Vampiros de Yucatán azotan al ganado
Tienen la habilidad de poder encontrar presas en un radio de entre 10 y 15 kilómetros de su nido, pero lo peligroso es que transmiten rabia al ganado.
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Por Uriel Fernández
Dzoncauich, Yucatán, 7 de octubre de 2019.- Durante la noche, más de 42 especies de murciélagos se alimentan en Yucatán; unos comen frutos o insectos, hay quienes consumen flores polinizando la región y otros, no muy amigables, como los hematófagos, quienes se nutren con la sangre del ganado.
Tienen la habilidad de poder encontrar presas en un radio de entre 10 y 15 kilómetros de su nido. Lo consiguen gracias a su capacidad de ecolocación y por un termo receptor ubicado en su nariz que lo utilizan para acercarse lo más sigiloso posible.
Incluso llegan a nivel de suelo volando a unos metros de distancia y después brincando y arrastrándose con sus patas y manos para hacer una incisión en la piel del animal y lamer la sangre que brota de ésta. Contrario a las creencias que se tiene sobre los murciélagos hematófagos, no vuelan sobre la presa ni chupan la sangre.
El murciélago hematófago pertenece a la familia Phyllostomidaey la especie es Desmodus rotundus “que se especializa en mamíferos incluyendo al hombre”. Una de sus características principales es su aleta nasal y su labio partido en forma de V,con oreja pequeña puntiaguda, tiene los dientes incisivos abajo, los colmillos arriba, usa los dedos en una ala izquierda y derecha con tres cojinetes para agarrarse de sus presas más fácilmentey son de color caféo negro.
Una de las consecuencias de la mordedura del quiróptero es la pérdida de sangre y al tener una herida abierta puede ocasionar infecciones al ganado. Pero el mayor problema es el contagio de la rabia, ya que a un animal infectado hay que sacrificarlo, lo que significa una pérdida para los productores agropeacuarios.
Existen estrategias como poner redes cerca del ganado para capturar vivo al quiróptero, aplicarles un ungüento vampiricida (Bromadiolona) en la parte posterior (espalda) y luego soltarlos para que regresen a sus nidos, con la intención de que al momento de acicalarse mutuamente se intoxiquen y mueran.