La simulación de la libertad de expresión en Yucatán
Este 7 de junio, las y los periodistas no tenemos nada que festejar, dadas las condiciones de censura, de bloqueo informativo por parte de las autoridades y las malas condiciones laborales que imperan en los medios de comunicación
Por Herbeth Escalante*
Mérida, Yucatán, 7 de junio de 2022.- Las y los periodistas de Yucatán tenemos muy poco que celebrar este 7 de junio, Día de la Libertad de Expresión, dadas las condiciones de censura, de bloqueo informativo por parte de las autoridades ylas malas condiciones laborales que imperan en los medios de comunicación.
No hay nada que conmemorar porque continúa el hostigamiento judicial por parte de personajes públicos o políticos que se sienten intocables y promueven demandas civiles en contra de periodistas sólo porque se incomodan por su labor informativa.
No tenemos nada que festejar porque funcionarios o legisladores siguen interponiendo denuncias penales en contra de periodistas con la única intención de intimidarlos y amedrentarlos para que detengan su trabajo.
No debemos celebrar nada mientras los gobiernos, como el de Mauricio Vila Dosal, sigan bloqueando a los periodistas, sigan realizando conferencias de prensa VIP, sigan sin dar entrevistas ni información que se le solicita.
No hay razón para festejar porque los políticos, funcionarios y voceros siguen exigiendo a la prensa que eliminen y bajen notas e investigaciones periodísticas que no son de su agrado o que puedan afectar sus intereses económicos.
No hay nada que conmemorar hasta que el Congreso del Estado derogue del Código Penal el delito de difamación, el cual es violatorio de derechos humanos y representa un obstáculo para la libertad de expresión.
No debemos festejar mientras los jefes o directivos de medios de comunicación sigan despidiendo a periodistas considerados “incómodos” sólo para conservar sus “chayos” y quedar bien ante los gobernantes en turno.
No existen razones para estar contentos mientras prevalezcan condiciones laborales precarias y sueldos miserables para las reporteras y los reporteros en los medios tradicionales.
No tenemos qué celebrar porque cientos de comunicadores no cuentan con seguridad social, prestaciones, derecho a una vivienda digna, jubilación ni mucho menos dinero para pagar sus tratamientos médicos.
En Yucatán no debemos conmemorar que los policías municipales y estatales continúen agrediendo, deteniendo arbitrariamente, amenazando, hostigando y privando de nuestra de libertad ilegalmente.
No hay nada que aplaudir este día mientras sigan existiendo medios de comunicación que exploten todos los días a sus reporteros o pongan en riesgo su integridad física.
No debemos conmemorar este día porque el periodismo se sigue utilizando como un negocio lucrativo para unos cuantos, en vez de que sea un instrumento de cambio social y de beneficio para la ciudadanía.
Tampoco tenemos nada qué festejar porque aún hay personas sin ética que, bajo la bandera de la libertad de expresión, lucran con el dolor de la gente y usan sus medios de comunicación para dañar o humillar a otras.
Esta fecha tampoco es de reflexión. Es de exigencias, porque en Yucatán la libertad de expresión es una simulación. (Ilustración de iStock)
*Periodista y comunicador social.