¿Vamos hacia el camino de las ciudades inteligentes?
La tan referida “modernización” ha traído innumerables dolores de cabeza, por eso hay que preguntar si los administradores públicos realmente conocen estos proyectos y si saben cómo aterrizarlos
Por Alfonso A. González Fernández*
Mérida, Yucatán, 7 de diciembre de 2018.- Actualmente, nos encontramos con mensajes que nos están disparando a cada momento y por todos los medios, sobre todo las nuevas autoridades en cuanto a que tenemos que transformarnos para ir de acuerdo con el futuro por un lado, así como también que estamos haciendo todo lo que corresponde para convertirnos o transformarnos en una Smart City, que además lo haremos muy pronto, si es que no lo somos ya, y que ese es el camino para la modernidad, etcétera, etcétera.
No obstante las afirmaciones y narrativa anterior, esto es parcialmente cierto, por lo que es menester clarificar lo que el término o sus acepciones significan, ya que el tema resulta ser muy importante y no solo lo es para parecer o aparentar que estamos en camino de la modernización, sino que es una obligación saber a ciencia cierta de qué se trata este asunto y si quien refiere ello, conoce y sabe qué hacer con lo que ofrece y dice, pero sobre todo, si domina cómo gestionar los datos que se obtengan.
Vamos a tratar de hacer más coloquial y sencillo lo que el término mismo significa y sus eventuales alcances, para no dejarnos sorprender por estas “propuestas rimbombantes” que se citan y que, para el caso de esta colaboración, se refiere a temas sobre la Infraestructura y el Desarrollo Urbano sostenible.
De manera sencilla podemos definir que Smart City es el término utilizado para referirnos a las ciudades que se encuentran ocupadas en orientar políticas públicas que tiendan a lograr un desarrollo sostenible, a través de la aplicación de Tecnologías de la Información y Comunicación para tener los elementos y poder gestionar infraestructuras innovadoras, a fin de disminuir sus consumos energéticos y sus emisiones de CO2 a la atmósfera, todo ello en beneficio, garantía e incremento de la calidad de vida de sus habitantes, entre otras cosas.
En pocas palabras, una Smart City es una ciudad que, utilizando la información obtenida a través de todos los medios y sus habitantes, va tendiendo a la sustentabilidad con el mejor manejo de sus recursos.
Herramientas
Utilización de paneles solares o fotovoltaicos, transporte y movilidad por medio de vehículos eléctricos, molinos y/o parques eólicos, señales y semáforos solares, promover el uso de rutas peatonales arboladas, bicicletas, entre otras pequeñas acciones, ayudan a llevar a una urbe a convertirse en más eficiente y sobre todo sostenible.
Pero eso es solo una pequeña parte, este es un asunto mucho más completo, pues proporciona los datos de toda naturaleza para la toma de decisiones. Los administradores públicos hoy más que nunca, no pueden tomar decisiones solamente por amiguismo, sentimiento u ocurrencia, sino que deben tener soporte técnico, planeación y método.
Tradicionalmente y de manera recurrente, existen o se inventan términos para denominar en cada oportunidad el perfeccionamiento de la administración pública y su siempre tan referida “modernización”, esa misma que ha traído innumerables quebrantos y dolores de cabeza a quienes han tenido la responsabilidad de la gestión pública, sin distingo de color.
De lo único que si estamos seguros, es que el resultado siempre ha sido que no se cubren los ofrecimientos ni las expectativas generadas, ya sea por conocer poco o de plano no conocer y, consecuentemente, no poder administrar la información necesaria que se genera en todo momento para la toma de decisiones oportunas.
Así las cosas, el concepto Smart City se debe entender como mejora en la gestión pública de la ciudad o entidad, de manera tal, que se encuentre orientada, pero sobre todo, de forma y manera por demás optimizada, para la prestación de servicios públicos, como pueden ser la basura, los baches, la limpieza de parques, el alumbrado público, el transporte, el abastecimiento de agua, entre otros.
Por lo que podemos apreciar con mucha claridad que el enfoque va dirigido a mejorar o solucionar la actuación en la gestión municipal o estatal, entendiendo al municipio como el elemento autónomo básico de nuestro sistema político, es decir, la célula básica de nuestro país, por lo que debemos estar muy atentos a ello y participar, replicando hacia arriba esta gestión, es decir, al estado y luego a la federación.
