MexicanAs: Impacto de las mujeres en la transformación legislativa

Hoy, más que nunca, es momento de involucrarnos para consolidar el México que soñaron las revolucionarias y las sufragistas.
Por Andrea Tamayo Cáceres*
#ATACAConIdeas
@andreatamayocs
Mérida, Yucatán, 8 de marzo de 2025.- Cada 8 de marzo, en México y el mundo se recuerda la lucha histórica de las mujeres por sus derechos, enfatizando que no es una fecha de celebración, sino un recordatorio de la resistencia y la exigencia de justicia en un país donde, pese a los avances legislativos, la violencia de género sigue siendo una realidad ineludible; sin embargo, hay algo que ha cambiado de manera irreversible: las mujeres hemos conquistado espacios de poder que antes nos fueron negados y, con ello, hemos transformado el entorno donde nos desenvolvemos, ya sea en la academia, la administración pública, el empresariado, las artes o la política.
A decir verdad, la presencia de mujeres en la política ha sido clave para el desarrollo de una agenda legislativa con perspectiva de género. Desde la histórica reforma político-electoral de 2014, que garantizó la paridad de género en candidaturas a congresos locales y al Congreso de la Unión, hasta la reforma constitucional de Paridad en Todo en 2019, que estableció la participación igualitaria en los tres Poderes de la Unión, órganos autónomos, gabinetes y municipios, la representación de las mujeres en la toma de decisiones ha dejado de ser una excepción para convertirse en norma.
Además, las acciones afirmativas han permitido la digna representación de mujeres de la diversidad sexual, indígenas, afrodescendientes, migrantes, jóvenes o con alguna discapacidad, mostrando que aquellas cualidades por las que antes nos marginaron o discriminaron, son en el presente nuestra fortaleza y orgullo de representación.
Actualmente, el Congreso de la Unión cuenta con una representación femenina del 50 por ciento en la Cámara de Diputados y del 49 en el Senado, lo que ha permitido avances legislativos de gran impacto en la protección de los derechos de las mujeres.
Hay que destacar los avances legislativos que las mujeres parlamentarias han impulsado de la mano de la sociedad civil organizada como digna remembranza, pues han evolucionado el marco jurídico vigente mexicano para nutrirlo de perspectiva de género, justicia social y la incansable búsqueda por la igualdad sustantiva.
Entre las leyes a destacar en los últimos cinco años se encuentra Ley Olimpia, que marcó un hito en la lucha contra la violencia digital; Ley Monzón que prioriza el interés superior de las infancias y adolescencias víctimas de violencia extrema feminicida, de manera que la patria potestad no la pueda ejercer el padre que acabó con la vida de su madre; la despenalización del aborto en veintidós estados del país, para que se garantice el derecho humano a la salud sexual y reproductiva, así como la eliminación del delito en los Códigos penales locales; o la Ley 3 de 3 que impide que agresores de mujeres y deudores alimentarios ocupen cargos de elección popular, lo que protege a las víctimas y garantiza que quienes ejercen violencia no se conviertan en autoridades.
Y como estas leyes, afortunadamente hay otras más que han ido impactando en positivo la vida de las niñas y mujeres mexicanas, para proteger sus derechos y garantizar una vida libre de violencias; sin embargo, soy una mujer feminista y no soy ciega ante las realidades que vivimos todos los días. Sé y estoy consciente que no basta que las leyes sean cambiadas para que, en verdad, vivamos vivas, libres y sin miedo.
Las niñas de hoy merecen crecer en un país en dónde puedan sentirse seguras; en dónde la representación de la primera PresidentA sea una reivindicación en los espacios que por años nos dijeron no podíamos ocupar. Un México en dónde las leyes no solo estén en el papel, sino en los hechos mediante la participación del Estado con instituciones fuertes que respondan a las necesidades y exigencias, ante una sociedad vigilante que clama por justicia, seguridad; ante una transformación irreversible.
Las mujeres hemos estado en la historia de nuestro país. Hoy, más que nunca, es momento de involucrarnos para consolidar el México que soñaron las revolucionarias, las sufragistas. Lucho por el México que merece mi hija y lucho por el México que le falló a mi abuela. Por todas ellas. Vale el orgullo de estar de pie y no rendirse. Porque ya sabemos que calladitas no nos vemos más bonitas, sino cuando alzamos la voz por nuestros derechos, porque la incomodidad es el privilegio de decir lo que pensamos, a pesar de que nos quisieron ignorar.
*La Abogada Andrea Tamayo Cáceres, es una Consultora Política y Asesora Legislativa en la Cámara de Diputados, que cuenta con especializaciones en materia de género, derechos humanos, Derecho electoral, y Normatividad y Legislación. Es Directora general de la Consultoría “Gestores Públicos Asociados”. www.asesoresgpa.com