El año del feminismo yucateco
Protestas y denuncias marcaron el 2019 de las mujeres en el estado, quienes hicieron eco de las movilizaciones alrededor del mundo, pero también llamaron la atención sobre las problemáticas de su entorno.
Por Redacción
Mérida, Yucatán, 31 de diciembre de 2019.- Como nunca antes en la historia reciente, en 2019 el movimiento feminista de la entidad tuvo una fuerte presencia en los medios y la conversación. Desde la conocida consigna “Ni una más”, hasta el “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”, las demandas de las mujeres de todo el mundo resonaron en las yucatecas, quienes se las apropiaron para exigir respeto a sus vidas y a sus derechos, en un contexto de recrudecimiento de la violencia misógina.
Como cada año, niñas, jóvenes y adultas tomaron el centro de Mérida el 8 de marzo, no como una conmemoración por el Día Internacional de la Mujer, sino como un recordatorio de que, en un estado que alcanza los primeros sitios a nivel nacional en rubros como abuso sexual infantil o violencia obstétrica, no hay nada que celebrar. Sin embargo, en esta ocasión, la marcha se convirtió en una acampada y, por lo menos durante esa noche, la calle fue un espacio seguro para ellas.
En las últimas semanas de marzo, el movimiento #MeToo, surgido en los Estados Unidos en 2017 para denunciar los casos de violencia sexual en diferentes industrias, llegó a Yucatán en la forma de #MeTooEscritoresYucatecos. Figuras del ámbito cultural fueron señaladas por víctimas a las que acosaron, hostigaron, violaron o maltrataron, como una manera de hacer del conocimiento público que son agresores, además de reconocer y nombrar las violencias que son una experiencia común para muchas.
También en 2019, las alumnas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) alzaron la voz para manifestarse en contra del acoso y hostigamiento que ejercen compañeros y profesores. Y es que para nadie que haya pasado por las aulas de la máxima casa de estudios de la entidad es un secreto que los maestros piden favores sexuales a cambio de puntos extra, o que contenido íntimo es compartido por novios o amigos; la novedad es que esta nueva generación ya no se queda callada ante estos abusos.
Y fue precisamente esa renuncia al silencio y la presión de organizaciones como UADY sin Acoso lo que provocó que el Consejo de la universidad aprobara, en julio, el Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción de la Violencia de Género, Discriminación, Hostigamiento y Acoso Sexual, documento con el cual se espera que esta clase de agresiones sean cada vez menos frecuentes en la vida académica de adolescentes y jóvenes.
Para expresar solidaridad con las argentinas y celebrar el primer año del surgimiento de la marea verde que inundó América Latina con la exigencia de aborto legal, seguro y gratuito, las yucatecas volvieron a tomar el espacio público el 8 de agosto. En el parque de La maternidad, monumento levantado por grupos reaccionarios que intentaron, en vano, detener el movimiento feminista a principios del siglo XX, también elogiaron el pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a favor de este procedimiento en casos de violación.
En el Pañuelazo, mujeres de todas las edades exigieron detener la criminalización de quienes deciden interrumpir su embarazo, derecho humano reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como el acceso a una educación sexual integral, libre de prejuicios y dogmas religiosos.
Ese mes de agosto también atestiguó la solidaridad de las yucatecas con las causas que movilizan a mujeres de otras partes del país, ya que el viernes 16 se llevó a cabo en la Plaza Grande la Brillanteada, evento con el que se sumaron a la indignación nacional por la violación de una menor de edad cometida por policías de la Ciudad de México. Con la consigna #NoMeCuidanMeViolan, compartieron sus experiencias de abuso sexual, violación y acoso callejero.
Uno de los momentos más difíciles para el feminismo yucateco se vivió después del 28 de septiembre. En esa fecha se efectuó una nueva concentración por el Día de la Acción Global por un Aborto Legal y Seguro y, como se ha hecho costumbre, hubo cantos, sororidad e información para combatir las ideas erradas que se tienen sobre la interrupción del embarazo. Sin embargo, los medios de comunicación centraron su cobertura en las pintas realizadas a la estatua del parque de La maternidad.
Sin importar la relevancia de la efeméride, la opinión pública señaló a las manifestantes por “dañar la propiedad pública”; la sociedad yucateca no levantó la voz por las 175 niñas, de 10 a 14 años, y las cinco mil 832 adolescentes que fueron forzadas a ser madres; su indignación, en cambio, se despertó por una mujer de piedra. Incluso, el alcalde Renán Barrera Concha difundió en sus redes un lamentable video en el que acusó a las activistas de “vandalear” (sic) el monumento.
La criminalización propiciada por el presidente municipal de Mérida dio pie al acoso de las asistentes por parte de usuarios de redes sociales, así como al despido y persecución de varias de ellas, en un intento por desalentar las protestas de mujeres. Las yucatecas cerraron filas y respondieron con un #FuimosTodasRenán, no obstante, el clima antifeminista preparó el ambiente adverso en el que se realizó la siguiente marcha.
Previo al 25 de noviembre, fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, un medio de comunicación incitó a la misoginia mediante su página de Facebook. Los comentarios, vertidos en su mayoría por hombres, llamaban a exponer, golpear y violar a quienes acudirían al evento; tanto fue el odio, que se tuvo que pedir apoyo a personal de la Comisión de Derechos Humanos del Estado (Codhey) para tratar de garantizar la seguridad, es así como las yucatecas, con miedo y los rostros cubiertos, se prepararon para el #25N.
No obstante, instantes antes de iniciar el recorrido, alrededor de una decena de adolescentes y jóvenes fueron detenidas arbitrariamente por elementos de la SSP acusadas de portar elementos (tijeras escolares y latas de pintura en aerosol) con los que podrían cometer un delito en el futuro. A más de un mes de estos sucesos, ninguna autoridad se ha pronunciado al respecto, lo cual es extraño en un estado donde todas las dependencias actúan “por instrucción del gobernador”.
Posteriormente, haciendo eco una vez más de lo que sucede alrededor del planeta, el 29 de noviembre la intervención feminista de la colectiva chilena Lastesis “Un violador en tu camino” fue replicado por decenas de mujeres frente a Palacio de Gobierno, colectivizando la experiencia personal de miles de mujeres víctimas de violencia sexual. Una semana después, el performance fue repetido en el edificio central de la UADY.
De esta forma, llegó a su fin un año en el que el feminismo luchó por visibilizar las violencias que aquejan a las yucatecas frente a las autoridades que deciden ocultarlas; un 2019 en el que la protesta social se criminalizó, pero en el que también se tejieron alianzas y redes de apoyo.