Con rayos cósmicos, conocerán las “entrañas” de Kukulcán
A través de esta técnica, buscan conocer la existencia de alguna cámara oculta en la segunda subestructura, por debajo del edificio prehispánico.
Por Redacción
Mérida, Yucatán, 20 de febrero de 2024.-Con la participación de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de diferentes instituciones internacionales, se realizará una “radiografía” a la pirámide de El Castillo de Kukulcán en la zona arqueológica de Chichén Itzá, con el objetivo de conocer si existe alguna cámara oculta en la segunda subestructura, por debajo de dicho edificio prehispánico
En este proyecto internacional, denominado NAUM -siglas en inglés de Muografía para usos Arqueológicos No Invasiva-, se utilizará la misma técnica que la empleada con los mismos fines en la pirámide de Giza, en Egipto, hace poco más de medio siglo, y en la pirámide del Sol, en Teotihuacan.
La meta, explicaron el investigador y exdirector del Instituto de Física, Arturo Menchaca Rocha, y el profesor e investigador de la Universidad Estatal de Chicago (CSU), Estados Unidos, Edmundo García Solís, es obtener la imagen de las “entrañas” de El Castillo,con la ayuda de detectores de rayos cósmicos, y comprobar la existencia de alguna cámara oculta en la segunda subestructura, por debajo del emblemático edificio.
Los científicos explicaron que luego de registrar las dos cámaras ya conocidas de la subestructura uno, denominadas del Jaguar y de Chac Mool, se procederá a explorar el resto de lo que hay debajo de la pirámide de 30 metros de altura.
“Si conseguimos lo primero, quiere decir que el detector funciona y podemos seguir adelante”, abundaron.
Para poder tener la radiografía, se “bombardeará” la pirámide con muones, que son partículas penetrantes que constituyen la radiación de origen cósmico, cargada eléctricamente, y más abundante, que incide sobre la superficie terrestre. Los muones, que llegan del cielo por colisiones en la atmósfera, se pueden detectar y contar en cierta área, por unidad de tiempo y de energía.
“Si se realiza un conteo en alguna pirámide y se encuentra una irregularidad, es porque hay un cambio de densidad en la estructura de la construcción, o sea, más o menos materia, una cámara o un hueco por ejemplo. En este caso habrá mayor probabilidad de que estas partículas la atraviesen. En eso consiste la técnica”, sostuvieron.
El detector, detalló el catedrático Edmundo García, contiene plástico centellador que produce una señal de luz cada vez que lo atraviesa un muon. Esa señal electrónica se digitaliza y se convierte en “números” que se guardan en una computadora y se mandan por internet a las universidades participantes para su análisis.
La investigación cuenta con la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el financiamiento de la UNAM, así como de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. También colaboran las universidades Dominican y de Virginia, además del Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab), todos ubicados en el vecino país del norte. También se cuenta con el apoyo de arqueólogos del proyecto Chichén Itzá que dirige José Osorio León.
El equipo de investigación ha visitado en cuatro ocasiones Chichen Itzá y escaneó con láser la pirámide para conocer sus dimensiones y obtener su imagen exacta; midió la densidad de sus materiales; probó el tamaño del detector (un metro por 80 centímetros, y un metro de alto) en los túneles con ayuda de una maqueta; reemplazó la instalación eléctrica; verificó internet y envío de datos, además de medir las condiciones ambientales, pues la humedad es de 100 % y la temperatura constante de 26 grados centígrados.
“Planeamos poner dos detectores, uno en cada túnel sería lo ideal, aunque es necesario apuntalar uno de ellos, que colapsó cuando fue excavado en el pasado por los arqueólogos”, precisó García Solís.
La UNAM está a cargo de la estructura mecánica y soporte del detector, que estará inclinado y rotará hacia arriba, como si fuera un telescopio que se orienta en diferentes direcciones.
Antes de colocarlo en Chichen Itzá, el detector (que se construye en Chicago) se probará en las instalaciones del Instituto de Física, donde se planea tomar datos para “ver” con ayuda de los muones al acelerador de partículas de 5.5 MeV (megaelectron volt) que posee la dependencia a través del concreto de su edificio. Después se llevará al sitio arqueológico maya y, a partir de que comience a funcionar, la “radiografía” de El Castillo tardará seis meses en completarse. (Gaceta UNAM)