“Aquí no hay compras de pánico, ni siquiera tenemos dinero”
Vecinas y vecinos del asentamiento La Guadalupana viven al día, comen de los bajos ingresos que perciben de empleos informales, los cuales están escaseando con esta contingencia sanitaria.
“Las personas ricas, las que se dan el lujo de viajar por todo el mundo, fueron las que trajeron el coronavirus a Yucatán. Ahora nosotros somos los más afectados, porque no tenemos trabajo”, lamentaron.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 20 de marzo de 2020.- Sentada en su hamaca, a través de un viejo televisor que se apaga sólo si se desenchufa, la señora Martha Elena Caamal Uicab se entera de las últimas noticias de la pandemia del coronavirus Covid-19, enfermedad que parecía lejana, pero que ya llegó a Yucatán, la trajeron los ricos. Está preocupada, reconoce, porque desde que inició la “cuarentena” no hay trabajo, se están quedando sin dinero para sobrevivir.
Ella junto con 24 familias más, invadió hace seis años un terreno localizado en La Guadalupana, la zona de mayor marginación de Mérida, en el sur en donde todo se olvida, menos la pobreza. Todas viven al día, comen de los bajos ingresos que perciben de empleos informales, los cuales están escaseando con esta contingencia.
Desde que se levanta a temprana hora se pone a limpiar su humilde casa que construyó con cartón, maderas y lonas con anuncios de supermercado. “Soy ama de casa, mi esposo es albañil, gana como 2 mil pesos a la semana… pero ahora no hay mucha chamba”, confesó.
No todo el piso es de cemento y no cuenta con acceso directo a agua potable, tiene que extender una manguera de 60 metros, que atraviesa los patios de sus vecinos, para conectarla a una toma común. “Con esto del coronavirus hay que lavarse las manos a cada rato, pero no tenemos llave en el cuarto para abrirla en cualquier momento, cada dos días lleno mis cubetas, es cuando me toca conectar mi manguera”, explicó.
Por eso está preocupada por su nieto Wilbert, de 10 años de edad, a quien apenas le encargaron para que cuide. No quiere que se enferme de coronavirus porque no cuenta con servicio médico, por eso no salen de la vivienda, dependen de lo poco que gana su marido.
Doña Martha dijo sentirse sorprendida de lo que escucha en las noticias, que hay desabasto de productos en algunos supermercados, por lo que teme que cuando le toque ir de compras, no haya lo necesario para sobrevivir.
“La gente que tiene dinero se lleva los productos y no piensa en los demás. Cuando mi esposo cobre iremos a comprar poquita mercancía, porque no tenemos dinero suficiente, vivimos al día, no como los ricos”, precisó.
Una de sus vecinas, Nicolasa Sánchez, relató que lleva varios días encerrada, pues desde que se supo del primer caso de coronavirus en Yucatán todas sus clientas le cancelaron. Ella se dedica al manicure y pedicure a domicilio, pero ahora nadie necesita sus servicios.
“Aquí en La Guadalupana no hay compras de pánico porque ni siquiera tenemos dinero para ir a comprar. No sólo nos preocupa enfermarnos de coronavirus, lo realmente preocupante es que en esta cuarentena no tengamos nada de comer”, declaró la mujer.
Dijo que es muy difícil sobrevivir en estas condiciones porque no hay empleos. Su hijo Carlos, por ejemplo, trabaja de mesero en puerto Progreso, pero como los restaurantes prácticamente están paralizados porque no hay turistas, tiene que esperar a que termine la contingencia para que le llamen de nuevo.
Sostuvo que las personas ricas, “las que se dan el lujo de viajar por todo el mundo”, fueron las que trajeron el coronavirus a México y a Yucatán. “El dinero trajo esa enfermedad y ahora eso nos golpea, porque no tenemos trabajo”, criticó.
Martha y Nicolasa pertenecen a familias que, si no salen a trabajar no tienen dinero para comer al día siguiente. No cuentan con los privilegios ni las comodidades para aislarse hasta que la contingencia por el Covid-19 desaparezca.
Fotografías de Lorenzo Hernández