Rezan en Sambulá para liberar a su apóstol
Afuera del templo de la Luz del Mundo en Mérida, un grupo de mujeres espera que se acaben los días de turbulencia. No creen que su líder Naasón Joaquín abusó sexualmente de menores.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 13 de junio de 2019.- El edificio de la Iglesia de La Luz del Mundo ubicada en la colonia Sambulá es ostentoso, colosal y extravagante. Desentona con las calles y viviendas de ese rumbo popular del poniente de Mérida, donde la mayoría de las y los habitantes pertenecen a la clase media baja.
Las puertas del templo son vigiladas por dos leones pintados de oro y arriba de ellos aparecen figuras de hombres alados, quizás ángeles, tocando una especie de trompeta. En lo mas alto del inmueble se observan varias manos de piedra en señal de plegaria al cielo, como suplicando ayuda.
Afuera, sentadas en un pasillo, un grupo de mujeres platicaba discretamente. Acababa de terminar la segunda reunión de oración y culto del día y parecía que no se disponían a marcharse pronto. Tal vez fungían como guardianas, cuidadoras del santuario, defensoras de su fe en estos días turbulentos.
Su líder religioso, o como ellas mismas lo llaman, “el apóstol de Jesucristo”, Naasón Joaquín García, está encarcelado en Los Ángeles, donde enfrenta 26 cargos: tráfico humano, producción de pornografía infantil, copulación oral, violación, abuso sexual de menores, extorsión y conspiración. Sin duda, pecados graves.
“Son mentiras, creemos en su inocencia. Siempre pasan ese tipo de cosas, persiguen al que lleva la palabra de Dios”, expresó una de ellas con total seguridad y a la vez desconfiando de los desconocidos que intentaban entrevistarla.
Como sus demás acompañantes, vestía falda larga hasta los tobillos y tenía el cabello largo cubierto por un velo, a pesar del fuerte calor que golpeaba a esa hora. Pertenecen a una asociación religiosa machista en el que la vestimenta no puede ser motivo de tentación, porque ellas sí tienen prohibido caer en el pecado.
Dijo que todos los fieles de la Luz del Mundo en esa iglesia de Sambulá, así como en todas las que están distribuidas en los municipios de Yucatán, continúan con sus actividades religiosas de manera normal, nada ha cambiado, pues confían que pronto se aclarará la situación de su apóstol.
Incluso recordó sus palabras: “nos ha dicho que, como cristianos, tenemos que ser respetuosos de las autoridades, por eso estamos seguros que todo se va a resolver, que lo que dicen de él no es cierto”.
Madruga todos los días. Tras parafrasear un salmo, aseguró que quienes despiertan más temprano son bien vistos a los ojos de Dios, por eso llegó a las 5 de la mañana al templo para rezarle. No lo dice abiertamente, pero quizás le rogó que libere pronto a Naasón Joaquín García y que termine la pesadilla en la que está envuelto su culto.
Ya adentro, otra mujer más joven estaba interesada en explicar las tradiciones, historia y actividades religiosas de los llamados aaronitas, en vez de defender al controvertido apóstol caído en desgracia.
Relató que su iglesia fue fundada hace 90 años en Guadalajara por Eusebio Joaquín González, a quien Dios se le apareció para ordenarle la restauración del cristianismo y quien, con el nombre de “Aarón”, extendió su doctrina en más de 50 países. Lo que no dijo es que se trataba de un exmilitar, quien se encargaba de darle el tiro de gracia a los fusilados en los tiempos de la Revolución Mexicana.
En el altar destacaba un púlpito que tenía la forma de la Pirámide de Kukulcán de Chichén Itzá. Era un diseño a escala de color blanco, que no discrepaba con la decoración porque ésta no tenía lógica alguna.
“Nuestro hermano Naasón siempre nos ha dicho que hay que respetar a nuestras culturas ancestrales, en este caso a los mayas, por eso tenemos esa pirámide ahí, son muy importantes para nosotros”, explicó la joven.
De hecho, presumió que durante la Santa Cena, el evento religioso más importante de la Luz Mundo que se celebra en agosto, su coro viaja a Guadalajara para cantar en lengua maya.
De pronto la conversación fue interrumpida por un hombre. Pidió disculpas y con una mirada calló a la mujer. En la mano traía una hoja impresa con el comunicado de prensa oficial que las oficinas centrales de su iglesia está distribuyendo a quien busca información.
Las mujeres no volvieron a hablar más. Ese grupo religioso fundamentalista se caracteriza por el férreo control con tintes de misoginia sobre sus integrantes.
Parecía que el sujeto tenía prisa para que los desconocidos abandonaran el templo, pero sobre todo que no tomen fotografías del interior. Se disculpó una vez más y no quiso opinar de su líder acusado de violar adolescentes.
De prisa entregó el boletín de prensa en la que se recalcaba que “esperan que los infundados señalamientos en contra del hermano Naasón no degeneren en actos de discriminación e intolerancia religiosa en contra de los miembros de la iglesia”.
Afuera, las otras fieles seguían sentadas, silenciosas, como si protegieran el templo, alertas de que nadie le haga daño a su fe.