Le dolía vivir, tenía depresión
En este año se han confirmado mil 232 casos de personas con esta enfermedad en Yucatán.
Hasta el momento no se ha creado el Instituto de Salud Mental, a pesar de que la Ley lo exige.
Por Paul Antoine Matos
Mérida, Yucatán, 10 de octubre de 2019.-Su vida era ruidosa. En su cabeza escuchaba un discurso constante, en voz alta, que nada, ni siquiera las bocinas del coche puestas al máximo, podían callar. La voz gritaba: “seguro esa persona te odia, te ves muy gorda, eso lo hiciste mal”.
Fue en segundo de secundaria cuando Margarita Sánchez descubrió que se sentía rara. De niña le costaba trabajo verbalizar y se sentía más adulta que otras personas de su edad. Tuvo problemas, reprobó la mitad de las materias y subió 20 kilos. Esos recuerdos, dijo, “son en tonos muy oscuros”.
“Fue la primera vez que ubiqué que había tenido depresiones en otros momentos de mi vida”, dijo en entrevista con Haz Ruido. No se llama Margarita, pero elige ese nombre.
A los 16 años recibió sus primeros antidepresivos, pero le dijeron que era para manejar la ansiedad, no para tratar la depresión.
Tenía obsesiones con la alimentación, su depresión era profunda y la voz gritaba todo el tiempo, en todos lados, pero solo dentro de su cabeza. Le dolían los músculos, a pesar de tomar analgésicos, no podía caminar, no se movía. “Me dolía vivir”, asegura.
Tras largas jornadas de terapias sin éxito, en las que cancelaba las sesiones y dejaba de ir, en la universidad encontró a un terapeuta que le recomendó atención psiquiátrica. El diagnóstico era, claramente, depresión y ansiedad. Le recetaron medicamentos.
Margarita realmente creía que la felicidad no existía. Pensaba que había algo por qué tener miedo, por qué preocuparse. “¿Cómo hablas con alguien, cómo conectas con alguien, cómo vives con alguien con esa voz?”.
En aquel momento, hace casi una década, la voz del discurso calló. “Después de oír todo ese ruido, toda la vida, cuando desaparece es impresionante. Hay silencio”, señaló.
A sus 31 años, ya puede hablar con tranquilidad sobre su situación y, también, cuestiona a las personas que la ven raro cuando habla abiertamente sobre ir a terapia o comprar sus antidepresivos. Margarita pasó por un proceso en que su mundo lo constituían sus pensamientos negativos; el acceso a la salud mental, negado a muchos en Yucatán, le permitió tratar sus sentimientos y continuar hasta hoy con sus terapias.
En Yucatán se han detectado mil 282 casos de personas con depresión este año, cuando en 2018 fueron un total de mil 306. De esta incidencia, la gran mayoría son mujeres, con mil 30 confirmadas con esta enfermedad de salud mental.
¿Y el Instituto de Salud Mental?
Para este 2019, tras la creación y aprobación de la Ley de Salud Mental el año pasado, se ha tenido que crear el Instituto de Salud Mental de Yucatán que, hasta el momento, no opera para las y los ciudadanos y tampoco se ha nombrado al director del mismo, a pesar de cumplirse los tiempos establecidos en el Diario Oficial del Estado.
Al Instituto se le dieron facultades para la integración del Consejo de Salud Mental, su funcionamiento, emitir convocatorias y un programa, la creación de departamentos de adiciones, prevención del suicidio, investigación, presupuesto, coordinación, gestión de personal, entre otros.
El diputado local, Manuel Díaz Suárez, impulsor de esa iniativa, declaró que “yo sé que ya está el decreto, presupuesto, organigrama y que ya está trabajando”. Pero el Instituto de Salud Mental de Yucatán no tiende dirección física, ni teléfono, ni información para que los ciudadanos puedan saber de su existencia.
El 29 de abril, se publicó en el Diario Oficial del Estado que regula al Instituto. En la página de la Secretaría de Salud no existe el Instituto de Salud Mental, y tampoco se ha nombrado a un director del mismo, a pesar que tuvo que hacerse un mes después de emitido el decreto. (Diseño de Ini Muller)