Retratos de la pobreza bajo el sol
Así vive la mayoría de los hombres y mujeres del campo, en las tierras más desoladas de Yucatán, en donde el sol y el olvido golpean más fuerte.
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Fotografías y texto de Elsa Vázquez.
Mérida, Yucatán, 11 de julio de 2019.- La piel pegajosa por el sudor cuando el calor y la humedad se combinan, la mirada en el horizonte de la pobreza, la rutina que parece nunca cambiar con el paso de los años.
Así vive la mayoría de los hombres y mujeres del campo, en las tierras más desoladas de Yucatán, en donde el sol y el olvido golpean más fuerte.
Se dedican al cultivo de semillas o verduras, caminan por estrechas y largas brechas en busca del sustento familiar. En la mano un machete, una pala, una coa, un sabucán con algunas tortillas, sal y chile, además de un botellón de agua.
En ocasiones, los recorridos son en bicicletas oxidadas, destartaladas y con las llantas lisas. El calor es intenso desde temprana hora cuando salen de sus casas y para el mediodía el Mercurio supera los 38 grados Celsius.
Todos los días, desde hace años es la misma rutina. El campesino nació con piel morena clara, pero con el tiempo y el sol se va “quemando” más, allá en el campo, en donde el maíz no crece.