El privilegio masculino es ‘impresionanti’
Cuando se filtró el “pack” de Zague, los hombres lo celebraron y lo tildaron de héroe nacional porque él cubre los requisitos de macho mexicano.
Pero no sucede lo mismo con las yucatecas exhibidas en Yucatercos o Packs de México, quienes son hostigadas, acosadas y agredidas, sin que las autoridades hagan algo para evitarlo.
Por Luis Ángel Fuente
Mérida, Yucatán, 28 de febrero de 2020.- En la víspera del Mundial Rusia 2018, el exfutbolista y actual comentarista deportivo Luis Alves “Zague” se volvió noticia nacional, luego de que se filtrara en redes un video íntimo en el que aparecía frente a un espejo exhibiendo su pene y haciendo alusión orgullosamente al tamaño del mismo.
En pocas horas, surgieron memes, hashtags y hasta cánticos por parte de muchos hombres que, prácticamente, celebraban el hecho y tildaban al otrora delantero del Club América de “héroe nacional”. Por extraño que pudiera parecer, estaban “fascinados” con el miembro de Zague.
En su trabajo, la historia fue bastante similar. Gran parte de esa fascinación tuvo que ver con que el comentarista de TV Azteca cumple muchísimos de los requisitos para ser un macho mexicano clásico: es exitoso, tuvo varias mujeres, se destacaba en su ámbito laboral, que además es un deporte sumamente machista, tiene músculo y la cereza en el pastel, la tiene grande.
El machismo tiene un complejo con el tamaño, sobre todo cuando se trata del pene pues mientras más grande sea más macho eres y, supuestamente, más “deseable” en tanto que “puedes sentir y dar más placer”.
Aquí se asoma el primer privilegio ya que, al cumplir con una característica “ideal” o deseable por parte de la visión falocentrista del mundo, que ignora y desecha la diversidad de cuerpos y reduce el sexo al mero acto de penetración, puedes “presumirlo” sin temor a represalias.
Otro factor muy importante y tan obvio que pasa desapercibido, es la condición de hombre de la cual goza y que, en este particular escenario, le permitió que la filtración de su pack no fuera motivo de slut shaming (culpabilizar a una persona por realizar actos o tener deseos sexuales que no comulguen con lo tradicional, se usa especialmente para denigrar mujeres), que no fuera blanco de burlas e insultos, que no perdiera su trabajo y que no sufriera consecuencias psicológicas por hostigamiento.
En Yucatán, existen mujeres que por desgracia tuvieron una suerte opuesta a la del exfutbolista, pues han sido exhibidas públicamente e incluso extorsionadas a partir de la difusión de sus fotos íntimas. Particularmente, por los creadores del sitio web
Yucatercos, quienes por varios años se dedicaron a lucrar con material obtenido y publicado sin consentimiento, es decir, se trata de pornovenganza.
Además de las imágenes, en algunos casos los extorsionadores también publicaban datos personales de las víctimas como su número telefónico, dirección, lugar de trabajo o dónde estudiaban dejándolas a la merced de los “clientes” de ese nefasto sitio web para que fueran hostigadas, acosadas y, en situaciones más extremas, agredidas.
Como era previsible, el asunto llegó a manos de las autoridades, las cuales poco pudieron hacer por quienes tuvieron el valor de denunciar esta problemática, pues su poca sensibilidad ante el tema ocasionaba que las mujeres fueran revictimizadas y prácticamente se les dijera que ellas habían tenido la culpa de su situación al no tener cuidado con sus fotos.
En el ámbito legal, el panorama no era positivo para las denunciantes ya que las investigaciones no avanzaban y los operadores del portal continuaban extorsionado con total impunidad ante la ineptitud e ineficiencia de la Policía y la Fiscalía yucateca.
Pese a que se ha logrado configurar la pornovenganza como delito en el estado, el problema aún persiste pues sitios como el antes mencionado o Packs de México se las ingenian para seguir violentando mujeres, vulnerando su privacidad y poniéndolas en riesgo.
Según los testimonios de las víctimas, ellas viven un infierno pues comienzan a ser acosadas de manera sistémica por hombres que dieron con su información en esos sitios web, sienten miedo de salir a la calle, pierden su trabajo y sufren severas consecuencias psicológicas como una intensa paranoia o cuadros graves de depresión.
Aquí no hay que cuestionar el ejercicio de la sexualidad, pues es un derecho que tenemos todas y todos, siempre y cuando sea de manera responsable y consensuada. Lo que verdaderamente hay que cuestionar es la cultura machista. El caso de Zague, fue el reflejo de cómo una sociedad patriarcal reacciona de manera distinta a un hecho según quién sea su protagonista.
Por eso, si eres un hombre hetero que cumple con cierto rol asignado a tu género, puedes mandar tu pack sin ningún temor, salir a la calle vestido como quieras a la hora que quieras, salir a beber, tener sexo con quien o quienes quieras sin que eso implique ser denigrado como persona, saber que nadie va cuestionarte por obtener algún ascenso laboral, es decir, puedes gozar de muchos privilegios que este mundo misógino te otorga.
Y eso, se llama desigualdad, porque en el momento en el que no cumplas con el rol asignado, los privilegios disminuyen. Si eres mujer, desaparecen. Esa desigualdad llevada a su expresión más extrema es lo que permite que muchos hombres puedan salir a acosar, ejercer violencia de cualquier tipo sobre otros hombres y mujeres, e incluso violar y matar con total impunidad.
De ahí la importancia de reconocer estos privilegios para poder cuestionarlos, renunciar a ellos y combatirlos. Sigue sin haber una fórmula para entrar a un proceso de deconstrucción de la masculinidad y en gran parte se debe a que los hombres no están (estamos) haciendo algo al respecto de manera colectiva. A diferencia de las mujeres, que hay tejido redes de apoyo increíbles.
Toca que los hombres trabajen colectivamente para lidiar con estas cuestiones, en el entendido de que los resultados permitirían acceder a un mundo menos desigual y menos violento para sus habitantes.