El infierno laboral del Parque Científico: despidos y malos tratos
Las y los empleados lamentaron que lo que debiera ser un proyecto a favor de la ciencia en Yucatán, se ha convertido en un club de “niños bonitos” que cobran buenos sueldos sin producir nada y en donde se inventan puestos directivos para invitar a “trabajar” a los amigos.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 17 de marzo de 2022.- Desde hace tres años no se ha vuelto a saber qué hace el Parque Científico y Tecnológico de Yucatán. Se desconocen sus programas, las acciones que implementan a favor de la ciencia y cuáles son los planes de trabajo a futuro. Pero lo que es más lamentable es que ha salido a relucir el infierno laboral que enfrentan las y los trabajadores de ese lugar.
Aunque desde el inicio del actual Gobierno Estatal se han registrado malos tratos y despido de personal, el panorama se agudizó con la llegada de la nueva directora del Parque, de nombre Vanessa Burgos Alonso. Se desconoce cuál es su trayectoria científica o administrativa que la respalde para ocupar ese puesto, por lo que se sospecha del “amiguismo” y el “compadrazgo”.
De acuerdo con diversos testimonios de empleados y extrabajadores del Parque –quienes por temor a represalias lo hicieron en el anonimato-, en febrero hubo un recorte de personal injustificado, el cual se hizo sin el más mínimo tacto humanista. Al menos cinco personas fueron echadas a la calle, sin que les dieran una explicación válida.
Tal es el caso de una mujer que laboraba en el área de intendencia, quien luego de 10 años de trabajo en el Parque Científico fue liquidada únicamente con 9 mil pesos. Sí, una miseria. La despidieron a pesar de que todo el personal conoce que padece problemas de salud.
Un joven con discapacidad auditiva que trabajaba en ese lugar fue cesado sin justificación y lo peor es que lo hicieron de una forma humillante: Mientras disfrutaba de sus vacaciones, lo mandaron a llamar para que se presente a las instalaciones y una vez ahí le dijeron que rescindirían de sus servicios.
El colmo es que los administrativos del Parque les recalcaron que les están haciendo el favor más grande del mundo al pagarles una miseria de finiquito, ya que supuestamente no hay presupuesto.
El resto de las trabajadoras y los trabajadores también están en la incertidumbre, pues de la noche a la mañana los obligaron a firmar contratos cada tres meses, por lo que en cualquier momento los pueden despedir. En los gobiernos pasados su contrato era de tiempo indefinido, por lo que no entienden por qué ahora los tienen en el limbo y que su futuro laboral dependa de los capricho de los directivos.
Las y los afectados también responsabilizan de estos despidos a la contadora del Parque, de nombre María Luisa Ojeda Maldonado, quien prácticamente les hace la vida imposible.
Dicha funcionaria también amenazó al personal de limpieza de que les descontaría el sueldo sino llevan su “uniforme impecable”, lo que es totalmente ilegal. Pero claro que los trabajadores están preocupados, porque cuando los ciclones tropicales “Cristóbal” y “Delta” inundaron sus casas en las comisarías en donde viven, ella les descontó sus salarios porque faltaron a trabajar. ¿En donde está la sensibilidad y la empatía de esa contadora?
Y ojo, la señora María Luisa Ojeda tiene terribles antecedentes de acoso laboral, porque estuvo mostrando el video íntimo de una compañera a otras personas del Parque sin su consentimiento. Tomó a chiste ese caso de violencia digital e incluso amagó con despedir a esa empleada “por dar mala imagen”.
La directora Vanessa Burgos y otros directivos han convertido el Parque Científico en un infierno laboral que ha afectado a trabajadores de origen humilde. En vez de despedir gente, debería estar gestionando recursos estatales y federales para mejorar la operatividad y se promueva la ciencia en Yucatán.
Pero no, prácticamente realiza funciones de gerencia y pareciera que no le importa los objetivos por los que surgió este proyecto: la vinculación entre academia con otros sectores, impulsar la transmisión de conocimiento y promover la educación para la ciencia.
Las y los empleados lamentaron que lo que debiera ser un proyecto a favor de la ciencia en Yucatán, se ha convertido en un club de “niños bonitos” que cobran buenos sueldos sin producir nada y en donde se inventan puestos directivos para invitar a “trabajar” a los amigos.
Esperemos que el nuevo titular de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior (SIIES), Mauricio Cámara Leal, tome cartas en el asunto ante esta delicada situación, pues no es posible que se esté desaprovechando un proyecto tan importante para el futuro de Yucatán y que además los trabajadores estén a la deriva.