Los mayas sufrieron esclavitud en las haciendas
En lugar de pedirles perdón, se debería tomar medidas en favor de los pueblos originarios para que tengan una verdadera autonomía política y territorial.
Por Herbeth Escalante
Publicado originalmente en El Heraldo de MéxicoImágenes cortesía de la Fototeca Pedro Guerra de la UADY
Mérida, Yucatán, 6 de mayo de 2019.- Luego de que el presidente Andrés Manuel López Obradoranunció que 2021 será el año de la reconciliación y que pedirá perdón a los mayas, yaquis y chinos agraviados en la época porfirista y revolucionaria, el historiador y académico de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) Manuel Martín Castillo recordó que muchos de esos indígenas eran usados como mano de obra esclava en las haciendas yucatecas.
Entre 1870 y 1914, durante el auge henequenero en Yucatán, los pobladores mayas vivían en condiciones de esclavitud, ya que no podían salir de las haciendas en donde laboraban debido a que estaban sometidos a mecanismos de deudas, además de que aquellos que protestaban eran golpeados y encarcelados en esos sitios.
“Pero todo inició con las leyes de desamortización de los liberales (en 1856), que no sólo afectó a los bienes eclesiásticos, sino también a las propiedades comunales. Eso pegó durísimo a las comunidades indígenas, a quienes les empezaron a quitar sus terrenos, los cuales fueron apoderados por los hacendados”, explicó el investigador.
Y no sólo se quedaron con sus tierras; al mismo tiempo los convirtieron en la fuerza de trabajo que tanto necesitaban, por la alta demanda de fibra de henequén en la industria agrícola de Estados Unidos.
Con el Porfiriato la situación se agudizó. Los hacendados crearon un mecanismo para retenerlos a través de préstamos; les daban dinero para casarse o para sus fiestas, el cual no terminaban de pagar y por lo tanto no se podían ir. Por si fuera poco, agregó, el salario que percibían sólo podían gastarlo en sus propias tiendas de raya.
“La idea era mantenerlos endeudados; de hecho, cuando los empresarios vendían sus haciendas lo hacían con todo y esos peones indígenas” agregó el historiador.
Los patrones también golpeaban a aquellos que protestaban, a quienes metían en celdas que estaban debajo de las casas principales de las haciendas.
La explotación a los mayas generó una gran riqueza en Yucatán, que tenía el monopolio del henequén a nivel mundial. Las ganancias permitieron construir el emblemático Paseo de Montejo y mansiones con estilo arquitectónico francés.
Pero no sólo los mayas eran sometidos en esas haciendas. También ahí llegaron los indígenas yaquis, que fueron reprimidos por el gobierno de Porfirio Díaz en el norte del país, quienes prácticamente fueron vendidos como esclavos. De igual manera, los migrantes chinos y coreanos, que buscaban oportunidades de trabajo, pasaron penurias en esos sitios.
Sobre la propuesta de pedir perdón a mayas, yaquis y otras etnias por los agravios sufridos en el pasado, Manuel Martíndeclaró que en lugar de eso debería tomar medidas en favor de los pueblos originarios.
Indicó que el perdón no sirve si no se generan cambios institucionales y económicos. Una respuesta concreta para los pueblos indígenas sería que el presidente transforme los Acuerdos de San Andrés en una iniciativa de ley. “Lo que se necesita es que ellos decidan sobre su propio futuro, no sólo reconocer sus derechos culturales, sino que tengan una verdadera autonomía política y territorial”, sentenció.
Imágenes cortesía de la Fototeca Pedro Guerra de la UADY