Los primeros 100 días de Vila, entre dudas
Su gobierno inició con reuniones privadas, viajes y cercanía con López Obrador. Tampoco tiene enemigos políticos suficientemente fuertes que puedan causarle una indigestión.
Por Paul Matos*
Mérida, Yucatán, 8 de enero de 2019.- Los primeros 100 días definen a un gobierno, marcan la pauta para que se conozcan los proyectos y la visión que tiene un mandatario; son el adelanto, la sinopsis que da indicios de lo que se espera durante el sexenio.
En el caso de Mauricio Vila Dosal, sus poco más de tres meses al frente de Yucatán se pueden resumir como grises, de reuniones privadas, viajes y cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hasta el momento, no se aprecia que tenga un proyecto que pretenda ser de alto impacto en la vida de las y los yucatecos; tampoco ha presentado alguna iniciativa de ley, con excepción de aquella relacionada con la reestructuración y desaparición de dependencias, ni se ha mostrado como un gobernante innovador. Se dedica, pues, a gestionar la administración pública.
Desde esa labor, presume sobre todo sus programas de austeridad, que incluyen recortes al presupuesto, los cuales coinciden con la Austeridad Republicana de López Obrador, y el despido de burócratas, algunos sin vínculos partidistas, pero otros, presuntos aviadores del PRI con Rolando Zapata Bello.
A pesar de tener las herramientas para cumplir una de sus principales promesas de campaña, mejorar el transporte público en Mérida, aún no deja ver intenciones de conseguirlo. Ya tiene lo que como presidente municipal, aseguró, le impedía concretar esta aspiración: el PAN gobierna la ciudad y el estado, aunque les falta el Congreso.
En sus primeros 100 días no ha mencionado, ni siquiera en sus discursos, la intención de mejorar la movilidad urbana. Además, pareciera que su relación con el alcalde Renán Barrera Concha es fría y seria, revuelta por los conflictos internos del PAN.
En cuanto a la salud, su bandera durante el proceso electoral, lo que ha hecho son curitas en un sistema que requiere terapia intensiva. “Médico a domicilio” es su mayor logro cuando hay hospitales que necesitan de inversión para mejorar su infraestructura y la atención, así como generar proyectos que acerquen estos servicios a las comunidades más apartadas.
En el inicio del sexenio, nada de eso ha ocurrido pero, eso sí, firmó un pacto con López Obrador para que el gobierno federal se encargue de este sector.
Su gestión lo ha llevado a viajar por el mundo: el Caribe, Asia y Europa, tres viajes internacionales en tres meses. La agenda de Vila Dosal se basa en viajes y reuniones privadas. Además, su trato hacia los medios de comunicación y reporteros es casi nulo ya que evita los micrófonos y las entrevistas incómodas.
Las y los miembros de su gabinete, salvo algunas excepciones, se mantienen cercados en su obligación de responder a los cuestionamientos ciudadanos. Parece una orden del mismo titular del Ejecutivo la de intentar evitar que atiendan a la prensa.
Su relación con el presidente de México, desde antes que López Obrador tomara protesta, ha sido una calca exacta de la que tuvo con el gobernador Zapata Bello cuando era alcalde de Mérida: formal, respetuosa del poder que está por encima de él y en busca de alianzas. Vila Dosal se mantiene en su lugar.
Por el contrario, sus vínculos con Morena en Yucatán, en especial con Joaquín Díaz Mena, delegado de Programas de Desarrollo de la federación, es fría. “Huacho” fue su contrincante en la campaña, tras serle negada la posibilidad de competir por una senaduría en el PAN; sin embargo, durante la última semana, esa relación intentó descongelarse a través de reuniones en las que, parece, intentaron limar asperezas.
En la política local no tiene enemigos suficientemente fuertes que puedan causarle una indigestión. Si bien el PRI lidera el Congreso, es un partido en proceso de muerte y cada muestra de oposición a proyectos que pueden favorecer a Yucatán serán mal vistos por la sociedad y acelerarán la extinción del tricolor.
En el territorio, Morena aún no es lo que representa a nivel nacional y tampoco tiene la fuerza para afectar al gobierno de Vila Dosal. Es decir, tiene vía libre para proponer iniciativas de ley en beneficio de la población yucateca.
Mediante la secretaria de Administración y Finanzas, Olga Rosas Moya, hizo del conocimiento público un faltante de mil 900 millones de pesos, deuda heredada para el último trimestre de 2018 por parte de la gestión Zapata Bello.
De nuevo, las acusaciones se quedaron ahí, sin ejercer su facultad de presentar una denuncia formal o iniciar una investigación. En su lugar, se decantó por aumentar los impuestos para sanear las finanzas.
Aún con eso, podría afianzarse a la cabeza del PAN en México si no repite los errores y la mediocridad de Zapata Bello. Tras la muerte de los cacique poblanos Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso, en el blanquiazul se generó un vacío de liderazgos capaces de catapultarse hacia una posible candidatura presidencial.
Vila Dosal se proyecta al frente del sureste mexicano, con el gran beneficio que tendrá el hecho de que su región será la más apoyada por el gobierno de México. Eso puede aprovecharlo en la carrera al 2024.
Desde el primero de enero se crearon nuevas dependencias, pero en estos nueve días de 2019 no se tiene nada en concreto respecto a la mismas. Ni la Secretaría de las Mujeres, en un contexto de mayor visibilización de las violencias de género, ni la de Desarrollo Sostenible, con casos que dañan el medio ambiente como Homún y la contaminación por plaguicidas, ni la de Pesca, cuando ocurre la depredación ilegal de especies como el pepino de mar, han presentado un plan de trabajo para los próximos seis años.
Mauricio Vila Dosal ya lleva 100 días como gobernador de Yucatán. Su gestión, tal parece, carece de un proyecto y de un rumbo claro para el estado. Su gobierno aún no demuestra que Yucatán merezca mucho más.
*Reportero en Mérida desde el año 2015 en medios como Reporteros Hoy y, posteriormente, La Jornada Maya. Ha colaborado con Animal Político y Tercera Vía. Actualmente, cursa la beca Periodismo y Democracia en la Universidad Iberoamericana, con especialización en Periodismo de investigación.