El rostro de la derrota en el Despacho del Gobernador
Huacho incluso le dio una palmada en la espalda a Edgar Ramírez, como si se estuviera apiadando de él. Conoce bien a los panistas, pero sobre todo, conoce la soberbia de los “vilistas”.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 12 de junio de 2024.- La imagen de Edgar Ramírez Pech, jefe del Despacho del Gobernador, caminando en el patio del Palacio de Gobierno con la cabeza hacia abajo y los hombros caídos, es la representación viva de la derrota abrumadora que padecieron quienes desconocían que el pueblo se cansó de su desprecio.
El hombre de todas las confianzas de Mauricio Vila Dosal, el que incluso tenía que realizar los trabajos incómodos de quien no solía atender a nadie, de quien no tenía tiempo para nadie, hoy tuvo otra dificultosa tarea: Darle la bienvenida a quien los derrotó arrolladoramente el pasado 2 de junio.
Los minutos que tardó Edgar caminando hacia las escaleras principales, rumbo al Despacho del Gobernador, fueron eternos, interminables, como si se tratara de una marcha fúnebre.
Joaquín Díaz Mena incluso le dio una palmada en la espalda, como si se estuviera apiadando de él. Huacho conoce bien a los panistas, pero sobre todo, conoce la soberbia de los “vilistas”.
Con este encuentro informal y teniendo a los periodistas como testigos, a Edgar le tocó cargar a cuestas la derrota. El hombre más duro dentro del sistema de gobierno, el que a veces pecaba de grosero y prepotente, hoy tuvo que bajar la cabeza.
El gobernador electo, el que tuvo el mayor número de votos en la historia política de Yucatán, caminó a lado de Edgar, cumpliendo los protocolos no escritos de las “visitas de cortesía”. Es probable que el evidente disgusto en cada uno de los pasos del panista hayan significado otras pequeñas victorias para el morenista.
Por el contrario, Huacho andaba de buen humor. Se dio tiempo para contestar a las preguntas de la prensa e incluso se quitó unos segundo los lentes oscuros para mostrarle a una periodista cómo se va recuperando su ojo luego del terrible accidente de hace unos días.
En sus declaraciones, el originario de San Felipe reiteró lo prometido en su campaña: El comandante Saidén es el único que tiene asegurado su puesto en el gabinete. Sabe bien que tendrá que callar las criticas que lo bombardearon durante tres meses, esas que afirman que con Morena, la delincuencia se apoderará de Yucatán.
La visita de cortesía también fue el pretexto perfecto para bromear sobre el poco tiempo que pasa el mandatario panista en Palacio de Gobierno, pues es un secreto a voces que prefiere despachar en una oficina del Norte de la ciudad, ahí en la zona en la que se mueven los “hombres de negocios” a los que les fue muy bien durante su administración.
De la reunión entre Huacho y Vila se sabe poco. No hubo fotografías oficiales ni se filtraron en las redes sociales. Sólo hay promesas de una tersa entrega-recepción.
Es probable que el elevado ego del gobernador en turno no le permite fotografiarse con aquel candidato que acusó a su gobierno de ser clasista y racista. El que durante toda la campaña le restregó que sólo gobierna para unos cuantos, para sus socios y amigos, olvidándose del pueblo.
O tal vez, quien sabe, no se quiso prestar a que su imagen se convierta en un nuevo meme en el que se le acuse de haber entregado el estado a Morena “a cambio de un embajada o un puesto en el gabinete de Sheinbaum”.
O quizás Vila no quiere una fotografía que refleje el rostro de la derrota de quien pensó que gobernar es lo mismo que administrar una franquicia de comida rápida.
Y bueno, aunque Edgar esté afligido, tiene el consuelo de tres años de sueldo como regidor de Mérida, puesto que le consiguió su jefe, el próximo senador de Yucatán, antes de irse.