El siglo XXI está destinado a ser el siglo de las ciudades, por lo que utilizar los medios digitales y los datos que se generan debe ser una herramienta constante para utilizar, de manera tanto cotidiana como inmediata y apoyarse en la solución de los temas económicos y sociales que se tienen por delante.
¿Para qué sirve?
Ahora bien, ante toda esta cantidad de información que se genere, nos debemos hacer la pregunta anterior ya que necesitamos conocer si los que recopilan, organizan, colectan y ordenan toda ella saben qué hacer con la misma.
Lo medular es tener presente que estamos ante el umbral de tener información que nos aportará datos trascendentes que son sustanciales para la Planeación Estratégica en la que debe estar basada la administración de la ciudad o el estado, entre los que podemos citar a la planificación urbana, la movilidad y el transporte, la gestión medioambiental, la economía, la salud, la seguridad, el alumbrado y sobre todo, la relación estrecha entre la sociedad y la tantas veces citada y añorada gobernanza, que ayudará para la toma de decisiones y lograr cohesión social.
Resulta conveniente que podamos conocer hoy, qué es lo que tenemos a nuestra disposición y en qué se basan esas propuestas o cómo las vamos a aterrizar para poder decir que somos una ciudad inteligente o que estamos yendo en ese camino.
Con certeza podemos decir que la ciudad perfecta no existe, pero hay que tender hacia esa perfección con método y compromiso, con firmeza y rumbo colectivo, pero sobre todo, con todos los medios al alcance de todos y por encima de quienes tengan la oportunidad de tener la administración de la ciudad o el estado porque esto es para todos sin distingo alguno, en pocas palabras, es menester aprovechar las tecnologías de la información y las comunicaciones para mejorar, manteniendo el compromiso de sustentabilidad.
Parece lejano o tal vez impensable para nuestro terruño, pero se deben implementar medidas sobre el crecimiento demográfico y económico pues son factores que impactarán por su desarrollo y crecimiento nuestro entorno medioambiental, de convivencia, equidad y coherencia social.
En este sentido, de acuerdo a la clasificación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y Estandarización (ITU-T), existen tres categorías de Smart Cities y tratando de traducir sus definiciones al español son:
- a) Inteligentes de Inicio (Smart from the start). Ciudades que han sido construidas desde el inicio y se disponen para atraer negocios o ciudadanos basados en Planes Estratégicos empleando nuevas infraestructuras TIC´s (Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones) para beneficio de la ciudadanía con visión sustentable.
- b) Volviéndose Inteligentes (Smartization). Ciudades Existentes que emplean una serie de planes estratégicos para realizar mejoras parciales y graduales de sus infraestructuras y poder hacerlas cada vez más desarrolladas o inteligentes (sustentables).
- c) Ciudades impulsadas por objetivos. (Purpose driven cities). Ciudades con propósitos preestablecidos y especiales como lo son ciudades industriales, ciudades científicas centradas en la investigación o culturales, entre otras, igualmente con objetivos sustentables.
Independientemente de encontrarse en cualquiera de las tres categorías anteriores, se tiene que contar con un Programa Transversal Práctico y Competente como hemos insistido y no solo presentarlo en la narrativa de las propuestas, ya que es una tarea fundamental para implementar de inmediato y garantizar su funcionamiento con las nuevas tecnologías, con un marco legal misceláneo para lograr la gestión integral de manera ordenada y con niveles de jerarquía sencillos, con un cronograma igualmente establecido y medible por áreas y objetivos para que todo ello pueda interactuar con los ciudadanos, empresas o instituciones y en caso contrario generar y establecer la educación correspondiente para su inclusión y utilización por igual.
Una vez conociendo la importancia que conlleva este término de Smart City, tenemos que solicitar la oportunidad como sociedad para colaborar en cualquiera de las etapas y tareas en este proyecto a desarrollar una ciudad sostenible.
*Ingeniero civil con especialidad en Mecánica de Suelos y Vías Terrestres, con más 30 años de experiencia en el ramo. Es presidente del Consejo Mundial de Ingenieros Civiles (WCCE) y director general de Alpro Ingeniería. Fue presidente nacional de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.