Ella no se fue “voluntariamente”, él es un pederasta
Se critica más a una niña que al hombre adulto que, con plena conciencia de sus actos, se la llevó sin la autorización de sus tutores y la retuvo incomunicada por casi tres días.
Autoridades y medios de comunicación reproducen discursos sexistas que sirven de combustible al linchamiento virtual de una víctima menor de edad.
Por Redacción
Mérida, Yucatán, 22 de junio de 2020.- Una adolescente desaparece en el estado “más seguro” del país, su familia emprende una búsqueda frenética y, en poco tiempo, su imagen inunda las redes sociales. Afortunadamente, en menos de 72 horas, se reporta que la han hallado en buen estado de salud y sin daño físico aparente, aunque acompañada por un adulto, quien fue puesto a disposición del Ministerio Público.
No hay más detalles del caso, ante todo debe protegerse la privacidad de la menor de edad, lo que sí queda claro es que un sujeto de 22 años se llevó a una niña de 14[1] sin la autorización de sus tutores legales, es la víctima en esta situación. No obstante, la opinión pública se ensaña con ella:
“Todo mundo defiende a la chamaca jajajaja amigos la educación viene desde casa y si ella quiso irse no hay culpable más q los padres x no enseñarle a respetarse ella misma”, escribió un usuario en Facebook. “Que les cuesta a las pinches chamacas decir avisarles a los familiares, por eso muchas veces las autoridades no actúan rápido cuando de verdad es una emergencia”, dijo otra.
“Nos alegramos de que esté viva pero una buena madrina deben darle.Una niña de 14 no sabe lo que hace jajaja háganme el favor! Sus papás buscándola hasta con alerta amber y ella bien de la vida gozando.Soy mujer pero éstas cosas, dan coraje” y “El día que realmente pase algo con alguna jovencita por culpa de estas niñas irresponsables nadie va ayudar”, son algunos de los lamentables mensajes que se pueden leer.
“Hay que aceptar que en la actualidad las niñas son bien adelantadas a esa edad ya sabe lo que hace, y en las broncas que se puede meter…peor si es una chamaca rebelde, que sus padres no pueden controlar!!….para mí que ella también merece castigo…para que la piense bien a la próxima!!”, sostiene un sujeto.
“Por eso muchas de las que desaparecen de esta edad no comparto por que siempre aparecen con el novio .. por voluntad propia pero gracias a eso gente que de verdad esta secuestrada entorpecen investigaciones”, es una más de las miles de opiniones vertidas en contra de la adolescente en los perfiles de los medios de comunicación más populares de la entidad.
El juicio de la sociedad yucateca es implacable: es su culpa “por precoz”, “por andar de novia”, “por tonta”, según las voces más moderadas, mientras que la mayoría se refiere a ella de forma humillante, cruel y vulgar. Su imagen es compartida, pero ahora las plegarias para que aparezca se convierten en insultos misóginos.
Se critica más a una niña que al hombre adulto que, con plena conciencia de sus actos, la retuvo incomunicada por casi tres días. Las buenas conciencias deciden ignorar a esta clase de agresores que manipulan a las adolescentes disfrazando como cortejo, romance o amistad lo que a todas luces es grooming y pederastia.
El grooming o engaño pederasta, como se le conoce en español, es el término para la conducta de personas adultas que, mediante engaños, se ganan la confianza de menores de edad con la intención de abusar sexualmente. Estos depredadores crean una conexión emocional con sus víctimas para poder chantajearlas y conseguir sus objetivos.
Es absurdo responsabilizar a una niña de 14 años de las “decisiones” que pudo haber tomado cuando estaba bajo la influencia de un delincuente. Por eso, resulta cuando menos insensible y falto de perspectiva de género el comunicado de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) que dice que ella salió “voluntariamente del domicilio familiar”.
Lamentablemente, ese fue el discurso que los medios repitieron hasta el cansancio, mientras que la gente convenientemente olvidó que en la adolescencia las personas son sumamente vulnerables. Ella no consintió, fue manipulada por un adulto que planeó cada una de sus acciones.
No era su novia porque a los 14 años ninguna persona cuenta con la madurez que le permita establecer una relación sexo-afectiva sana con un adulto. Es más, esa clase de vínculos se considera un delito en el Código Penal de Yucatán y las autoridades están obligadas a saberlo para dejar de alimentar prejuicios sexistas que normalizan esta clase de conductas.
Es doloroso notar que una comunidad prefiere contar los cuerpos vejados de niñas y mujeres, a encontrarlas vivas; que la sociedad yucateca no reconozca todos los tipos de agresiones machistas que a diario se manifiestan en forma de acoso, abuso sexual, estupro o violación, pero que se conduele con cada feminicidio. Eso también es violencia.
[1]De acuerdo con el primer artículo de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN).