí, pero nunca es suficiente para sus docentes.
Con la autorización de su tutora, Luis aceptó ser entrevistado por Haz Ruido. Brevemente comentó sus esfuerzos por aprender e integrarse al grupo. Detalló que tomó algunas clases en línea, pero no funcionó porque las maestras y maestros no querían que él ingresara a la plataforma Zoom como los demás estudiantes.
Explicó que con el TDAH todo el tiempo se quiere mover y le cuesta estar quieto. Sabe que es esa hiperactividad la que molesta a los docentes, pero no entiende por qué tiene que cambiar por los demás. Él toma terapia y trabaja en mejorar cada día.
“En la escuela te ven y te piden que te calmes porque estás ahí, pero no eres diferente a los demás, caminas, comes, corres, eres igual. Solo tienes un pequeño cambio que puede ser bueno, pero a veces no, porque también hay quienes no pueden controlar cómo son”, explicó Luis.
“Yo soy así e intento mejorar cómo soy, se supone que por mi hiperactividad molesto a los maestros, aunque no debería cambiar cómo soy con ellos, pero puedo intentar ser más serio, calmado, pese a que no se conforman”, dijo.
Relató que en clases presenciales la comunicación no era buena, pero a partir de la pandemia de Covid-19, la situación empeoró. De hecho, intentó hablar con sus profesores para tener metas en conjunto. Le entristeció que cuando pidió ayuda para tomar clases virtuales no lo apoyó ninguno de los docentes.
Tener TDHA ocasionó que siempre sea responsabilizado de cosas que no le corresponden. Por ejemplo, en segundo de primaria un compañero del salón amenazó a todos con aventarles una piedra grande. Luis se la quitó y, en consecuencia, el otro niño lo empezó a golpear. Al final, la maestra lo culpó del problema. “Le expliqué y pues nadie me creía nunca”, mencionó.
Incidentes en la secundaria
Ingresar a la secundaria general #10 “José Andrés Antuña Sánchez” fue todo un reto para Luis y su mamá Anabel. La directiva de la primaria donde estudió antes, llamada “Álvaro Obregón” de la comisaría de Xcanatún, no quería entregar sus papeles para inscribirlo.
Para resolver este asunto, la señora Anabel le pidió al director Eduardo Mendoza Osorio que pida los documentos a la primaria, pero no aceptó. La abogada Myrna tuvo que presentar tres escritos a la escuela y a la Segey para que se solucione el problema.
Desde el primer día de clases, Luis se sintió rechazado. El director de la secundaria no quería aceptarlo. Sólo porque un medio de comunicación fue a la escuela a dar cobertura periodística del caso fue que, al sentirse presionado, accedió a recibirlo.
Sin embargo, después de este incidente, Myrna señaló que el director le dijo a las maestras y los maestros que el menor era conflictivo. Luego, la tutora de su grupo, Lucely Chan, amenazó a Luis: le recordó que si no quería que le pasara como en la primaria, tenía que comportarse.
En otra ocasión lo regañaron por llevar un desodorante en la mochila. Lucely lo castigó que porque estaba prohibido ingresarlo a la secundaria. Es importante señalar que él usaba desodorante porque la directora de la primaria siempre le repetía que apestaba.
Uno de las cosas más violentas que vivió en la secundaria fue cuando un grupo de alumnos de segundo y tercero lo amenazaron con una navaja dentro de la escuela y le tiraron popo de perro. Luis le contó lo ocurrido al director y su reacción fue pasar con él a todos los salones para que confronte a sus agresores. “Lo expuso como carne de cañón”, abundó la abogada Myrna.
Su mamá, con ayuda de Myrna, trató de concientizar a las maestras, maestros, al director y a todo el personal sobre qué es el TDAH, así que llevaron un psicólogo para darles una plática, pero nadie puso atención.
Desde preescolar y primaria fue víctima del sistema de educación pública.
Luis inició su educación preescolar en el plantel “El Hormiguero”, ubicado en Brisas, y siempre fue inquieto. Su mamá aún no sabía que eran las primeras manifestaciones del TDAH.
Un día jugando, abrió la bolsa de su maestra y sacó sus cosas. Le avisaron a Anabel de la conducta de su hijo y fue de inmediato a buscarlo. Cuando llegó vio que un policía tenía contra la pared al pequeño y lo amenazó con llevarlo a la cárcel. Pasaron por alto esto y no lo reportaron ante ninguna autoridad. Se trató del primer ataque contra el menor, uno de los muchos que viviría en el futuro.
Pasó a la primaria e ingresó a la escuela “Elvira Parra Ávila” en el fraccionamiento Emiliano Zapata Oriente. Ahí desafortunadamente se encontró con una maestra intolerante, quien un día lo sacó de la escuela.
“Sabemos que es inquieto, no queremos negar su TDAH. Esta maestra en una ocasión lo sacó de la escuela, según ella se portó mal y le dijo que se vaya a su casa. Luis no esperó que su mamá vaya por él y se fue caminando hasta su casa. Una persona le contó a su mamá que las otras mamás lo veían y se alejaban de él, ya había un discurso de odio en su contra. Es una crueldad sin explicación y no sabemos por qué”, detalló la abogada Myrna Cortes.
