Yucatán, amenazado por el despojo de tierras
A través de asambleas fraudulentas, en las que suelen intervenir empresarios, intentan apoderarse de las tierras de los ejidos.
Actualmente están en proceso 52 juicios agrarios por despojos en el estado. La implementación de megaproyectos, un factor constante en estos conflictos.
Con información de Lilia Balam
Mérida, Yucatán, 14 de octubre del 2019.-En Yucatán están en proceso 52 juicios agrarios por despojos de tierra, en los cuales, las y los ejidatarios intentan que se anulen actas de asambleas fraudulentas que se realizaron en el pasado y que fueron promovidas principalmente por empresarios para quitarles sus terrenos.
Así lo dio a conocer el Procurador Agrario, Luis Rafael Hernández Palacios Mirón, quien participó el fin de semana en el Foro por la Defensa, Recuperación y Conservación del Territorio Maya en Ixil, en donde campesinos externaron que un empresario se apoderó, a través de engaños, de más de 5 mil hectáreas de sus tierras para que ahí se construyan dos parques eólicos.
En entrevista, el funcionario federal señaló que este tipo de problemas en el campo yucateco fueron provocados por las políticas neoliberales que implementaron gobiernos anteriores.
“Con las políticas neoliberales abandonaron al campo, lo cual generó mayor pobreza, marginación y migración, situación que los empresarios han aprovechado para que, en condiciones inequitativas, estén adquiriendo las tierras de los ejidatarios”, explicó el Procurador.
Hernández Palacios Mirón sostuvo que las mujeres y hombres del campo han iniciado procesos legales para tratar de impedir que les quiten sus tierras, por lo que la Procuraduría a su cargo está en la disposición de apoyarlos, aunque, recordó, las resoluciones de los casos dependen de los Tribunales Agrarios.
“Lo que buscan los ejidos es la nulidad de actas de asambleas fraudulentas empleadas para quitarles sus tierras”, precisó, al momento de indicar que se tiene que invertir a favor de los núcleos de las comunidades campesinas en vez de despojarlos de sus terrenos.
Por su parte, la representante del Frente Campesino en Defensa de la Tierra y la Vida, Claudia Cob Durán, declaró que la Península de Yucatán es un foco rojo en el tema de despojo de tierras.
Dijo que las irregularidades detectadas son alarmantes, por lo que las autoridades deben tomar cartas en el asunto para evitar que los empresarios se sigan aprovechando del desconocimiento de las y los ejidatarios.
De igual forma, el investigador e integrante de Articulación Yucatán, Alfonso Munguía Gil, aseguró que en los casos de conflictos de despojo es constante el factor de la implementación de megaproyectos, que como se sabe, han aumentado en los últimos años en la entidad.
“La Comisión Reguladora de Energía ha dado cerca de 30 permisos para parques eólicos y solares en más de 30 mil hectáreas de un territorio predominantemente maya. A la población se le viola sistemáticamente su derecho a la autodeterminación, reconocido por México ante compromisos internacionales”, lamentó.
El especialista agregó que el emplazamiento de megaproyectos, el fuerte desarrollo inmobiliario causado por la expansión urbana y la especulación tiene repercusiones en la capacidad de las comunidades para manejar sus tierras y, recalcó, pone en riesgo a los pobladores actuales y sus herederos para que tengan acceso a la tenencia y el uso de éstas.
Cuestionada sobre este mismo tema, la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Gabriela Torres-Mazuera, sostuvo que en la última década ha observado una gran división en los ejidos y fuertes conflictos en las comunidades rurales, pues los campesinos se decantan en dos grupos: los que desean vender sus tierras y los que no.
Las y los académicos entrevistados coincidieron que uno de los puntos que las autoridades tienen que tomar en cuenta es que se ha limitado el derecho a la consulta a las comunidades indígenas cuando se intentan desarrollar megaproyectos en sus tierras, pues no siempre se realizan de manera previa, libre, informada y culturalmente adecuada.