¡Llegaron los toltecas con un montón de cosas civilizatorias y modernas!
MIRIÑAQUES: Básicamente quieren que les paguemos tributo, pero ahora le llaman impuestos. Cualquier cosita de nada: jade, pieles, miel, sal, mantas, plumas preciosas. Es como una compensación por los incomparables beneficios de su civilización.
Por Antonio Martínez*
Mérida, Yucatán, 24 de junio de 2021.-Lo malo de ser una gran civilización es que, si te invade alguien, lo más posible es que sean unos bárbaros, como sucedió con la llegada de los afamados Toltecas, quienes habrían llegado a Chichén Itzá en el siglo décimo d.C., dando lugar a una gran expansión de la ciudad. De acuerdo a las consejas y leyendas, la superioridad militar del ejército tolteca se hizo evidente desde un principio.
Los guerreros mayas, que peleaban con lanza, eran diezmados desde lejos por las flechas de los atlatl (o lanzadardos) que traían los invasores y pronto los líderes de ambos bandos se reunieron para firmar un armisticio. De acuerdo al eminente historiador don Pío Castañas, las cosas jamás sucedieron como se relatan a continuación:
-Muy buenas tardes, somos los Toltecas-, dijo el General Cuauhtzontlintlitotepectlitl-y venimos a invadir desde la gran capital del altiplano, la todopoderosa Tula.
-Está bueno- dijo resignado don Rey Maya, que hablaba náhuatl antiguo al 60 por ciento-. Es tu camino. Los astros ya nos habían advertido de su llegada, pero no esperábamos que olieran tan mal. Ni eso, ni lo del atlatl. Pero en fin, ya ni modos, ¿qué podemos hacer por ustedes?
– Básicamente queremos que nos paguen tributo, pero ahora lo llamamos impuestos. Cualquier cosita de nada: jade, pieles, miel, sal, mantas, plumas preciosas, lo que tengan, no importa. Es como una compensación por los incomparables beneficios de nuestra civilización.
-Que contrariedad. Veremos qué podemos hacer… Y ¿cuáles son los beneficios?
-Ah. Tenemos un montón de cosas civilizatorias, muy toltecas y modernas. En primer lugar, traemos a nuestro Dios, que se llama Quetzalcóatl. Sirve para todo: es dios de la creación, patrón de la escritura y las artes, deidad de la guerra, señor del viento, y a la vez es el planeta Venus y una serpiente emplumada.
-Ya lo tenemos, le llamamos K’uk’ulkan. Está simpático. Hasta le hicimos un estadio.
-Pero es que viene con un montón de deidades secundarias, sin costo alguno: por ejemplo, tenemos el Tlaloc, que hace que llueva a nuestro antojo; el Mictlantecuhtli, que gobierna el inframundo y el Tezcatlipoca, que se dedica a fregar a Quetzalcoatl.
-También les veneramos, pero les llamamos Ch’aak, Yum Kimi y K’awil.
-Ya, ya… la novedad es que les hacemos sacrificios humanos, son muy vistosos- apuntó el Tolteca sonriendo de orejera a orejera.
-¡Pa su! -exclamó don Rey Maya-, ¡qué barbaridad! pero ¿por qué? Nosotros solamente sacrificamos aves y mariposas…
-No lo sabemos bien, es política de la empresa, creo… La verdad es que también nos comemos a los perros… Pero no se preocupen, les traemos un bonito sistema de escritura que tiene unos veinte signos, muy bonitos y fáciles de hacer.
-Parecen dibujos infantiles… nuestra escritura tiene más de 800 signos, y se pueden combinar haciendo frases…
-Nada, nada, adoptarán el nuestro. Y, por si fuera poco, les regalaremos de promoción el calendario de 260 días, que es una maravilla del ingenio tolteca, obra del mismo Quetzalcóatl.
-Ya. El Tzolkin. También lo usamos. Y además tenemos la Cuenta Larga, el Haab, el ciclo de los Katunes, el calendario lunar y otro de eclipses.
-Bueno, bueno, pero les tenemos novedades gastronómicas-,dijo don Tolteca sacando unas tortillas secas del bolsillo.
-Jajajaja, ¿de verdad comen eso? Pruebe usted esto-dijo don Rey Maya ofreciendo al tolteca unos platillos de fina cocina yucateca: tamales colados de corazón de venado cola blanca con reducción de zapote, seguidos de pechuga de chachalaca con guarnición de ibes y piñuela, y de postre un vaso de cacao batido con polvo de vainilla- Lo llamamos Guerrerito de Chocolate-,explicó orgullosamente don Rey Maya.
-Muy sabrosos, nos tienen que enseñar a hacerlos. Nosotros para beber tenemos pulque, que lo sacamos de los cactus.
-En lo personal prefiero el Xtabentun, o el Balché, pero allá ustedes… cada quién…
-Maravilloso, la cosa es que nos quedamos a vivir aquí, para garantizar lo del tributo, digo los impuestos. Necesitaré que construyan un fraccionamiento para mis guerreros, que no esté muy lejos del centro. Y que cuente con pirámide para la misa de los domingos, y un tianguis… aquí os dejo los planos. Sería un detalle si pudieran añadir una plataforma de cráneos, y columnas de serpientes, para que los muchachos se sientan como en casa. ¡Ah! Y mujeres, necesitaremos mujeres. Vinimos puros hombres, con eso de las prisas …
-Sobre eso último no puedo asegurarles nada. Las yucatecas hacen lo que les da la gana, y si se casan con ellas, peor para ustedes, créame.
-Tenemos un trato pues… Excelente, vamos a hacer grandes cosas juntos. Puro progreso, van ustedes a ver-, sentenció don Tolteca levantándose.
Al retirarse el forastero, una figura emergió de las sombras tras el trono.
-To’one toplom- se quejó el atribulado Rey Maya.
-En efecto, pero nada podemos hacer en contra de lo que está escrito en las estrellas-,contestó don Sumo Sacerdote-.Además, Tula está muy lejos, y estos imperios no duran mucho. Eso, si es que sobreviven a nuestras defensas naturales: el calor, los moscos y el chile habanero…
*Escritor de provincias