¿Qué hubiera pedido Frida?
Cartas a Frida le apuesta a la fusión y el arte en sus platillos, una experiencia mexicana sin perder el toque yucateco.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 6 de diciembre de 2020.- Doctor, si me deja beber este tequila le prometo no beber en mi funeral. Me imagino a Frida riendo con una margarita de chile habanero en la mano, pidiendo otra ronda para sus invitados, luego de varias horas de plática y risas entre amigos, olvidándose por un momento de las penas que trajo la pandemia.
La veo en la mesa que está debajo de su retrato de gran tamaño que cuelga en el restaurante, cantando a todo pulmón Cielito lindo, celebrando la vida en Yucatán. No hay nada más hermoso que la risa.
¡Vida la vida! De eso se trata, de disfrutarla a lado de tu pareja, de la familia que adoras, con los amigos que siempre extrañas. El amor va de la mano de la comida.
¿Qué hubiera pedido la artista mexicana en Cartas a Frida? No lo sé, pero yo le hubiera recomendado la lasaña de cochinita pibil y seguramente estuviera encantada con esa experiencia de sabores, aromas y por supuesto, colores.
“Tomamos los platillos icónicos de la gastronomía mexicana y yucateca, y le damos nuestro propio magia, se trata de comida fusión”, me contó Doménica Díaz Quintana, propietaria del restaurante, quien se inspiró en el arte de Frida Kahlo para este concepto.
Han sido meses muy difíciles porque, como muchos otros negocios, tuvo que cerrar por la contingencia sanitaria, y ahora el turismo no es ni la cuarta parte de lo que solía ser. Por eso este restaurante está dando la batalla a través del arte de la comida.
“Una vez que los visitantes prueban nuestros platillos, salen muy contentos, es un tributo que le hacemos a la comida de Yucatán y México”, explicó Doménica.
El bistro bar se ubica a pocos metros del parque de Santa Lucía, en uno de los barrios más dinámicos del Centro Histórico de Mérida, pues tanto turistas como comensales locales acuden ahí a disfrutar de la amplia oferta gastronómica.
Cartas a Frida es conocido por su Hamburguesa Don Diego, hecha con pan de muerto, harina de chile habanero y deliciosa carne cien por ciento de res, que se puso de moda en la pasada temporada de Día de Muertos. Pero su menú es muy diverso, son apapachos al paladar en los desayunos, almuerzos y cenas.
Para compartir la entrada, nada como los esquites de cuatro maíces con mayonesa de longaniza de Valladolid y crema Xkatik; o talvez un guacamole de la casa con queso de cabra y sandía.
Para saciar el apetito con pizzas, una opción es Cristina mi hermana, la típica de margarita con un toque de la casa; o Frida Mestiza, hecha de cochinita pibil con salsa de frijol.
En el menú también se ofrece Paloma Favorita, pasta fusilli al chipotle con camarones; un Pepito Rivera, de arrachera con queso; o la lasaña de camarón con chaya, entre otras.
Claro, hay que dejar espacio para el postre: Paloma Roja, pay de queso con mermelada de sandía al tequila y crumble de galleta de mantequilla al chipotle; Plaza Coyoacán, pastel de chocolate de pan artesanal de choco-naranja, fresas y sopita tibia de dulce de leche; o los tradicionales churros con azúcar y topping de crema de avellanas, miel o lechera.
Sin duda, la fusión de ingredientes, sabores y platillos es un atractivo para que la gente vuelva a los restaurantes, y en el caso de Cartas a Frida, se cuida cada detalle para no dejar de sorprender a sus invitados.
Por supuesto, las medidas sanitarias son sumamente importantes, por eso desde la puerta te ofrecen gel con alcohol, se sanitizan las pertenencias, todo el tiempo está prendida la máquina generadora de ozono para limpiar el aire, las mesas y sillas están desinfectadas y la cristalería del bar se encuentra en bolsas de plástico. Limpieza extrema para disfrutar con tranquilidad.
“Le apostamos a una experiencia mexicana, sin perder el toque yucateco, una oferta diferente, tanto en las bebidas como en los alimentos, nuestra propia versión en los platillos”, enfatizó Doménica, quien reconoció estar contenta de volver a abrir las puertas de Cartas a Frida y recibir a sus visitantes, para que se sientan como en casa.
Tantas cosas por decirte y tan pocas salen de mi boca. Deberías aprender a leer mis ojos cuando te miro. Escucho que le dice Frida a quien tiene en frente, con quien comparte mesa, miradas y besos.