Alcoholismo, vía de escape ante falta de acceso a salud mental
Víctimas de depresión y la díficil situación económica, hay quienes piensan que pueden usar el alcohol como medicina para curarse.
Por Paul Antoine Matos
Mérida, Yucatán, 22 de octubre de 2019.- La psicóloga del Hospital General “Doctor Agustín O’Horán”, Diana Belmont Manrique, declaró que lamentablemente no todas las personas que requieren atención por padecer trastornos mentales pueden acceder a este tipo de servicios por diferentes razones, incluida su situación económica, por lo que suelen buscar otras vías de escape que únicamente agravan su problema, como el consumo de alcohol.
A nivel estatal, señaló, hay varios programas de atención que llegan hasta las comunidades más remotas, para que la población conozca sobre las problemáticas de salud mental que afectan a sus familias, como la depresión, pero, reconoció, la parte económica es determinante.
No todas las personas se pueden trasladar a otro lugar para recibir atención porque les queda muy lejos, en horas de viaje prolongadas y sin transporte. A veces, por las condiciones de las comunidades o incluso en las cercanías de la ciudad, les es casi imposible acudir.
“Tenemos que trabajar, focalizarnos porque todos tenemos derecho a la salud y bienestar, se deben tomar en cuenta factores psicosociales; estamos inmersos en un contexto determinado y preguntamos cómo afrontar las problemáticas que queremos solucionar. Pero no tenemos acceso a psicoterapia o a un psicólogo”, dijo la experta.
Por tal razón, explicó Belmont Manrique, hay quienes optan por otras medidas, que son aparentemente las vías de escape más fáciles para ellos y en este caso está a la mano el alcohol.
“Muchas veces al no recibir estos tratamientos uno cree que puede controlar la problemática, que puede controlar el alcohol, entonces no hay conciencia de su propio padecimiento, de su propia enfermedad. Es un enmascaramiento de creer controlarlo todo al grado de estar inmerso en el alcoholismo”, indicó.
Dijo que también con las amistades “no pasa nada”, pero luego se convierte en algo incontrolable en la persona. “Hablamos de querer controlar algo pero es el alcohol el que termina controlando”, consideró.
¿Medicarse con alcohol?
Margarita, a quien en la adolescencia le diagnosticaron depresión y ansiedad, sostuvo que en su propia experiencia pudo notar que en Yucatán hay gente que nunca ha oído hablar de la salud mental y, por lo mismo, no saben a dónde acudir para acceder a tratamientos. Lo lamentable, indicó, es que muchos intentan “medicarse” consumiendo alcohol.
Al relatar su testimonio sobre cómo fue su proceso en la búsqueda de especialistas que la pudieran ayudar, declaró que fue “muy shockeante” entender que el alcohol es muchas veces la manera en que la población que no tiene acceso a salud mental se medica.
En una búsqueda por internet, Margarita solo encontró una página del gobierno estatal con información para atender padecimientos como la ansiedad o depresión de manera gratuita y, una segunda, perteneciente a la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), con precios accesibles. Por lo demás, no hay acceso, ni se habla de salud mental y no se le da importancia, dijo.
En Yucatán, atenderse es una cuestión de privilegios, ¿dónde estaría yo si no tuviera la capacidad de solventarme? Me revuelve la conciencia saber que la única diferencia entre yo y el teporocho de la esquina es el nivel socioeconómico”, declaró.
Por su parte, Carlos G., delegado de Alcohólicos Anónimos, reconoció que el alcoholismo es la puerta de entrada a otras adicciones, es la droga suave que se relaciona con otros problemas de salud mental.
“La persona que pueda tener tendencias alcohólicas, al buscar un escape de sus problemas, puede perder ese control, se pasa una barrera invisible, del bebedor social o normal al alcohólico”, expresó.
En Yucatán, dijo, es una situación compleja porque el alcoholismo no se reconoce siempre como enfermedad y la sociedad ve a los alcohólicos como “viciosos” o “débiles”. Mucha gente busca un descanso espiritual y, víctimas de una depresión, se meten al alcoholismo, consideró.