Anabel presentó un escrito a la supervisión escolar de la Segey. En otra ocasión, esta misma maestra lo reportó por supuestamente tirar piedras en el salón y cuando entró su mamá a constatarlo vio que eran galletas animalitos.
Se cambió de escuela primaria y continúo la narrativa de odio.
En el 2014, Luis se cambió de escuela e inició el segundo año de primaria en la “Álvaro Obregón” de la comisaría de Xcanatún en Mérida.
Myrna relató que la directora de la escuela, Noemí Romero, y la maestra Virginia Montesinos, ya estaban al tanto de que él tenía TDAH. Aun así, eran cómplices en maltratarlo. Le negaban los paseos escolares porque supuestamente no se portaba bien, pero Luis no le platicaba a su mamá todas estas situaciones.
Además, pese a su condición, la Unidad de Apoyo a la Educación Regular (USAER) no lo apoyaba en su aprendizaje, solo reportaban quejas. Por esta y otras razones, en marzo de ese año la mamá interpuso la queja 171/2014 ante la Codhey.
La directora Noemí y la maestra de grupo Virginia iniciaron la narrativa de odio en contra del pequeño y su mamá Anabel. Le dijeron a la comunidad estudiantil que él era malo y ella floja. En noviembre del 2014, las mamás y papás cerraron la escuela para pedir que expulsen a Luis.
En esa primera protesta, un representante de la Codhey, Gustavo Arjona Canto, intentó manipular una conversación con la abogada Myrna Cortes. “Quería que acepte cambiar a Luis a una escuela particular, pero no era la solución, pues había que considerar el transporte, uniforme y otros gastos. Con esto trató de forzar una conciliación, pero no cedimos a la presión”, agregó.
En febrero del 2016 fue la segunda vez que cerraron la escuela para solicitar que saquen a Luis. La Codhey hizo acto de presencia para decirle a las otras mamás y papás que sus hijos también tienen derechos.
Después de este incidente, Anabel y Myrna presentaron una segunda queja, la 262/2015, la cual pidieron se acumule con la primera. En noviembre del 2016, se emitió una Recomendación a la escuela y a la Segey que nunca se cumplió.
Demandaron a la Segey
En el 2016 decidieron interponer una demanda de amparo en contra de la Segey por bullying, trato indigno y acoso. La sentencia fue favorable para el menor y su madre, pero no removieron a ninguno de las y los docentes involucrados.
Además, el juez ordenó formar un equipo multidisciplinario que garantizara la inclusión del menor. En consecuencia, la dependencia y la escuela crearon uno, pero Myrna aseguró que no fue de profesionales, pues solo lo hicieron con la intención de decir que cumplieron.
También se determinó que un perito en neuropediatría debería elaborar un informe del estado del menor para calificarlo como víctima. Durante año y medio, la Segey presentó escritos evitando cumplir con esto.
En diciembre de ese mismo año salió la sentencia del juicio de amparo, pero ésta se fue a revisión a otras instancias judiciales. Finalmente, en 2017, las autoridades la modificaron y calificaron a Luis como víctima.
Tras esta resolución, las autoridades educativas se vieron obligadas a dotar a Luis de un asistente educativo (sombra) para apoyarlo en su aprendizaje; sin embargo, esto nunca se cumplió a cabalidad, ya que siempre colocaban al psicólogo de la escuela para ejercer dicha función.
En el 2018, con el cambio de administración de Gobierno estatal, la tensión aumentó cuando la dirección de Educación Especial quedó a cargo de Jesús Valencia. Para ese momento, Luis ingresó al sistema extraedad que le permitiría juntar cursos y egresar de primaria.
Las personas que fueron sus sombras nunca cuidaron de él, de hecho, en una ocasión tuvo un accidente en un juego infantil. La persona que debía vigilarlo no lo hizo adecuadamente, pero sí responsabilizaron a Luis de lo que le ocurrió. En el 2018, le pusieron una sombra nueva, se llamaba Abraham, pero él siempre lo regañaba.
En sexto año, el menor tuvo una crisis, se encerró en el salón y no quería salir. En esa ocasión llegó Jesús Valencia a atestiguar qué ocurrió y pese a esto, no aceptó hablar con la mamá para explicar lo sucedido. Se cree que la sombra fue quien lo detonó.
A raíz de ese último evento, Anabel decidió denunciar penalmente a la escuela y todo el personal. También se interpuso un segundo juicio de amparo por tortura y tratos crueles y degradantes. El manejo y la falta de paciencia al TDAH de Luis pudo haberle costado la vida en cada uno de los incidentes que vivió.
Myrna y Anabel están seguras de que el manejo de los medios de comunicación cuando se cerró en el 2015 la escuela “Álvaro Obregón” de Xcantún fue por motivos políticos. Sospechan que se trató de un enfrentamiento entre el entonces alcalde Mauricio Vila Dosal y el titular de la Segey Víctor Caballero Durán, pues ambos querían ser candidatos. De ser así, lamentaron que Luis hubiera sido la carne de cañón. (Foto de IStock)