Durante meses, no recibieron visitas en la nueva mortalidad
Los muertos temían que, en lo que resta de la eternidad, no volverían a sentir los pasos de los vivos caminar entre las criptas.
Fotografías de Lorenzo Hernández y texto de Herbeth Escalante
[ngg src=»galleries» ids=»29″ display=»basic_thumbnail» thumbnail_crop=»0″]Mérida, Yucatán, 2 de noviembre de 2020.- Los muertos se preguntaron por qué durante tantos meses no recibieron visitas. Temían que se olvidaron de ellos, que nunca más volverían a escuchar llantos ni oraciones, que nadie les traería flores nuevas, que en lo que resta de eternidad no sentirían los pasos de los vivos caminar entre las criptas.
La hierba crecida esconde los colores de las tumbas de Xoclán, los laberintos son irreconocibles y el silencio es insoportable para los inquilinos.
Al menos en estos tres días pudieron conversar con sus vivos, pero en un principio no los reconocieron, quizás por los cubrebocas en los rostros, quizás porque ha pasado mucho tiempo desde la última vez.
Les tuvieron que explicar que afuera un virus está cobrando vidas y que, por el momento, no tienen intención de mudarse a su vecindario, que sería muy doloroso partir. Los muertos comprendieron, saben que son momentos difíciles en la nueva mortalidad.