Kathia Bolio, indiferente y cómplice
Si en verdad tanto le importaba el matrimonio igualitario, hubiera acudido el día de la votación, hubiera hecho frente a su partido, a su líder de bancada, Rosa Adriana Díaz Lizama.
Por Paul Antoine Matos*
Mérida, Yucatán, 7 de junio de 2019.- A dos meses del rechazo a la iniciativa de ley del matrimonio igualitario en Yucatán, la diputada del PAN, Kathia Bolio Pinelo, intentó justificar porqué no asistió a esa controvertida sesión legislativa, a pesar de que en anteriores ocasiones había señalado que votaría a favor de esa figura y que lucha por la igualdad de los derechos.
Según ella, ni con su ausencia ni con su presencia se hubiera concretado legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo “porque al final faltaron muchos votos».
Sus recientes declaraciones van contra el sentido fundamental de la democracia mexicana, y de muchas otras naciones: una persona, un voto.
La Revolución marcó el valor del voto único, libre y secreto de todos los mexicanos. El país, en su etapa democrática, se basa en esa creencia. Pero Kathia Bolio, quién no fue electa sino que llegó al Congreso estatal por la vía plurinominal, desconoce que su voto (su ausencia de la votación) representa a dos millones de yucatecos.
Imaginemos que un congresista de la ultraderecha en Alemania propusiese una ley para vetar a los judíos de los baños públicos, o que en Estados Unidos plantearan prohibir a las personas afroamericanas sentarse en la parte delantera de un autobús, cómo ocurría hace más de 60 años. Un legislador ausente en la discusión de una de esas propuestas discriminatorias, que se justifique con que su presencia o ausencia no habría significado nada en el impacto final de la votación, se convertiría automáticamente en un político antisemita o racista.
Al no acudir para emitir su voto a favor, la panista fue indiferente al matrimonio igualitario. La diputada Kathia Bolio fue cómplice de la votación en contra de estas uniones civiles entre parejas del mismo sexo.
Declaró que ni con su voto se hubiera aprobado. Si así piensan todos los políticos estamos eligiendo a las personas incorrectas para el cargo. Eso es indiferencia. Su excusa significa que su participación legislativa no tiene importancia.
¿Será que se considera a si misma como una legisladora sin capacidad de impactar en la vida de los ciudadanos que representa? Si en verdad tanto le importaba el matrimonio igualitario, hubiera acudido el día de la votación, hubiera hecho frente a su partido, a su líder de bancada, Rosa Adriana Díaz Lizama, quien abiertamente se pronunció en contra.
No asistir también es discurso. No hacer una postura pública, no ir a votar en el Congreso, es permitir que continúe la discriminación.
En sus declaraciones criminaliza a los integrantes de la comunidad LGBTTTI que exigieron se haga valer la orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Según declaró en una entrevista, cometieron «errores y agresiones que no debieron haber habido». De ello también acusa a los legisladores, pero deja fuera a los grupos religiosos que se pronunciaron en contra del matrimonio igualitario.
¿Cuáles fueron los errores y las agresiones de las que acusa a los homosexuales? ¿Y por qué no están en esas supuestas agresiones los grupos religiosos?
Dice que se politizó. Pues sí, era un tema que debía ser aprobado por políticos en el Congreso local. La política se trata de las situaciones que afectan a la sociedad.
Según la Real Academia de la Lengua, la política es la «actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo». Durante la discusión de este tema los ciudadanos se movilizaron para emitir su opinión respecto a la votación, a favor o en contra. Eso era un acto político de poder ciudadano. ¿O acaso los diputados no trabajan en la política?
Era un tema -dice- que se iba a radicalizar: por eso debe legislarse con responsabilidad, con argumentos e inteligencia y también con claridad. No se hizo: fue voto secreto.
Se polarizó, también añade. Es diputada. Al ser electa, ella sabía que tenía que tomar decisiones críticas que polarizan a los yucatecos. Ese es su trabajo: decidir. Pero ni siquiera se tomó la molestia de hacerlo.
Dice que el PAN trabaja con las bases de su fundación, enfocadas en dignidad humana, lucha por la libertad y la igualdad. Pero rechazaron esos valores y principios cuando votaron en contra de los derechos humanos que otorga el matrimonio civil igualitario.
Seguramente mañana, durante la Marcha de la Diversidad Sexual en Mérida, también habrá reclamos dirigidos a Kathia Bolio, quien al ausentarse el día de la sesión del Congreso le dio la espalda a un sector de la sociedad yucateca que exige igualdad de derechos.
*Reportero en Mérida desde el año 2015 en medios como Reporteros Hoy y, posteriormente, La Jornada Maya. Ha colaborado con Animal Político y Tercera Vía. Actualmente, cursa la beca Periodismo y Democracia en la Universidad Iberoamericana, con especialización en Periodismo de investigación.