A sus 73 años, Idelfonsa lucha contra el despojo de su casa
La mujer espera que antes de despedirse de este mundo, pueda recuperar la vivienda que le quitó su nieto y escuche la sentencia del feminicida de su hija Silvia.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 3 de septiembre del 2020.- A sus 73 años de edad, los obstáculos en la vida de la señora Idelfonsa Ortega Cauich han sido una constante. Al feminicidio de su hija Silvia Ojeda, que ocurrió en diciembre del 2019, se le suma la lucha por recuperar su casa, pues fue despojada por su propio nieto y expareja.
Idelfonsa ha buscado ayuda con las autoridades, pues este problema no es nuevo. En el 2008 ella vivía junto con su esposo Francisco Santos Ojeda Gómez en un predio irregular ubicado en la avenida 68 de Dzununcán y después de algunos meses, les asignaron una casa del Programa Especial para Reubicados en Zonas de Alto Riesgo de la Comisión Nacional de Vivienda.
Al poco tiempo, su nieto Víctor Gonzalo Camargo Ojeda les pidió alojamiento, tanto para él, sus seis hijos y su pareja Nidia Noemi Puc Chan. Según sólo estarían ahí durante algunos meses, mientras levantaba su vivienda en un terreno cercano.
Años después, doña Idelfonsa y su marido se enfermaron, por lo que se fueron a vivir un tiempo a la casa de una de sus hijas, pero lo que nunca imaginaron es que el nieto aprovecharía esta situación para apoderarse de su humilde morada.
Fue hasta el 2018, dos años después que murió el señor Francisco, que doña Ildefonsa denunció al joven ante la Fiscalía General del Estado, porque se negó a regresarle su casa.
“Yo los traté de ayudar y ve que pasó, apenas falleció mi marido se empeoró la cosa; yo no le regalé la casa, se lo presté para ayudarlo porque tenía seis hijos. No tenían dónde estar, les dieron un terreno que les limpió mi esposo, les hizo hasta el pozo y dicen que no les gustó, porque estaba lejos, así que decidieron quedarse con la mía”, lamentó la mujer.
En este lapso, abogados de oficio atendieron su caso que está asentado en la carpeta de investigación 484/2018, pero ninguno ha resuelto nada; incluso la “pelotearon” a la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV) con la excusa de que sería más rápido, pero ahí únicamente recibió asesoría sin validez oficial.
Ya ningún abogado, ni los de oficio de la Fiscalía, ni los de asesoría de la CEEAV les responde el teléfono. Además, la situación empeoró porque su nieto se separó de su pareja, se fue de la casa y ahora la joven vive ahí con otra persona, que es conocido por ser violenta.
“Yo no quiero problemas con ella porque su nueva pareja es pleitista, yo no quiero que vuelva a suceder lo que pasó con mi hija Silvia, a mí no se me pasa el dolor”, lamentó, al recordar a su hija víctima de feminicidio.
Por cierto, para que el nieto se apoderara de la casa, presentó un documento con fecha del 2018 en el que supuestamente el señor Francisco Santos se la cedió. Sorprendida por esta acción, doña Idelfonsa, con ayuda de su hija Leydi Ojeda, intentó aclarar en el Instituto de Vivienda del Estado de Yucatán (IVEY) que eso no era posible, porque su marido falleció en el 2016, es decir, dos años antes.
De hecho, demostró que la firma del documento es falsa, no coincide con la de la credencial de elector del hombre fallecido.
Actualmente, doña Idelfonsa vive con sus dos nietas, las hijas de Silvia Ojeda, y aunque las jóvenes son prácticamente independientes, eligieron quedarse con ella. Para poder mantenerse, la mayor, de 20 años, trabaja como cajera en una zapatería.
La familia Ojeda cree que existe una deuda moral y de justicia por parte de la autoridad y esperan que antes de despedirse de este mundo, Idelfonsa pueda recuperar su casa y escuchar la sentencia del feminicida de su hija Silvia.