Víctimas de siniestros viales, las más olvidadas en Yucatán
En este Día de Muertos, no hay que olvidar a las personas cuyas vidas fueron arrebatadas a causa de la imprudencia de los conductores y a la visión privilegiada de las autoridades que construyen ciudades pensando únicamente en los automóviles.
Por Paloma Reyes*
Mérida, Yucatán, 2 de noviembre de 2022.-En este Día de Muertos, vale la pena recordar a quienes fallecieron en un siniestro vial en Yucatán, en especial a los grupos más vulnerables que son los peatones, ciclistas y motociclistas. Aquellos que solo son virales unos instantes en redes sociales debido a la tragedia que se los llevó, pero que luego terminan olvidados por la sociedad y por supuesto, las autoridades.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, hasta el momento en Yucatán se han atendido en hospitales públicos a 156 personas que resultaron lesionadas en siniestros viales. Tan solo en la semana 42 del presente año, se registraron cinco casos.
Además, según información del INEGI, durante el 2021 se reportaron 40 muertes por dicha causa, de las cuales 31 eran conductores, cinco peatones, tres pasajeros, y un ciclista.
Sin embargo, estas cifras no se comparan con los registros de agrupaciones a favor de los derechos de peatones y ciclistas, así como auditores viales, quienes han reportado que del 2007 al 2019 perdieron la vida 3 mil 663 personas en Yucatán en este tipo de hechos de tránsito, siendo el periférico de Mérida la vía más letal donde el 44 por ciento de los fallecidos fueron peatones; 20 por ciento, ciclistas; y 15 por ciento, motociclistas.
Lamentablemente, todos esos números siguen y seguirán aumentando, mientras las autoridades no se ocupen en generar la infraestructura adecuada para garantizar la seguridad de los peatones y concluir las ciclovías que tanto han prometido y que de verdad sirvan para proteger a los ciclistas.
Hay que recordar que todas las personas somos peatones en algún momento de nuestro día a día, por lo tanto, las vialidades deben ser seguras para todos y no solo favorecer el tránsito de los automóviles.
Es triste ver en las redes sociales miles de compartidas y cientos de comentarios con condolencias cuando una o más personas pierden la vida en un siniestro vial y peor aún cuando se exhiben las imágenes tan fuertes de sus últimos instantes con tal de ganar vistas y alimentar el morbo de la gente, olvidando que se trata de seres humanos que tenían una familia y sueños por cumplir.
Pero todo eso queda en el olvido y se convierte en hipocresía cuando a los conductores yucatecos de cualquier vehículo no les importa tomar el volante en estado de ebriedad e incluso festejan el llegar a salvo a pesar de su imprudencia sin tener en cuenta las vidas que arriesgan.
O cuando van rapidísimo por el periférico como si se tratara de un autódromo, jugando a las carreritas. O cuando buscan mil y un maneras de distraerse ya sea con el teléfono, comiendo o platicando sin tomar en cuenta la tremenda responsabilidad que llevan en sus manos.
Como persona peatona y usuaria del transporte público nunca se me ha hecho fácil transitar con tranquilidad, sobre todo viendo cómo aumentan las cifras de siniestros viales y continúa la indiferencia ante los riesgos que implica conducir. Los segundos que alguien intenta ganar al pasarse un alto, son los mismos que podrían separar a alguien de seguir viviendo, y en esta era donde todo es instantáneo y se vive con prisa, no parece que haya tiempo para hacer esta reflexión.
¿De que sirve que los familiares de las víctimas y diversos activistas se manifiesten, si nunca los tomarán en cuenta y sus casos quedarán olvidados entre miles de carpetas de investigación? Sirve para la memoria y la exigencia de justicia, porque aunque para las dependencias se trate de una cifra más, nunca olvidarán a aquella persona a la que esperaban en su hogar y les fue injustamente arrebatada.
Por eso, en este día y todo el año, vale la pena recordar a quienes partieron de este mundo en un instante a causa de la irresponsabilidad de un conductor y también de las autoridades que siguen construyendo (o más bien destruyendo) ciudades desde una visión privilegiada, como si toda la población tuviera acceso a su propio automóvil. (Foto de iStock)
*Periodista.