Ambulantes chiapanecas, la contradicción de Vila
Dichos y hechos: un hermético operativo no buscó “salvar” a mujeres indígenas; más bien, el objetivo fue quitarles su mercancía. La senadora Verónica Camino tiene fama de maltratar y ofender a sus colaboradores.
Por Redacción.
Mérida, Yucatán, 28 de marzo de 2019.– Pues todo indica que la verdadera razón del controvertido operativo policiaco realizado a finales de enero en varios predios del Centro Histórico, en donde vivían personas de origen chiapaneco dedicadas al ambulantaje, ya se aclaró.
Y no, no fue una acción para defender los derechos humanos de niñas, niños y mujeres, ni se pretendía detener a quienes presuntamente encabezan una red de trata… el objetivo real fue acabar con las y los vendedores informales que ofrecen artesanías y, de esa manera, tener contento al sector empresarial yucateco.
Fue el propio gobernador, Mauricio Vila Dosal, hombre de negocios antes que político, quien reconoció el resultado de esa controvertida movilización, o quizás se le escapó, quién sabe. El hecho es que lo confesó hace unos días durante la toma de protesta de la nueva directiva de la Cámara de Comercio de Mérida.
Ahí, frente a empresarios y comerciantes, el panista reveló que en esa acción de la Policía Estatal se aseguraron casas en donde había mercancía y que funcionaban como hostales para esas personas indígenas que se dedican a la informalidad.
En esos dichos, Vila Dosal presumió que en el último mes y medio hubo una reducción importante del “ambulantaje foráneo, mejor conocido como el tema de los chiapanecos que están en el Centro Histórico”. Es más, advirtió que no va a quitar el dedo del renglón en ese tema.
Pero lo verdaderamente inquietante de este caso es que los uniformados detuvieron durante el operativo a una mujer y un hombre, quienes fueron presentados ante jueces de control como responsables del delito de trata de personas con fines de explotación laboral.
Es más, los fiscales sostuvieron que la movilización se llevó a cabo tras una “llamada de auxilio”, en la que decían que las víctimas estaban encerradas sin su consentimiento, argumento que fue desmentido por una de las supuestas agraviadas en la audiencia. Obviamente, ni los policías ni la Fiscalía pudieron comprobar sus dichos, por lo que los inculpados tuvieron que ser liberados.
En la sesión de imputación se les cayó el teatrito, porque no contaban con elementos que acreditaran la flagrancia del delito; por el contrario, se evidenció que se cometieron irregularidades durante la detención de la pareja. ¿No hicieron bien su trabajo o más bien su interés era otro?
Se podría decir que al gobierno de Vila Dosal en realidad no le interesaba “rescatar” a mujeres e infantes víctimas de explotación y trata, ni si sus derechos humanos eran violentados. Lo verdaderamente importante era quitarles su mercancía (ropas y artesanías) para que ya no pudieran salir a la calle a venderla. Y lo logró.
Sin duda, una delicada contradicción para el mandatario, quien desde el inicio de su administración ha enfatizado que una de sus prioridades es combatir la violencia contra las mujeres. ¿Será que esas ambulantes provenientes de Chiapas no merecen ser protegidas? ¿Por qué no realizar una verdadera investigación para conocer si existe una red de trata que trafica con ellas y detener a los responsables? ¿De verdad era más importante golpear al ambulantaje?
En otros dichos, pues resulta que la senadora yucateca Verónica Camino Farjatya agarró mala fama de tratar de manera prepotente y ofensiva a las personas que trabajan con ella, de gritarles, insultarles y generar un entorno tóxico en la oficina.
No por nada, desde que llegó a la Cámara Alta, su grupo de colaboradores se ha visto reducido de manera importante, pues a los pocos meses le empezaron a renunciar porque ya no soportaron sus malos tratos.
Nos cuentan que trabajar con esa legisladora es un verdadero calvario y sumamente estresante; es más, no faltó quien asegurara que se trató “de su peor experiencia laboral”. Ah y para colmo, no paga tan bien como para tener que soportar sus constantes ofensas.
Por cierto, desde hace meses Camino Farjat está totalmente desligada del PRI, partido que le abrió las puertas en su carrera política y que le ofreció una diputación local hace tres años cuando nadie sabía quién era.
Casualmente, desde que el grupo político al que pertenecía cayó en desgracia, iniciando con la estrepitosa derrota de su mentor Víctor Caballero Durán en las elecciones por Mérida, le empezó a gustar más el color Verde y hasta fue nombrada delegada nacional del Partido Ecologista en Yucatán.
Dichos y hechos es una columna de opinión elaborada con aportaciones de periodistas y colaboradores de Haz Ruido.