Al aire libre, esqueleto de ballena que recaló en Progreso
Tres años después del hallazgo del mamífero marino, sus huesos son exhibidos en el Malecón Internacional.
Por Herbeth Escalante
Progreso, Yucatán, 14 de julio de 2019.- Hace tres años el puerto de Progreso se paralizó tras el hallazgo de una Ballena de Aleta sin vida, que fue “jalada” por los pescadores y posteriormente enterrada en el playón poniente. Ahora su esqueleto se exhibe al aire libre y se está convirtiendo en el principal atractivo del Malecón Internacional.
El animal marino recaló el 28 de febrero de 2016, lo encontraron a un costado del muelle fiscal y rápidamente llamó la atención de pobladores y turistas, quienes durante horas observaron las dificultades para sepultarlo en la arena, pues se requirió de maquinaria pesada para sacarlo del mar.
En ese momento se informó que medía cerca de 15 metros de largo, pesaba aproximadamente ocho toneladas y pertenecía a la especie Balaenoptera physalus, habitante común del Golfo de México.
“Los huesos los sacamos en enero de 2017, once meses después de que la ballena varó en Progreso. Logramos recuperar el esqueleto completo, incluido el cráneo y a partir de esa fecha iniciamos con los trabajos de curación”, explicó el doctor Raúl Díaz Gamboa, director del Programa de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de Yucatán.
El investigador, junto con sus estudiantes de Biología Marina, se llevaron los huesos a la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) para dedicarse durante todo este tiempo a las labores de restauración. Desde el principio plantearon que el esqueleto debería exhibirse para atraer a las nuevas generaciones a estudiar ciencias.
“Les quitamos la materia orgánica, los restos de tejido y durante meses se les sacó la grasa, porque los huesos son porosos. Luego se sellaron y rellenaron y algunos fueron restaurados”, explicó el académico.
Declaró que el esqueleto de la ballena fue sometido a un tratamiento especial para detener su descomposición y finalmente, para su exposición, recibió otros procesos para que pudiera estar en la intemperie, soportando lluvias, el sol y el salitre.
“Ahora los huesos son prácticamente impermeables, pueden estar al aire libre por tiempo indefinido”, abundó Díaz Gamboa, quien recordó que en México únicamente existía una exhibición similar de ballena en La Paz, Baja California, sólo que ahí el público tiene que pagar para verla, mientras que en ese puerto yucateco es gratuito.
En entrevista para Haz Ruido, el investigador recordó que la necropsia del 2016 no arrojó una causa contundente del deceso del mamífero marino, ya que no se encontró patologías o evidencias de alguna enfermedad crónica. Eso sí, detectaron que tenía muchas ulceras en su estomago, por lo que todo parece indicar que no había comido en mucho tiempo.
“Tenía dos años al momento de su muerte y es en esa edad cuando dejan de tomar leche y empiezan su vida solitaria. Esta especie no siempre migra bien y en el tránsito de aprender a comer por si mismo, ya sin su madre que lo cuide, muchos no lo logran y corren el riesgo de morir… esta ballena en particular no se alimentó por un largo tiempo”, sostuvo.