Caso Emma Gabriela, un feminicidio anunciado
La sociedad yucateca atenta del juicio oral en el que se busca demostrar que Medina Sonda es el autor intelectual del crimen.
Por Claudia Arriaga.
Mérida, Yucatán, 11 de agosto de 2019.- Hace unos días inició el juicio oral para esclarecer el crimen de Emma Gabriela Molina Canto, quien durante 10 años fue víctima de violencia por parte de su exesposo, Martín Alberto Medina Sonda. Los fiscales y abogados de las víctimas indirectas intentan demostrar que él es el autor intelectual de este feminicidio que sacudió a la sociedad yucateca.
El 27 de marzo de 2017, Emma Gabriela fue atacada por dos sicarios en la puerta de su casa en el fraccionamiento San Luis. Sus hijos de tres, cinco y siete años fueron testigos de cómo le arrebataron la vida.
Durante más de una década, la mujer vivió una ruta de violencia que culminó en su feminicidio. A través de tres testigos, la defensa planteó en el arranque del juicio cómo durante este tiempo exigió ayuda a gritos y nunca fue escuchada.
Para Ligia Canto Lugo, mamá de Emma, revivir los recuerdos de ese día no es fácil, pero vale la pena el riesgo si se logra un poco de justicia: «es muy desgastante, muy estresante, tenemos que confiar en las autoridades y que el espíritu no se tuerza, que siga donde tiene que llegar, a una condena hasta la última instancia en contra de todos los que asesinaron a mi hija».
«Tenemos que contestar, recordar, vivir, pero aquí estamos y yo creo que mi hija lo vale, mis nietos, seguiremos hasta conseguir el acceso a una justicia completa y no a cuenta gotas», expresó en el Centro de Justicia Oral de Mérida.
La ruta de la violencia
En 2001, después de contraer matrimonio con Martín Alberto Medina Sonda, Emma se mudó a Villahermosa, Tabasco y es ahí cuando empiezan las primeras muestras de violencia, como gritos, regaños y humillaciones en público y en privado.
El control que el esposo ejercía sobre ella no solo era psicológico, también era económico: fiscalizaba todos los gastos al grado que le exigía enviarle las notas de las compras que hacía. Únicamente podía adquirir las marcas y productos que él especificara.
La primera separación fue en el 2008; Molina Canto se mudó a la capital yucateca junto con sus hijos, con la aprobación de su esposo.
En 2010, Medina Sonda interpuso la demanda de divorcio y custodia de sus hijos y para entonces, ya tenía otra pareja y solo iba a visitarlos los fines de semana. También denunció a Emma por maltrato, exponiendo exámenes físicos de una de las menores en la Fiscalía General del Estado.
El 17 de mayo de 2012, tras el divorcio, ella obtiene la guarda y custodia de los menores. El juez resuelve que el papá podría visitarlos, pero no sacar de Yucatán a ninguno de ellos. Ocho días después, Emma es interceptada, encañonada y arrestada con lujo de violencia delante de los niños. Martín Alberto los sustrae aprovechando la intervención de las autoridades, de origen tabasqueño, a su favor.
Fue acusada del robo de un vehículo por dos de las empresas en las que Medina Sonda era socio mayoritario; la trasladaron al penal femenil de Tabasco, donde estuvo recluida cuatro meses.
El 11 de diciembre del mismo año, ella y toda su familia son acusados de robo, sobresale que la fecha del arresto y esta segunda ocasión, coinciden con el ingreso de dos desistimientos del divorcio.
En el afán de continuar casado con Emma y conocer su ubicación, según la declaración de una testigo en el juicio, acusó de clonación y falsificación de documentos oficiales a Ligia Canto, quien fue trasladada al penal femenil de Puente Grande, Jalisco, donde permaneció algunos días. Se comprobó que le fabricaron el delito por lo que fue liberada.
Ante la exigencia de justicia por parte de la familia Molina Canto y de activistas a favor de los derechos humanos, el 14 de octubre del 2014 la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia pudo recuperar a los tres menores, quienes fueron localizados en Cancún, Quintana Roo.
Por su parte, Medina Sonda fue detenido y recluido en una cárcel de Tabasco, donde fue condenado a 12 años y seis meses de prisión por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita, ya que estuvo vinculado en el “caso Granier”.
La última ocasión que Emma tuvo contacto con su ex esposo fue en enero de 2017: él continuaba buscándola desde prisión y acosaba a la familia. Ella sólo quería una vida normal y disfrutar de sus hijos, por lo que se negó a denunciar.
Los asesinos solo tuvieron que pasar a una ferretería a comprar los cuchillos y esperar pacientemente a que Emma llegara del trabajo, para matarla en el garaje de su casa ante la mirada de sus hijos. Tenía 42 años y lo único que deseaba es que terminara la pesadilla que sufrió durante una década.
El juicio
El miércoles comenzó el juicio por el feminicidio de Emma Molina Canto, que busca probar que el autor intelectual del crimen fue su ex esposo Martín Alberto Medina Sonda, y de haber encargado a Juan R.M.H, alias «El Cachorro», la contratación de dos sicarios.
Durante la primera audiencia, la defensa de Martín Alberto intentó desestimar la narración de hechos de los testigos, de toda esta ruta de violencia, argumentando que no tenía relación con la acusación del feminicidio; sin embargo, la Fiscalía señaló que entender los años de violencia que vivió Emma era de vital importancia.
Fue hasta la 1:30 de la madrugada del pasado jueves que finalizó la primera audiencia; también estuvo presente Juan R.M.H, «El Cachorro», quien está acusado de homicidio calificado. Su defensa se limitó a argumentar en reiteradas ocasiones que las declaraciones de una testigo no afectaban a su cliente.
Medina Sonda está acusado de feminicidio agravado y en caso de ser hallado culpable podría ser sentenciado hasta por 60 años de prisión. (Publicado también en La Silla Rota).