A Ange le robaron su privacidad: Hackearon sus teléfonos y la acosan
Desde hace año y medio, los empleados de una taquería que se encuentra enfrente de su casa la insultan todas las noches, le gritan amenazas, se robaron fotografías personales e intervinieron sus equipos tecnológicos.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 1 de julio de 2021.- Desde hace año y medio, Ange perdió su privacidad y es víctima de acoso constante por parte de los empleados de una taquería que se encuentra enfrente de su casa. La insultan todas las noches, le gritan amenazas, se robaron fotografías personales y hackearon sus equipos tecnológicos.
Una noche de febrero del 2020, la joven se encontraba en su recamara escuchando música y checando Facebook desde su teléfono celular, cuando de pronto alcanzó a oír una plática de los trabajadores de la Taquería Palenque, la cual se ubica en la calle 23d del fraccionamiento Vergel II.
“La ventana de mi cuarto está enfrente de la taquería y clarito escuché que uno de ellos preguntó qué era lo que estaba haciendo. El otro le respondió que escuchaba música. De pronto, desde su celular reprodujo la misma canción que yo escuchaba en ese momento, con mi voz de fondo. Me asusté muchísimo”, contó la joven de 29 años.
Luego se empezó a dar cuenta de que la pila de su teléfono se recalentaba y se acababa muy rápido, además de que empezaron a aparecer aplicaciones que nunca descargó, su cuenta de Facebook fue clonada y le desactivaban los antivirus. Fue entonces que se puso a investigar y sospechó que le habían hackeado el equipo.
Posteriormente detectó que las cámaras de seguridad instaladas en su vivienda también fueron intervenidas, al parecer porque dichos individuos las usaban para cuidar la taquería desde sus teléfonos.
“Con el paso de los días, mi novio y mi familia llegamos a la conclusión de que nos hackearon desde el Wi Fi de la casa. Así están todos los aparatos tecnológicos, compré cuatro teléfonos y a todos ya accedieron”, relató.
La situación empeoró cuando detectó que dichos empleados de la taquería leían los mensajes de WhatsApp que enviaba a su novio, y que incluso escuchaban sus llamadas.
“Le escribí a mi novio sobre lo que ocurría, le expliqué que lo que ellos hacían era un delito federal que se castiga con cárcel. Justo en ese momento empezaron a gritarme desde la taquería, con gritos respondían lo que acababa de escribir, se burlaban, me gritaban que ellos podrían ir a la cárcel pero que a mi no se me quitaría que soy una puta. ¡No podía creer que estaban leyendo mis mensajes!”, declaró.
Entre lágrimas, Ange recuerda la primera amenaza. Uno de esos individuos le gritó desde la ventana de su casa que publicaría las fotografías íntimas que estaban en su teléfono. Ella entró en pánico.
Posteriormente, durante tres noches seguidas, un automóvil se paró en la puerta de la taquería a tocar el claxon, mientras que una mujer gritaba su nombre, con toda la intención de intimidarla.
Presentó la denuncia y siguieron las amenazas
Ante la grave situación de acoso que sufría, la joven acudió a la Fiscalía General del Estado (FGE) a interponer la denuncia correspondiente. Justo cuando relataba los hechos a las autoridades, sus acosadores le cambiaron el fondo de pantalla de su teléfono.
“Fue un lío para que me tomaran mi declaración, sólo me hicieron caso porque empecé a llorar, pero no me quisieron llevar a la Policía Cibernética, únicamente tomaron mis datos”, contó Ange, quien informó que por este caso se abrió el acta de investigación G1/1898/2020.
Desde entonces, la Fiscalía no ha hecho nada para ayudarla. Ella ha llevado pruebas como grabaciones de las anomalías de sus equipos tecnológicos, así como a testigos de lo ocurrido y simplemente la investigación no avanza. En una ocasión, elementos de la Policía Estatal acudieron a su casa y corroboraron que el modem estaba intervenido, pero se deslindaron por completo. Sólo le recomendaron deshacerse de sus aparatos tecnológicos y llamar al 911 en caso de que dichos sujetos le hicieran algo.
“Y mientras tanto, las amenazas siguieron. A medianoche, cuando casi no había gente en la calle, los empleados de la taquería me gritaron que nunca los van a atrapar, que soy una zorra, que tenga cuidado y que me calme”, señaló.
“Para tratar de tener otra prueba en su contra, a escondidas, en mi cuarto, los empecé a grabar con otro teléfono que acababa de comprar y de nuevo escuché que comentaron que ya se habían dado cuenta de que los grababa. Uno de ellos, el principal acosador, me empezó a gritar obscenidades que me lesionan como mujer. No es justo, nadie debe insultarte por tu sexualidad”, agregó.
Ange ha tomado medidas drásticas: lleva 200 días sin teléfono celular y tiene que pedir ayuda a su familia para poder entrar y salir de casa, pues teme que dichos individuos la ataquen al bajarse de su automóvil. También toma terapias psicológicas para poder sobrellevar este calvario.
Más denuncias y a empezar de nuevo.
No sólo a ella le intervinieron sus equipos tecnológicos. Una vecina le contó que está pasando por una situación similar y ha sido testigo de los gritos y los insultos de medianoche por parte de dichos sujetos.
“Lo que a ella le pasa es que luego de leer los mensajes de WhatsApp que le llegan, le vuelven a caer los mismos, como si no los hubiera leído antes. Además, con una aplicación encontró que dos teléfonos, un IPhone y un Motorola, estaban colgados de su Wi Fi y no sabe de quiénes son”, explicó.
También su novio y su hermana han sido víctimas de hackeo, por lo que interpusieron denuncias asentadas en las carpetas G1/6099/2020 y G1/006012/2020. La vecina también denunció y el expediente es G1/6612/2020.
“Ya pasó mucho tiempo y la Fiscalía no ha notificado a los de la taquería. Las autoridades piensan que tuve alguna relación con alguno de ellos y que por eso me acosa, cuando la realidad es que yo ni los conozco. En vez de investigar están sacando conclusiones y minimizan lo que me hacen”, lamentó Ange.
Recientemente, la joven fue citada de nuevo por la Fiscalía para “darle seguimiento al caso”. El problema es que la intención es volver a repetir las diligencias que hizo hace más de un año, como presentar testigos y aportar datos de prueba, así como la evaluación psicológica. Ella ya no confía en esa dependencia estatal.
“Yo sé que la Fiscalía no va a hacer nada, por eso mismo he decidido hablar y dar a conocer mi testimonio, porque quiero que la gente de la Taquería Palenque me deje de acosar. Quiero que me dejen en paz, que me devuelvan mi privacidad, es mi derecho”, sentenció la joven, quien aseguró que ya no se quedará callada ante estas agresiones.