Un intento de restaurar el Estado católico yucateco
Al oponerse al matrimonio igualitario y defender el modelo de familia natural, los grupos de ultra derecha garantizan la dominación y la supervivencia del catolicismo.
Por Paul Matos*.
Mérida, Yucatán, 13 de abril de 2019.- La defensa de la familia fundada en la unión entre el hombre y la mujer que promovieron los grupos católicos contra el matrimonio igualitario, tiene como objetivo perpetuar el dominio y la supervivencia de la propia religión, fe que se encuentra en una profunda crisis espiritual y de valores, surgida y provocada desde la misma institución.
Alrededor del mundo, cuando se ha discutido el matrimonio igualitario en las legislaciones, las agrupaciones católicas reaccionan contra la aprobación del mismo. En Colombia, la abogada Lina Malagón Penen, documentó el fenómeno en la publicación La lucha del movimiento social católico en contra del matrimonio igualitario en Colombia: un medio para legitimar el estilo de vida católico (2009-2015).
En la publicación, establece que la oposición católica al reconocimiento jurídico de esa figura fue llevado por “laicos intransigentes y por católicos integristas quienes defendieron el modelo católico de la familia en las arenas judicial y legislativa”. La jerarquía de la Iglesia intervino muy poco, añade.
La situación, continúa, “se traduce en un pensamiento de extrema derecha construido sobre la base del rechazo a la democracia liberal pues su objetivo es el de restaurar los Estados católicos de corte monárquico en los que no solo el derecho válido es aquel que sigue la ley natural sino que, además, el catolicismo es la religión oficial”.
El temor de la Iglesia Católica en Yucatán es que, al legislarse a favor del matrimonio igualitario, pierda el poder sobre la sociedad. Durante los últimos años, el clero ha sido debilitado desde dentro.
La crisis espiritual y de valores por la que pasa la Iglesia Católica y El Vaticano se relaciona, principalmente, con los casos de abuso sexual y pederastia que han sido documentados por medios de comunicación y la sociedad en las últimas décadas.
Apenas este 11 de abril, el Papa emérito Benedicto XVI declaró que los abusos sexuales cometidos por sacerdotes al interior de la Iglesia Católica surgieron a partir de los movimientos sociales de Mayo de 1968.
En su texto de 18 páginas La Iglesia y los abusos sexuales escribió que parte de la fisionomía de la Revolución del 68 fue que la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada.
Sin embargo estos casos vienen de tiempo atrás, la constitución apostólica Sacramentum Poenitentiae, promulgada por el Papa Benedicto XIV en 1741 –un documento de 4 páginas- establecía el conocimiento de El Vaticano sobre el problema generalizado de abuso sexual al interior del clero de la Iglesia católica.
El texto aborda el tema de cómo se solicitaba sexo a las personas, incluso a los niños, por parte de los sacerdotes durante la confesión. El documento fue utilizado para entrenar a los curas entre 1918 y 1982.
La crisis de la Iglesia también está presente en Yucatán. El arzobispo Gustavo Rodríguez Vega anunció hace unas semanas que se denunciarían ante la Fiscalía General del Estado (FGE) a cinco sacerdotes acusados de abuso sexual a menores, expuestos durante la Conferencia del Episcopado Mexicano.
La estrategia de la Iglesia católica y los grupos relacionados a ella, ante la pérdida de credibilidad, es atacar los derechos humanos y civiles. Sobre estos delitos por parte de curas, los opositores al matrimonio igualitario no han dicho nada.
La abogada colombiana Malagón Penen también establece que la defensa del casamiento exclusivo entre hombre y mujer es un método por el cual la Iglesia considera que, defendiendo ese modelo de familia, “garantiza la dominación y la supervivencia del catolicismo”.
Se trata de asegurarse de que el derecho reproduzca el modelo católico de la familia, considerando que ayudó al catolicismo a mantener su influencia en las sociedades modernas.
“La adopción del modelo católico de la familia le permitió a esta religión perpetuar y hacer plausible un ejercicio de la autoridad “desde arriba”, fundado en la idea de que los hombres no pueden gobernarse a sí mismos porque Dios les imprimió una naturaleza determinada que deben respetar para ser considerados verdaderamente humanos”, agregó.
Por lo tanto, la intención que tienen los grupos católicos de evitar el matrimonio igualitario en Yucatán es evitar perder el poco poder que les queda.
Aunque en un principio parece que se refuerza la ideología católica en la entidad, en el análisis más profundo se genera un desprecio aún mayor al sistema religioso impuesto y también hacia los políticos, en especial a los del PAN y el PRI.
Si la Iglesia está en una crisis, esos partidos abrieron aún más la herida. El blanquiazul que sufrió una tragedia en las elecciones federales, pierde la oportunidad de atraer más votantes jóvenes al abrirse a nuevas maneras de decidir; el tricolor, por su parte, en un fallecimiento institucional a nivel federal y estatal, recrudecido por el proceso interno opaco y revuelto en Yucatán.
Tanto la Iglesia Católica como los políticos que votaron contra el matrimonio igualitario perdieron la oportunidad de recuperar un espacio en la sociedad civil.
Más temprano que tarde se darán cuenta que reprimir los derechos humanos, por medio de la discriminación de preferencia sexual de quienes representan, tiene consecuencias negativas. Eso alejará a quienes pudieron acercarse a ellos.
Lo único que hicieron fue profundizar su crisis moral, ética e ideológica.
*Reportero en Mérida desde el año 2015 en medios como Reporteros Hoy y, posteriormente, La Jornada Maya. Ha colaborado con Animal Político y Tercera Vía. Actualmente, cursa la beca Periodismo y Democracia en la Universidad Iberoamericana, con especialización en Periodismo de investigación.