Con la mitad del pueblo empobrecido, en realidad hay tres Yucatanes
Dichos y hechos: El gobernador Mauricio Vila tiene que entender que el tercer Yucatán es aquel en el que viven 263 mil 700 personas que están en pobreza extrema, que no tienen acceso a servicios de salud ni de alimentación nutritiva.
Sus funcionarios, sobre todo el expriísta Roger Torres Peniche, tienen mucho que explicar sobre esta terrible situación cuando comparezcan en la Glosa del informe en el Congreso. Lo que está pasando no es cosa menor y no se soluciona con “políticas de limosnas”.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 8 de febrero de 2022.- Al gobernador Mauricio Vila Dosal no le quedó de otra y tuvo que reconocer que la pobreza aumentó en los primeros dos años de su administración, pero lo reconoció a medias, con tibieza y sin datos duros. Cuando rindió su informe de resultados, el panista lamentó que 164 mil personas “cayeron en pobreza”, pero lo que no dijo es que la gran mayoría de estos pobladores sobreviven en pobreza extrema.
En su mensaje, el mandatario declaró que no puede haber dos Yucatanes: uno en donde esté la prosperidad y la modernidad que se puede “apreciar” en algunas zonas de Mérida y otro, en el interior del estado y en algunas zonas de la propia capital, donde las familias yucatecas no pueden atender sus necesidades básicas.
Ante este panorama desalentador, en los dichos prometió que seguirá trabajando todos los días para todos, teniendo una opción preferente por los más pobres y marginados. Sí, repitió el mismo discurso que el presidente López Obrador.
Pero la realidad es otra, porque en los hechos no son dos Yucatanes, son tres. El gobernador tiene que entender que el tercer Yucatán es aquel en el que viven 263 mil 700 personas que están en pobreza extrema, que no tienen acceso a servicios de salud ni de alimentación nutritiva.
Porque de los 164 mil “nuevos pobres” de los que habló el gobernador, 116.1 mil presentan diversas carencias sociales y no tiene un ingreso suficiente para adquirir una canasta alimentaria.
Esa es la alarmante realidad en nuestro territorio, que se agudizó con el actual gobierno estatal. Muy pocas familias viven en la “prosperidad y modernidad” de la que habló Vila Dosal y que pertenecen a ese Yucatán que tanto presume en sus redes sociales.
Otras 893.2 mil personas se encuentran en el segundo Yucatán, el de la pobreza moderada, que de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), son quienes no tienen un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
Y en el tercer Yucatán están los pobladores que viven en pobreza extrema, quienes no tienen posibilidades de alcanzar el tan prometedor desarrollo y cuyos derechos humanos son violados todos los días al negarles servicios básicos como la salud.
Mientras que en el año 2018 se tenía el reporte de 147.6 mil personas en esa condición, para el 2020 se elevó a 263.7 mil, es decir, un incremento del 4.8 por ciento. Hay que decir las cosas como son, el 11.3 por ciento del total de la población de la entidad vive en extrema pobreza.
El gobernador no le puede echar toda la culpa de esta terrible situación a la pandemia del Covid-19 y a los ciclones que golpearon al estado en 2020, porque debió implementar políticas públicas que realmente sirvan para revertir las condiciones de pobreza en las que vive la mitad de la población, con estrategias bien definidas y con un plan multidisciplinario para atenderlo.
Tampoco sirve de mucho presumir que ya se recuperaron los empleos que había antes de la pandemia y que se han generado 36 mil formales, ya que los indicadores sobre marginación nos hacen pensar que son puestos de trabajo precarizados que no alcanzan para satisfacer las necesidades básicas de la gente, pero sí para dejar ganancias a los venerados inversionistas.
Y es que los datos del Coneval 2020 –presentados el año pasado- son sumamente preocupantes: El 49.5 por ciento de la población yucateca, es decir, un millón 156 mil 900 habitantes, vive en pobreza. Además, el 22.1 está en situación vulnerable por carencias sociales y el 9.1 se encuentra en vulnerabilidad por ingresos.
Examinando la información acerca de las carencias sociales, llama la atención que en plena pandemia, 578.5 mil personas no tienen acceso a los servicios de salud (21.8 por ciento) y un millón 154 mil 800 no tienen acceso a la seguridad social (49.4)
Además, 809 mil 200 personas presentan carencias en los servicios básicos en la vivienda y 575 mil 400 no tienen acceso a una alimentación nutritiva y de calidad.
Los funcionarios de Vila, sobre todo el expriísta Roger Torres Peniche, tienen mucho que explicar sobre esta terrible situación que impera en Yucatán cuando comparezcan en la Glosa del informe en el Congreso del Estado. Lo que está pasando no es cosa menor y no se soluciona con “políticas de limosnas”.
Pero bueno, ¿Qué se puede esperar cuando colocas a tu operador político como el responsable de combatir la pobreza en la entidad? Es triste que su estrategia más visible fue repartir despensas y huevos en pleno año de elecciones. Uno podría mal pensar que, electoralmente, les conviene que siga habiendo tantos pobres en dos de los tres Yucatanes.