El nerviosismo de grupos antiderechos
El Frente Nacional por la Familia y otros grupos conservadores niegan fomentar discursos de odio pero, en la realidad, llevan muchos años presionado a las autoridades para discriminar a una minoría.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 26 de julio de 2019.- El grupo conservador Frente Nacional por la Familia (FNF) lanzó una campaña en video en redes sociales para criticar la exigencia de igualdad de derechos de las personas de la comunidad LGBT+, luego del malestar generalizado por el rechazo al matrimonio igualitario. Lo hicieron asegurando que son una “horda de intolerantes y que quieren imponer su ideología”.
Pero no sólo eso, junto con otras asociaciones de derecha, acudieron hace unos días al Congreso del Estado para entregar un documento de agradecimiento a las 15 diputadas y diputados que votaron en contra del dictamen, por defender lo que consideran una “institución natural”. No regresaron a rezar, sino a felicitarles.
En los hechos, estas acciones apuntan a que dichos grupos, ligados a la iglesia católica y otras religiones, se sienten preocupados porque la demanda de respeto e igualdad va agarrando cada vez más fuerza en Yucatán, se escucha en todos lados y, sobre todo, es legítima.
Se sienten nerviosos porque las nuevas generaciones van aceptando que existe la diversidad en nuestra sociedad, porque se oponen a la discriminación de las personas por sus preferencias sexuales, porque reclaman a sus representantes cuando toman decisiones a escondidas y que van en detrimento de los derechos civiles.
Quizás están angustiados, porque asociaciones civiles serias preparan una iniciativa popular que presentarán al Legislativo, con miles de firmas de respaldo, para derribar los candados que actualmente impiden los matrimonios entre personas del mismo sexo y el reconocimiento de la identidad de género.
O, tal vez, están enojados porque Yucatán está en el ojo del huracán a nivel nacional tras el rechazo de la mencionada reforma por segunda ocasión, decisión considerada por muchos medios de comunicación como retrógrada y misma que ha sido condenada por instituciones como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
En sus dichos, el Frente y otras organizaciones niegan fomentar discursos de odio pero, en la realidad, llevan muchos años impulsando actos discriminatorios, presionado a las autoridades para pisotear las prerrogativas de una minoría. Y la base de la discriminación es precisamente el odio.
Y además lo han hecho con mentiras, pues no se cansan de difundir que detrás del movimiento LGBT+ y del feminismo está la “ideología de género”, corriente que en realidad no existe, es un enemigo inventado y, por lo tanto, no hay ningún “lobby gay” que quiera destruir la democracia, pervertir a las niñas y niños o amenazar a las familias.
Lo que no dice el Frente es que horas previas a la discusión del dictamen del matrimonio igualitario, le enviaron mensajes a algunos legisladores para presionarlos a votar en contra. Los pusieron entre la espada y la pared, recordándoles que hay muchos intereses económicos y políticos de por medio.
Lo que se les olvida a esos grupos es que, en la antesala del proceso electoral de 2018, amenazaron públicamente a las y los candidatos, así como a sus partidos políticos, de que promoverían el voto de castigo a quienes no se sujetaran a su agenda antiderechos.
Lo que no reconocen es que con las marchas masivas que realizaron en el pasado criminalizaron a las mujeres, oponiéndose a su derecho de decidir sobre su cuerpo.
El Frente y las otras agrupaciones de derecha manifestaron a las y los 15 diputados que rechazaron el matrimonio igualitario que no se olvidarán de ellos cuando sea el momento de elegir a los futuros políticos. Otros sectores de la sociedad que se sienten discriminados por esa decisión y que exigen igualdad, tampoco los olvidarán en las próximas elecciones.