Viviendo entre cerdos
Vestido de traje, un hombre con rostro de puerco invade la vida de Homún, como si hubiera llegado el nuevo cacique del pueblo.
Fotógrafo: Oscar Rivero Hernández
Caracterización: Sandra Leyte.
Personaje: Leonardo Nuñez.
Texto: Paul A. Matos.
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Homún, Yucatán, 11 de enero de 2019.- Un hombre con cara de cerdo y vestido de traje negro se mete en las cocinas, calles, cenotes y hasta en los cuartos de Homún. Es el nuevo cacique del pueblo, el que crea empleos, compra terrenos, domina a las personas que habitan allí, se impone, no consulta nada a nadie y contamina su medio ambiente.
Este proyecto fotográfico plantea cómo se modificaría la dinámica de la vida en dicha comunidad maya de reactivarse el funcionamiento de la megagranja porcícola, que no solamente amenaza con intoxicar su vital líquido.
Con o sin empleos, con agua limpia o sucia, con malos olores o no, la presencia de la planta impacta a las mujeres y hombres del lugar. Así como las y los cenoteros se pronuncian en contra del proyecto, apoyados por grupos defensores de derechos humanos y tricitaxistas, también hay quienes están a favor y protestan para que genere puestos de trabajo.
Por su parte, la empresa mueve a la clase política y a medios de comunicación con el objetivo de que su inversión millonaria no desaparezca.
Eso sí, existe una gran mayoría que desconoce los efectos profundos que provocará esta granja en su propia vida. Saben de la contaminación, reconocen los riesgos, pero se resignan: “el agua ya se perdió, ya está contaminada”, dicen.
Su estructura social cambia con la presencia de ese sitio, tienen que aprender a relacionarse con un ser que les vende empleos y la idea de que tendrán la oportunidad de vestirse con saco y corbata. Pero a cambio deben dividirse, arriesgarse al envenenamiento y a ser omitidos en las decisiones que cambian su entorno.
También hay quienes temen que el vital líquido tenga infecciones y epidemias, a que sus hijas e hijos, nietas y nietos la consuman. Eso les asusta en Homún, miran de otra forma su medio ambiente y sus cenotes; con el conflicto, cada vez se concientizan más sobre la necesidad de participar en su comunidad.
¿Qué pasó en Homún?
Es como si un nuevo cacique hubiera llegado. El pueblo vive un cambio social provocado por la irrupción de una granja con capacidad para producir 50 mil cerdos al año.
A raíz de su construcción, quienes dependen del turismo decidieron movilizarse ante el riesgo de que sus aguas se contaminen con excretas de los animales. Además, la empresa dueña, Producción Alimentaria Porcícola (PAPO), no les consultó, aunque las leyes indican que debió hacerlo por querer levantar un megaproyecto en una comunidad maya.
El municipio se encuentra en el interior del anillo de cenotes de Yucatán, formado tras el impacto del meteorito que causó la extinción de los dinosaurios. Se trata de una reserva hidrológica formada por cientos de estos cuerpos, por lo que el vital líquido fluye de un sitio a otro a través de ríos subterráneos.
Algunos de estos lugares son tan fantásticos, incluso con cavernas, que parecen la entrada a un mundo perdido. Esta pequeña industria subsiste gracias a las y los visitantes, aproximadamente 800 personas están vinculadas a esta actividad.
La granja, que generaría apenas unas 50 plazas, cuenta con permisos emitidos por las autoridades medioambientales de México y Yucatán. PAPO afirma que tienen herramientas de saneamiento y cuidado superiores a los exigidos por las normas nacionales: ocho sistemas de tratamiento de aguas residuales permitirían que fuera reutilizable, según la firma.
Actualmente, se encuentra en una disputa con las y los cenoteros, apoyados por Grupo Indignación, una organización que defiende los derechos humanos. Entre diversas denuncias, la que más destaca es el amparo interpuesto por seis menores de edad, mediante sus tutores legales.
En octubre, una jueza federal suspendió definitivamente su operación hasta la resolución del juicio de amparo, pero los puercos continuaron ahí mucho tiempo más y ni los gobiernos del estado ni el municipal habían actuado para cumplir con la orden judicial.