El colectivo feminista que politizó BookTube
Libros b4 Tipos invita a pensar las formas en que las mujeres han sido invisibilizadas en la literatura y a replantear cómo el público se acerca a las autoras.
Por Sylvia P.
Mérida, Yucatán, 24 de marzo de 2019.- Nuestro trabajo como mujeres y como lectoras es asumir un compromiso: comentamos los libros desde una perspectiva de género, politizamos BookTube, afirmaron las integrantes del colectivo feminista Libros b4 Tipos durante su intervención en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) 2019.
En una amena charla, Alaide Moran, Alejandra Arévalo, Ati Berman, Mayra Pato, Abril G. Karera y Andrea Poulain recordaron la anécdota que las llevó a abrir este espacio, al que califican como un lugar seguro y sororo dentro de esta comunidad de videos de opinión y recomendación de obras.
“Había un grupo de WhatsApp original con varios BookTubers y allí empezaron a hacer comentarios misóginos. Alejandra y otra chica se salieron, entonces decidieron generar un nuevo grupo al que nos invitaron”, relataron.
Por su parte, Ati Berman explicó que el nombre Libros b4 Tipos es un giro de la expresión misógina bros before hoes (los hermanos antes que las mujerzuelas, en inglés). “En lugar de indignarnos nos apropiamos de esta frase, dijimos vamos a usarla como nuestra frase de resistencia”, agregó.
Y así fue que surgió Libros b4 Tipos (los libros antes que los muchachos), una comunidad de amigas que unieron el amor por la literatura con su parte política, el feminismo. Desde esos principios, este grupo de jóvenes está cambiando la forma en que las mujeres leen y son leídas.
Siguen existiendo prácticas como la invisibilización del trabajo intelectual femenino y la negación de la propiedad intelectual de las mujeres, añadieron. Por esta razón, invitan a sus seguidoras y seguidores a cuestionar sus hábitos de lectura.
“Todo el mundo dice que no se fija en el género del autor cuando decide leer un libro y eso no es cierto. Cuando un libro llega a tus manos alguien ya lo escogió por ti: los editores, los mercadólogos, los que arreglaron la estantería… hay un sesgo”, puntualizó Alejandra Arévalo.
Comenzar con este proceso de repensar lo que damos por sentado no es fácil. Sin embargo, hacerlo nos lleva a pensar diferente, a abrir el debate y a caer en la cuenta de que sí hay diferencia en lo que escriben los hombres y lo que escriben las mujeres, coincidieron.
“Tenemos que darnos cuenta de la anulación de las mujeres en el mundo editorial. Las mujeres siempre han hablado pero nunca han sido escuchadas, por eso hay que comprometerse con la literatura escrita por ellas y ese es un trabajo de todos los días”, afirmaron.
“Hay que romper con esta idea de que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, hay que dejar de asumir que así debe ser, que debemos estar relegadas a los espacios íntimos y que así debe ser nuestra escritura”, indicó Abril G. Karera.
“A lo mejor suena difícil, extraño, empezar a leer literatura que hable de las experiencias de las mujeres, pero en realidad toda la literatura habla de experiencias ajenas”, concluyeron.